LOS CAMINANTES. crónicas desde
la ventana.
De pronto eran veinte,
juntando sus pocas cosas para regresar al pueblo, se habían pasado la voz, se
encontraron en la noche en el parque
-nos vamos – dijo un hombre y comenzaron a caminar.
Por teléfono se comunicaron
con otros paisanos para despedirse, algunos se sumaron ese mismo día, las
autoridades se dieron cuenta cuando eran cien o más caminando por la carretera
central rumbo a la sierra. Con mochilas, o una bolsa de yute, otros con los
niños de la mano.
Los quisieron detener, pero ya
no era posible, seguían sumándose. Solo pedían los dejen salir, le
pongan ómnibuses como habían puesto avión para los que la peste los pesco fuera
del país. Obligaron a los ministros a improvisar para que no lleven el contagio
a su destino, los alojaron en un estadio, mientras seguían llegando, debían
verificar si estaban infectados, tenerlos en cuarentena, coordinar con los
pueblos a donde pretendían llegar para que no los sorprendan.
Por el sur se congregó otra
multitud caminando, también de regreso algunos tenían pocos días en la
ciudad, por citas médicas en el seguro, otros por trabajo, otros tenían años y
se habían quedado sin trabajo ni posibilidades de encontrarlo. Eran al día treinta y tres, varios grupos huían de la capital, gente pobre, con familia en sus
lugares de origen, todos querían regresar, hartos de la ciudad, al fin de
tantos años cada vez que regresaban por la fiesta del pueblo, en vacaciones o
cuando tenían apenas unos días libres habían visto que las ciudades habían
progresado, sus familiares, amigos que se habían quedado les iba bastante bien
al menos mejor que a ellos.
Era un fenómeno social que no
se daba en otro país, era demasiado pronto para saber cómo se originó, las
razones o cualquier estudio que pretendiera explicarlo, lo cierto era que cada se tenia más grupos de caminantes al sur, al centro, al norte habían comenzado la
peregrinación. Los que querían regresar a la selva se aglomeraban cerca al
aeropuerto, llevaban varios días, sin resultado, no salían aviones, la gente se
comenzaba a impacientar, la policía la contenía sin mayor entusiasmo tampoco
querían contagiarse.
Se tejían cuentos, extraños
relatos entre los caminantes que dormían en parques, al lado de los caminos,
carreteras, la mujer con mandil blanco muy sucio que había desaparecido en la
noche, la vieron por última vez como a las
siete de la noche, y no la contaban en el grupo al recuento del amanecer, comentaban
que escapó , que era una recicladora, una loca, otros que solo vendía golosinas, había estado una semana entre ellos ,no tenia
familiares ni conocidos, alguien la recordaba del barrio sin certeza, allí
comenzaron, los comentarios, que la muerte la había recogido, que era un
fantasma pues nadie la recordaba de día solo al atardecer , que era la propia
muerte recogiendo a los próximos a partir, se estableció entonces pasar lista
dos veces al día , para que no se infiltraran o desaparecieran, a más de uno le
habían robado.
Las historias iban y se
repetían de un grupo a otro grupo por más distantes, el niño que había nacido
con un diente que era la señal de malos tiempos, peor aún se contaba que la
señora que estaba por dar a luz cuando llego la camioneta de la policía para
llevarla, pero dio a luz antes que partiera, nació una niña con los ojos
abiertos y les dijo con voz de hombre que el fin se acercaba ,se las llevaron,no se supo mas de la mamá y su hija, también estaba el video la niña que dijo que una voz le hablo y debía
anunciar que el día 22 no se saliera, que una nube blanca bajaría llevando a los que no
estuvieran en su casa.
También se supo de gente que, caía enferma y se ponían grave repentinamente , una misteriosa señora se acercaba estaba con
ellos algunos minutos, oraba, decían unos, rezaba otros ,sanaban, siempre era de
noche, es la virgen, dice que recen el rosario, otros decían que era un ángel,
cuando se preguntaba quien lo había visto nadie decía yo, todos que le habían
contado, la gente llegaba al campamento, otros decidían dar marcha atrás . Los grupos de oración se multiplicaban, en los diferentes campamentos. , contaban que estaban los pistacos para llevarse a los más gordos para sacarles la grasa,
en otros sitios que una ambulancia se habían llevado un cadáver al que robaron los ojos.
El ministerio mando a médicos
para ver a los enfermos en particular a los mayores, hasta que un anciano dijo
que el doctor que lo examinó tenía los ojos rojos, manos con pelos hablaba
ronco, feo en un idioma que no entendía que era el diablo, no dejaron entrar
médicos sino se identificaba mostrando las credenciales además desde que
ingresaba era acompañado de dos hombres,cuando se les preguntaba por el anciano,
nadie lo identificaba ni se sabía su ubicación.Se dijo del avistamiento de inmensos ovnis en la playas y cerca a los volcanes, lo único cierto y comprobable fue un meteorito visible en las diáfanas noches descontaminadas.
Se habló que las autoridades
sabían que pronto una de esas noches iba a ver un gran terremoto que estaba en
internet, pero no lo informaban, que el último avión o bus que salió con la
gente no llegó nunca a su destino.
El miedo se había instalado,
no había cómo parar las leyendas, historias todas sin corroborar, de los
caminantes nadie decía como habían llegado ni quien los había convocado, no
explicaban porque tomaron la decisión de partir, algún día se estudiaría como se inicio el retorno de los caminantes de la ciudad al campo.
Alguien dijo que la curva por fin
comenzaba a bajar, por fin una buena noticia, la gente se alegró.