miércoles, 28 de marzo de 2018

miercoles de tortugas




TORTUGAS




Porque el tiempo de los hombres
es tan corto .

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos,
Charles Dickens.




Resultado de imagen para tortugas




Las tardes de verano
y el bostezo de las tortugas
hacen de las siestas una eternidad.





Son las tortugas
que al sol de medio día
olvidan sus recuerdos.


Un recuerdo es alcanzado
por unas tortugas
que flotan en el aire .




el reloj camina lento
en las tardes
de las tortugas sabias .



Regresan las tortugas
lentamente a la playa
de la infancia eterna .



La memoria de la tortuga
es dura como su caparazón
y tierna como su mirada .



Las tortugas han de pensar mucho,
antes de dar un paso en falso.






Del pasado retornan lentas
como las tortugas,
imágenes felices
que se perdieron
en las sombras de los tiempos







El fin del verano hace
que las tortugas desaparezcan
como los recuerdos no vividos
de las esperanzas del quizás.


Un buen día
abandono su viejo caparazón
y voló  al cielo de las tortugas.





La joven tortuga
se detuvo en el medio del mar ,
un instante dudo , ¿iba  o regresaba?








Un largo pasado
la hizo buscar
la antigua playa del inicio.



Un caparazón antiguo
está lleno de cicatrices ,
recuerdos y sabiduría.



No he de esperarte toda la vida,
dijo la tortuga y
siguió su  pausado camino
rumbo al invierno.






El patriarca de las tortugas
se fue desvaneciendo
cansado  de las horas de soledad.




Chejo escritos en el 2012.



pd ; En recuerdo de nuestro amigo EDUARDO SALINAS CASUZO que ayer murio. 











miércoles, 21 de marzo de 2018

emergencia de miercoles

RENUNCIA DE MIÉRCOLES

Dos  miércoles antes de semana santa, vio que todo estaba consumado, y que era inútil el camino al Gólgota el calvario , que tenía muchos Judas y pocos Pedros. tomó sus maletas, y pensó el fax ya no existe, sera mejor renunciar por twitter o por facebook? ensayo un pasesito de baile y llamo al chofer.Imagen relacionada


CHEJO 21 DE MARZO , COMIENZO DEL OTOÑO.

Durmiendo con el enemigo.

MIRIAM

Imagen relacionada




Cuando el partido, me llevo solo tenía quince años. Entraron de noche al pueblo y nos reunieron en la comisaria que habían volado nos hicieron gritar viva presidente Gonzalo, viva guerra popular.  El  que era  mando, me miro y me jalo, mi mama se puso a llorar, tres chicuchas más  se llevaron, caminamos toda la noche y dos días por el monte.

 Vivimos en el monte muchos meses, sembrábamos coca y yuca y nos cuidaba la camarada Norka, era una mujer mala nos pegaba duro nos enseñaron a disparar el fusil la pistola, a tirar dinamita sin miedo. Por las tardes leíamos pensamiento  Gonzalo y guerra popular, nos hacían marchar y cantar .Así pasaba nuestra vida, más de un año ha pasado. Y el mando, camarada Kike viene solo de vez en cuando, de noche.  Solo nos mira y  nos da discurso de guerra popular. A los chicos ya los han llevado a combatir a los cachacos .yo me quedo con la camarada Norka cocinando  y viendo la chacrita. Extraño mucho a mi mamá y a mis hermanitos a mi papá no tanto porque era borracho a veces quiero escapar pero del monte no se puede salir.

Un Domingo me llevaron a un pueblito cerca de Vinchos  allí está mi casa,  entramos con ejército popular y gente asustada salió pidiendo no los mataran pero mando ordeno que gobernador y su mujer sean matados, ese día me dio pistola y me dijo mata este perro, yo temblaba y lloraba.

.- dispara carajo-  me grito  y me tiro cachetada.
-no disparas, te mato-  me dijo despacito  sus ojos estaban rojos.

Lo habían arrodillado y metido culatazo y salía sangre de su cara, lloraba,
-suplicaba- no me mates mamita.

