miércoles, 15 de abril de 2020

EL REYNO DE SIEMPRE.






 es imposible, dijo el orgullo.
es riesgoso señaló la experiencia
no tiene sentido declaró la razón.

intentalo... susurro el corazon
tomado del blog de Marcela Paz.
la ruta de la iluminación.

dedicado a las mamas que con su sabiduria natural
nos curan.


Siempre es un lugar, que existió siempre, hoy no sabe  si seguirá existiendo, una plaga ha llegado de allende los mares, el mal hace que los habitantes envejezcan muy rápido en semanas y mueran viejitos.

 Gobierna Leoncio Leónidas León III, y no sabe cómo enfrentar tan tremendo mal que está terminando con la mano de obra de los campos de cultivo, de los molinos, los más viejos murieron más rápido , no fue tomado muy en cuenta porque ya no producían tanto,  su proceso de envejecimiento no fue muy visible, de pronto el reino se fue quedando sin viejos.

Cuando el mal comenzó en hombres y mujeres adultos, que en unos días encanecían, la piel se le secaba  se les caían los dientes , las espaldas se encorvaban  en semanas estaban tan delgados que se le podían contar los huesos y de pronto muy quedamente morían.

Los médicos, provistos de la máscara picuda y su ayudante sahumador ahuyentando los malos aires  trataban de curar con pócimas de rejuvenecimiento, potingues de grasas y sebos de animales con esencias y tinturas de su secreto conocimiento ,todo resultaba  insuficiente la población seguía envejeciendo demasiado rápido y los campos despoblándose.

Los condes y marqueses se encerraron en sus inmensas fincas de verano con sus fieles vasallos y las despensas bien aprovisionadas, para no tener contacto con los pobres que enfermaban y se pasaban la enfermedad entre pobres, dictaminaron los sabios. Mas, cuando se enfermó el rico dueño de un molino y el de una hacienda de crianza de vacas y cerdos. Vieron que dicho mal no respetaba mejores fortunas, descubrieron que ambos dueños habían estado cerca con sus jornaleros.

Las miasmas y homúnculos eran los culpables, un sabio había postulado que los sudores de amores clandestinos ,  que caian en el suelo de los campos los bosques se convertían en piojos que al chupar la sangre de la gente los infectaba, la inquisición lo tenía en la mira por malos pensamientos.

El rey convoco a los sabios más connotados, para dar fin a la peste, hubo  propuestas varias, la primera encerrar a todos para que no se siga extendiendo, ¡¿Quién trabajaría? ¿Cómo se pagarían los impuestos al rey para que siga reinando?  La jojoba , grasa refinada de jabalí con eucalipto, agua a la luz de luna llena, veneno de araña en glóbulos, ajo como se combatió a los vampiros, empapar el pañuelo con pachuli al salir a las calles, otros trucos en otros reinos usan el cáñamo en pipas dijo un sabio distraido y así se iban probando remedios.

La población se iba diezmando, los niños eran los que quedaban libres pero todo adulto quedaba expuesto.

Hasta que un día el rey salió a ver de incognito que estaba pasando, vio a unos niños jugando sin zapatos en el barro, y se quedó viendo lo que hacían, ordeno a sus soldados siguieran y vieran que hacían los niños para no enfermar. Después de una semana donde los sabios seguían encerrados, muchos habían venido de sus torres llenas de libros, otros de sus laboratorios secretos, ninguno tenía mucho tiempo para salir a la calle

 -no tienen calle- le dijo al rey una cortesana de gran hermosura y mucha calle.

Los niños juegan mucho, duermen mucho y chupan el néctar de unas flores silvestres algunas rojas otras naranjas. Ordeno el rey proclamar a los cuatro vientos con trompetas que todos habitantes del reino se pusieran a jugar, dormir más y chupar jugos de las flores. Algo menguo la epidemia, que noticias llegaron de otros reinos lejanos se seguía propagando.

 Otro día en su caminar disfrazado entro al bosque, encontró a una vieja sabia en conocimientos de hierbas a la que los santos varones de iglesias y capillas le decían bruja y los sabios oficiales convocados en reunión permanente no la aceptaban porque era mujer, vieja y pobre. Aunque la mujer sabía más por vieja que por diabla lo reconoció por las manos bien cuidadas y sus palabras que pretendían ocultar su regia   autoridad escondida en trajes de faena sin lograrlo.

Se puso a conversar con ella que más vieja no podía ser, y no podía envejecer ni con enfermedad plaga, epidemia pues los años se habían acumulado en sus arrugas, conocimiento, sapiencia y cariño como armadura de todo mal y dispuesta compartirlo con el que así lo quisiera, coincidió que la gente ya no jugaba ni se   distraía, solo trabaja y trabaja, no dormía lo suficiente, todo para que el rey pudiera cobrar sus impuestos. le dijo 
– ponte estos cristales mágicos en la boca te mantendrán alejado de todo mal-

¿Dónde encontrare estos cristales ‘? Para poder repartirlos entre la gente y que no envejezcan tan rápido pregunto el rey desenmascarando su corona.

La mujer sonrió y le dijo –se quién eres Leoncio-

 Soy tu hermana mayor, nuestro padre no podía tener una primogénita, mamá me regalo a las mujeres sabias del bosque, ellas me criaron y educaron.  –no te preocupes nunca reclame nada, menos ahora- ¿para que ya? Se preguntó la mujer. Sobre los cristales mágicos, te diré que están en el salario escaso, si ordenas que los aumenten la gente no enfermara.

¿Cómo se llaman los cristales? insistió el rey.

– no hay mayor secreto –  son grano de sal común, lo pones en la boca unos minutos haces una gárgara y la gente, volverá a reír, a jugar, a descansar.
En tus manos está la curación, dijo la mujer regresando lentamente al interior del bosque.


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