sábado, 10 de octubre de 2020

mis guardias nocturnas.

 GUARDIAS NOCTURNAS



Ha pasado muchos meses que no voy a trabajar al hospital, primero fue por descansos médicos por un problema oncológico, cuando tenía planeado regresar en junio, ya estaba la pandemia, y a los mayores de 65 y enfermedades consideraron protegerlos y que no vayan a trabajar.

Para septiembre dijeron, podrán regresar, ya tenía más de un año en casa, después nos han dicho diciembre. Y el gobierno tenía dispuesto, por ser grupo de riesgo, no salgamos. Se habla de una segunda ola de contagios, ¿podremos regresar?

En estos días me abrumo la melancolia , en especial por las guardias nocturnas, entrar a las 20.00 horas y salir al día siguiente a las 8.00 ,me gustaba trabajar de noche, llegar firmar asistencia llegar a MI farmacia , con el técnico o técnica revisar los stock , preparar los medicamentos de mayor salida en en el mostrador o cerca para no caminar tanto , en la farmacia de adultos los espacios son amplios, paracetamol ibuprofeno  diclofenaco, los sueros , y otros, verificar narcóticos, de pronto se acercaba las 10 de la noche, dependiendo el técnico o la técnica ponían la radio o no  movían el

, cuando regresaba el técnico, había estado atendiendo solo días con suerte poca gente otros con aglomeraciones, pero allí al pie del mostrador. dial.

Comenzaba el horario de ir cenar, primero iba el técnico, luego yo, en  los últimos tiempos como el comedor estaba lejos, comencé a llevar algo de casa, mi café, galletitas cream cracker, coca cola, existe un espacio en la farmacia para tomar el refrigerio.Comía  lo que traía  de casa y mi café, solo en el ambiente de refrigerios,  hoy cierro los ojos y me veo allí  con la puerta junta, uniformado, comiendo despacio no recuerdo en qué pensaría, salía y con el técnico o técnica ya nos daba las 12 de la noche, ordenábamos las recetas atendidas, se digitaban atendíamos un rato juntos conversábamos dependiendo el técnico o técnica, los hay conversadores y los callados, a esa hora solía bajar la afluencia y nos permitía alternar un descanso prefería descansar yo primero, mientras mi compañero o compañera daba una pestañada, que se interrumpía a veces por la atención de narcóticos o llamadas de los pisos por alguna consulta por algún fármaco u otro problema. A las 3, 3 y 15 me hacía cargo hasta las 6 que la técnica dejaba su descanso, aunque siempre se le podía llamar por alguna emergencia como llevar algún medicamento a piso u otro inconveniente que apareciera.

A las seis de la mañana comenzábamos a devolver los medicamentos a sus sitios ordenar y contar recetas, ingresaba temprano la digitadora a terminarla y sacar los consumos y stock para verificar estén bien.

Varios de los técnicos con los que hacia guardia ya cesaron, un colega ceso en plena pandemia, otros por límite de edad se retiraron, otros prefirieron dejar de hacer guardias.

Me gustaba estar solo a partir las tres de la mañana sino había pacientes leía algo, sentado en el mostrador, algunas veces se escuchaban ruidos como que movían medicamentos o pasos, nunca supe que fueron, pero algo de miedo daban. Entraba el personal de limpieza en la madrugada, la gran sala de espera por lo general casi vacía, había un personaje pintoresco, paciente que llegaba todas las noches cerca de las 12 y con su frazada se ponía a dormir en las sillas.

Atendíamos a los pacientes ambulatorios por un sector y a los técnicos y enfermeras por otro lado, el sector de atención interna se congestionaba un poco antes de las doce para la medicación nocturna y luego disminuya. Igual los atendíamos con algunos trabajamos muchos años, nos tocó feriados, domingos sábados, y conversábamos un poco.

Cuando hacia las guardias en pediatría, la afluencia era menor que en la otra farmacia pero la rutina era igual, lo que me gustaba de esa farmacia es que el mostrador de atención daba al aire libre y de frente al este , y me encantaba ver como comenzaba a clarear, cerca había unos árboles sembrados  , pero en un patio del sótano de rehabilitación , de forma  tal que la  arboleda alta estaba relativamente más cerca de la farmacia y los pajaritos que cantan a las primeras luces apenas perceptible, comenzaba el día, en esa farmacia veía cada amanecer, cuando estaba claro  decenas o cientos de gaviotas que venían de las playas iban hacia el nor oeste, huaycoloro,  regresaban por las tardes cuando comenzaba a oscurecer, a veces las veía cuando me tocaba turno tarde o desde mi departamento.

Me encantaba las noches de luna, por que abría la puerta salía al patio y veía el transito lunar nocturno que me provocaba ciertas emociones extrañas, solo en un patio en un hospital en la madrugada viendo la luna.

Hoy alejados meses de hospital y las guardias, siento nostalgia, nunca pensé que era viejo, o no podía hacer cosas como cargar cajas de suero, a los 63 me retiré de los campeonatos de fulbito entendiendo que era dar mucha ventaja un jugador veterano en un sitio tan importante, no porque me sintiera mal o tapara menos, igual seguí jugando, pero ya no campeonatos, hay una edad que uno debe saber que puede comenzar a ser una carga, más que un apoyo.

 Hoy con la pandemia tanto tiempo fuera de las guardias de emergencia, con ganas de volver a trabajar, la nostalgia me invade, sé que han contratado gente joven –ley de la vida- otros colegas se han retirado, y cuando vuelva si vuelvo, me pregunto ¿será distinto seguiré haciendo guardias?

 ¿ Que pasara? Cada noche desde mi dormitorio veo iluminado el hospital a unas 15 cuadras, y recuerdo las noches caminando solo por sus pasillos oscuros, o cambiándome de ropa en el vestuario ¿es que ya seré un fantasma?


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