Dispare nomas y se cayó el señor, en la nuca y no mires su cara me había enseñado la camarada Edith, yo la admiraba era joven bonita su pelo largo tenia, venía a veces y se reía con nosotros pero me dijo - tu eres comando de aniquilamiento  muchacha, el camarada Gonzalo te ha escogido-, nos contaba que había ido a la universidad en Huamanga yo quería ser como ella mando, hablaba bonito y los hombres la respetaban  decían era famosa.

Después varias veces mate cachaquitos pena me daba pero después me daban trago y me olvidaba pero tenía pesadillas .diosito me castigaba.
El campamento era feo. Llovía mucho, y hacía calor, la comida era solo yuca y café   a veces traían pájaros que cazaban o   cuyes. Escuchábamos radio,  y cantos y repetir gritos y  escuchar discurso de guerra popular camarada  Kike vino borracho una noche con otros compañeros me hicieron tomar con ellos y después me llevo a su choza y me violo iba a cumplir  diez y seis  años. ,  toda la semana llore asustada, de allí  nomas me convertí en su mujer, cuando iba a llegar, un día antes me avisaban y tenía que , bañarme ,cortarme las uñas, peinarme ,ponerme bonita pues, y esa noche iba a su choza,  después me acostumbre y me gusto ,me trataban mejor.
Un día me llevaron a Huamanga, a un cuarto , allí llegaba camarada Kike algunas noches , me dieron la orden que fuera a la universidad a la facultad de farmacia y escuchara clases, me mezclara con los estudiantes y copiara lo que hacían, dos camaradas me enseñaron a arreglarme ,vestirme a caminar usar zapatillas tacos ponerme bluyín,  nos hicimos amigas y vivía con ellas así pasaba el tiempo, pero no iba a marchas ni a reuniones, ni nada de política.

Una noche camarada Kike me ordeno ir a los sitios donde almorzaban comían los cachacos, y que marcara a un capitán. Capitán Pepe. Para esto tanto estar con el Kike, me había desarrollado cuerpo, ya no tenía cuerpo de chiquilla sino de mujer, caderona tetona.  Los cachacos  me miraban me decían cosas  cochinadas.

Pasaron los meses ,  más de un año creo ,ya había cumplido diez y siete , una mañana  una camarada me presento a un periodista –vas a ser su colega y compañera- me dijo.   Lo acompañaba, tomaba fotos, mandaba cartas  hablaba por radio, yo lo ayudaba me trataba bien era callado el  Andrés, buena gente era, me trataba bien, nunca se aventó conmigo, caballerito era pues, aunque camaradas decían –chimbombo limeño – y se reían.

Hasta que nos llegó la orden  un día al almuerzo, siempre nos daban órdenes una o dos horas antes.  Camarada Kike  llego con mando  político militar así decían ,yo no sabía bien que era ,pero todos obedecían callados, hablaba como limeño, era guapo alto delgado, medio rubio  pelucón ,hipy le decían .barba  y ojos bonitos con pestañotas  ,lindo era ,  jota le decían así nomás  lo conocían .

-a las cuatro sale convoy de ejercito – nos dijo a Andrés  y a mi , en la mesa sitio del menú, Uds., solo van detrás en colectivo que dice  “quita que te tumbo” , Chevrolet blanco se suben a las tres  , tu tomas fotos de lo que pase ,le dijo a Andrés y la cuidas, me llevo a la puerta del baño , y me dijo – tu chamba es solamente asegurar a capitán Pepe,  y se fue.

Eso quería decir que debía meterle balazo, rematarlo. Me asuste y me dio nauseas, iba a haber emboscada y enfrentamiento, siempre hay muertos.

Las del comando  llegábamos después de civil  y rematábamos heridos y bala a muerto por si acaso, no llevábamos nunca arma, no sé cómo  siempre alguien se acercaba y me ponía automática en la mano . Después alguien se acercaba y nos quitaba el arma, era todo .alguien nos regresaba al pueblo, nunca sabíamos quién era ni mirábamos su cara ni hablábamos, mientras menos supiéramos mejor. Nos dejaban en un cuarto varios días otras desaparecían.

Íbamos en carro viejo  detrás de jeep de cachacos asustados, unos chicos de la universidad también estaban  teníamos que llegar a Ayacucho de día , como a las cinco comenzó ataque, chofer paro  carro en seco y quiso voltear para regresar y se metió a zanja, los chicos salieron corriendo , mucha bala y dinamita, todos gritaban ,con Andrés y chofer nos tiramos al costado de carretera, justo con capitán Pepe y dos cachaquitos, nos mirábamos , yo asustada ,acá me matan pensé, todo pasaba muy rápido, dinamitazos ,gritos de heridos, metralleta.

Por ratos silencio y otra vez, y el cielo se estaba oscureciendo, venia la noche, y yo con el capitán que tenía que matar, en un momento rodamos juntos x zanjón de lluvias, y nos quedamos solos.

Estábamos muy juntos, pegaditos, sudados de miedo, me decía no hagas bulla o nos matan, no sabía que yo era su enemiga.  No era feo, pelo rapado, musculoso, no muy alto. Respiraba rápido con pistola en mano la otra, con el otro brazo me abrazaba.

Los camaradas estaban cerca buscándolo. Los escuchaba, -perro maldito, conchatumadre, te vamos a matar. , otra balacera y bala lo roza a capitán y por poco me da, sentí silbido cerca de mi cabeza,  yo  lo mordí para no gritar, me tenía bien abrazada, mis pechos contra el suyo.

No sé bien que paso allí, me moví como para indicar donde estábamos  las hojas secas  sonaron y compañeros estaban a unos metros. El capitán rastrillo y mi corazón se aceleró. , nos disparan a los dos pensé,  mejor me quedo quieta o ¿quería proteger al capitán?, me cayó bien, su dentadura perfecta, nada de chacchadores de coca,  me quede quietecita y mis pechos subían y bajaban y a pesar que estábamos a a un paso de morir, me calentó, y él se dio cuenta y sentí como entre sus piernas un bulto  crecía,  puse una pierna por encima de las suyas abriéndome sin mover una hojita seca, hasta hoy no sé  por qué.
Nos pasaron casi por encima. Cerré  los ojos esperando nos balearan, no nos vieron, ya estaba oscuro.

Sentí  su mano con la pistola en mi cadera   .nos besamos desesperadamente, con furia, olía a sudor, a macho, a miedo me gusto, yo también estaba sudada y mojada. No sé cómo pero estábamos haciendo el amor en silencio a lo bruto, como animales como me quede  sin pantalón  no lo sé, fue intensísimo, lo mordí para no gritar y sentí sabor de la sangre de su herida.

Nos dormimos hasta cerca del amanecer, nos despertó el frio. Nos vestimos callados nomas y seguimos en silencio había tenido relaciones con un extraño, con el enemigo , y me sentía tranquila me volví a dormir. La niebla y las gotas que caían de los arboles nos dio más frio y seguimos abrazados  hasta q se hizo el día.

Salimos despacito, pero ya no había nadie, olía a pólvora a jebe quemado y el silencio y las palomas cantando, llegamos a la carretera,  la niebla apenas dejaba ver  los carros incendiados más allá los soldados reagrupados en un camión quemado nos acercamos . Llego un convoy desde Ayacucho, nos dieron frazadas, y café.
Me di cuenta que no había hablado nada con el capitán Carlos que estaba lejos conversando con otros oficiales  no miramos  y subió en un jeep y a mí me subieron en un porta tropas rumbo a Ayacucho , nunca más lo vi.

Hoy vivo en Ica, mi hijo  Carlos tiene ocho años  se parece a su padre.  






martes, 13 de marzo de 2018

relatos de miercoles.



Resultado de imagen para gregory house


El  hombre que no sonreía

El medico era alto  de contextura delgada se percibía en él a una persona metódica , de costumbres frugales y regulares ,el mismo reloj pulsera  el mismo modelo de zapatos bien lustrados ,mantenía el corte de pelo siempre del mismo largo  como si nunca fuera a la peluquería o fuera cada 4 sábados  siempre a la misma hora . A cualquier hora del día o de la noche su afeitada parecía reciente, había envejecido lentamente casi de forma desapercibida, algunas canas  aparecían como si las administrara un burócrata  del hospital, vestía los mismos discretos colores los mismos modelos  atemporales, a lo mas unas sandalias en verano, nunca lo vimos correr, ni sudar ni gritar. No  sonreía.

Un hombre viejo y sus papeles.

Fue un verano de calor inclemente , el viejo encorvado ,mal afeitado  caminaba trastabillando agarrado de las rejas del parque era medio día, estaba solo, el trafico seguía su  ritmo lento , la gente en los buses transpiraba , el hombre los vio , el calor lo agobiaba apenas si respiraba, entro al parque y busco una banca con sombra, a duras penas llego  se sentó con alivio , los pies le dolían  su viejo cartapacio con papeles del seguro ,del banco, recibos de luz , una lista de teléfonos escrita a mano  en un papel amarillento, una estampa de la Virgen del Carmen  se le cayó al césped , recordó su infancia  en los jardines del parque 
Se levantó dio la vuelta a la banca .sin pensarlo  fue al césped y se recostó  . Se quedó dormido, soñó que era niño y  jugaba con sus hermanos en un parque  . llego la noche y el viejo  no  despertó  tendido tan largo era con los brazos como almohada y al costado, el cartapacio , al día siguiente los empleados de limpieza encontraron su cadáver, el trafico comenzaba a incrementarse y los noticieros se ocupaban de las lluvias en el interior del país. Tenia una cita para las 10 de la mañana.


Era su trabajo

Tenía trabajando treinta años en el hospital, cada cierto tiempo lo mandaban a trasladar a pacientes fallecidos al mortuorio, era su trabajo.
Al principio le molestaba, sentía temor, los compañeros se burlaban de él, con el tiempo dejo de involucrarse y fue una rutina más, dentro de todas,  llevaba su camilla el cadáver envuelto con la sábana blanca, un sudario.
 La enfermera le decía cuál era el nombre, le daba unos papeles. lo ayudaban a ponerlo  en la camilla y salía  despacio  , rumbo al mortuorio  , por los pasadizos largos  del sótano,  a veces iba  solo empujando la camilla  por las noches solitarias silenciosas ,le daba un poco de temor, y se ponía a silbar,  más de un vez un muerto se había movido  .
Siempre serio, había aprendido que no debía reír ni sonreír por respeto, decía, su rostro se fue haciendo una máscara, sin expresión como la de un muerto. Su apelativo era el muerto y así llego  al tiempo de su retiro, se fue discretamente, era su trabajo.

Un enfermero

Un enfermero de unos 45 años, había pasado gran parte de su  vida laboral en el hospital al lado de médicos  y colegas la mayoría mujeres, con el tiempo uno tiende a mimetizarse con los seres con que interactúa. A  M le paso eso, sin querer comenzó a copiar los gestos, las caminada de los jefes de departamento médicos mayores, esos que pasan muy circunspectos serios, como resolviendo el tratamiento de algún paciente, medio entre distraídos y sobrados que con las justas hacen una mueca a manera de saludo,  como manteniendo una distancia, entendible para no estrechar mayores  vínculos con los pacientes o demás trabajadores, para mantener la autoridad del hombre  que te va a curar, a salvar tu vida. Pero en  M la caminada de cirujano , el saludo de internista, los ademanes de cirujano . habían hecho de él   un personaje que no inspiraba el respeto ni de los pacientes ni sus compañeros siendo objeto de sonrisas. Pero impasible seguía con su vida, le gustaba cuando le decían doctor, un día  un colega nos contó que lo había visto en un congreso médico en una provincia vestido de guayabera blanca escuchando atentamente una ponencia,  que podíamos hacer , así era feliz.


Wayne

Lo descubrí una noche que estaba de guardia.  Mediados de enero, en el viejo hospital, caluroso, húmedo, así es Lima. Tuve que bajar al sótano por unos frascos de paracetamol. Prendí las luces de las escaleras y salió volando un murciélago, siempre te causan un poco de miedo. Salió de un ducto en la pared, silencioso paso cerca de mí que abría la puerta del depósito de medicamentos, la luz y el ruido lo asustarían, y se elevó al segundo piso y a la intemperie. 
Cuando le conté a la técnica de farmacia que trabaja conmigo, no me creyó, también es cierto que  paro contando cosas que no pasan.
A los días nos tocó de nuevo trabajar de noche, y tuve que bajar a recoger una caja. A veces el personal de la tarde no deja abastecida la farmacia para la noche, recordé al murciélago y le digo a la señora que me acompañe más que por el temor, para que constate la existencia del animalito   pues no me habían creído.
Mientras descendíamos las escaleras el  bicho salió, nuevamente de las oscuridades y se elevó para perderse en el cielo, el edificio solo tiene sótano y primer piso. Las escaleras dan a una azotea. La señora se sobresaltó y dio un pequeño grito.
No siempre se le veía, pero la gente que trabaja allí  alguna vez lo vio. Una noche se me ocurrió  bajar sin encender las luces  y encender una linterna,  ya estando abajo, salió el pequeño murciélago y al iluminarlo  pude obsérvalo brevemente.
Un vuelo más bien lento, previsible, ascendente  me llamo la atención. He vivido en zona de murciélagos y suelen ser muy rápidos de vuelo zigzagueante  cazando polillas al vuelo, en maniobras que desafían la gravedad y la lógica, se dan vuelta de espaldas o cambian de dirección en giros asombrosos, parecen que se van a estrellar contra un árbol y lo eluden a último momento .
Pero el murciélago del sótano del hospital, era  más bien,  lento, un poco torpe. Parecía cansado. Me imagine que era un  animal viejo, solitario, que se había instalado allí por la soledad y poca competencia de caza, para poder alimentarse tranquilo, incluso si me lo proponía hubiera podido atraparlo, con una sábana o un trapo grande.
Así fue que pase una temporada en las noches tratando de entenderlo, yo entro a trabajar a las ocho, y descubrí que solo aparecía entre las 9 y las 11 de la noche, presumí que eran las mejores horas para alimentarse, nunca lo vi de madrugada.
Cierta noche  de lluvia baje despacio sin encender las luces, me instale en una esquina que me permitía ver la luz del primer piso, fue así que varias veces lo vi pasar con su aleteo lento cazar polillas distraídas, pero sin mayor velocidad, la verdad que me había obsesionado las costumbres del animalito. 
Antes de capturar un insecto  daba varias vueltas, como estableciendo las distancias entre las paredes, y la trayectoria de  sus víctimas. Una de sus tácticas era volar de la oscuridad a la luz para que no vieran su cuerpo.
Hasta que una noche logre percibir su chillido, además se supone que son inaudibles al oído humano, pero logre escucharlo en más de una oportunidad, estudie los sonidos por internet  y descubrí que mi amiguito tenía la voz gruesa, era un murciélago ronco, estudie la vida de los murciélagos y no era un  viejo, concluí que era un animalito más bien enfermo, alguna deficiencia tenia.
Finalmente determine que  el defecto o enfermedad  lo tenía en la garganta o cuerdas vocales lo que no  le permitió desarrollar un vuelo rápido y  normal, era una adaptación, la frecuencia más baja de sus chillidos hacia que el rebote de las ondas en las paredes, obstáculos, insectos, fuera más lento, aprendí que además de insectos, podían comer frutas, así que alguna vez le dejaba colgando una naranja o mandarina cortada que aparecía mordisqueada.
Y lo encontraba comiendo, como que me había perdido el miedo. Me  quedaba viéndolo  hasta le agarre cierto cariño a Wayne, así lo bautice.
Lo que no tome en cuenta y ese fue el fin de mi paso como observador de murciélagos, fue un día que desapareció , durante semanas lo espere vanamente. Lo extrañe, sucedía también que en el hospital habitan muchos gatos.
Una noche encontré en una esquina los restos de mi murciélago, uno de ellos había dado cuenta de Wayne. Un minino salía de una de las esquinas del sótano me miro con desprecio y desapareció en la oscuridad.

Febrero 2018.


jueves, 8 de marzo de 2018

HUANTA , LA GUERRA.

SERO Y TANATYS  HUANTA 19884




Esa noche no  me mataron porque Dios  es grande. Era Agosto de 1988  regresábamos de patrullar la carretera a  Huanta, dos porta tropas, dos jeps total  40 hombres,  un mayor dos capitanes uno era yo, dos tenientes y la tropa. A la caravana se habían sumado tres colectivos.
Terminaba la tarde  la temperatura bajaba rápido, todavía estaba claro pero la sombra crecía,  íbamos camino a salir del valle, la ondulante vía  de subida  serpenteaba  entre eucaliptos, y los sembríos en las laderas,   un par de torres derrumbadas y las pintas de los terrucos algunas borradas y otras recientes, viva el presidente Gonzalo, viva la guerra popular. Nos recuerdan que nos observan y debíamos estar alertas.
Han pasado veinticinco años y hoy en el retiro , tengo  las imágenes vivas de los sucesos, y la mezcla de sentimientos me escarapela  la piel, no me mataron  por  mi ángel de la guarda, al que no le rece esa noche larguísima, una noche que no terminaba,  acababa  de cumplir 33 años , y la lucha contra los terrucos nos habían envejecido ,endurecido,  compañeros muertos , ver hombres mujeres niños asesinados , haber matado , el miedo , la furia,  la pena, el arrepentimiento eran un solo sentimiento indescriptible, que he tratado  de olvidar ,enterrar, pero  salían como alimañas , gusanos , larvas en las noches en forma de pesadilla , a pesar de  todos los somníferos calmantes y     explicaciones , justificaciones , terapias  cada cierto tiempo salían de sus  escondrijos y me torturaban ,con los gritos las miradas la oscuridad , corriendo siempre corriendo buscando regresar, sin encontrar el paradero  que nos  llevara a casa, ciudades oscuras sucias decrepitas, tomadas por seres desarrapados, piltrafa humanas , sin recordar donde quedaba el  paradero  del bus que nos sacara de ese  purgatorio.
Un dinamitazo a la liebre del convoy rompe la tranquila tarde ,   son  más de las 5, los carros paran y la tropa sale en medio de la balacera y mas explosiones,  a cubrirse y tomar las posiciones de defensa    , yo voy en el jeep que cierra,    veo que el ataque viene de las alturas de una ladera con eucaliptos y pinos,  en  una curva  en el que volteaba  el primer porta tropas.
El ataque  parte  la caravana. De los colectivos que nos siguen  los dos últimos logran dar la vuelta y retornar pero el que está más cerca queda atascado. La noche comienza, el lucero del atardecer azul  se ve entre los cerros que hemos dejado atrás,  la balacera es intensa de ambos lados y la  penumbra   no deja ver al enemigo que se oculta, huele a pólvora, sudor, miedo.
De repente estoy al costado del  camino con la metralleta lista. Con dos soldados el chofer  y los ocupantes del colectivo, un hombre  menudo mayor que se identifica como el chofer y suda copiosamente, dos jóvenes de aspecto universitario,  una mujer trigueña  joven atractiva de jean y zapatillas, acompañada de un hombre con una cámara son periodistas.
Los chicos emprenden a la carrera  el regreso a la carrera están lejos de Huanta  se alejan del enfrentamiento, el chofer del colectivo, no sabe qué hacer, quedarse o  alejarse, nos comenzamos a reagrupar con los soldados y los periodistas nos siguen, el tiempo transcurre, sin que  lo percibamos, de pronto ya es  de noche.

Avanzamos sigilosamente tratando de unirnos al resto del convoy, que sigue combatiendo  están como a dos cuadras,  corremos mientras la balacera sigue los soldados avanzan rápido con el fotógrafo, me quedo con la chica y el chofer, una explosión cercana  hace que el hombre mayor ruede por la pendiente al lado de la carretera, rodamos también, estoy con la chica he perdido la metralleta. Los sacos largos – así se llaman entre ellos los de sendero luminoso, SL, iniciales de ambos-  están cerquita, casi escucho su respiración agitada, hablan en quechua mezclado con castellano, reconozco una voz, es limeña así hablan en  los barrios de clase  media de  Lima es un timbre inconfundible es de un  hombre se le nota rápidamente que es mando.
 -maten a esos perros - escucho están por allá, la voz me es familiar.
 Nos están buscando el miedo, la tensión aumenta.
Nos quedamos quietos y a lo lejos se escuchan  las metrallas y balazos aislados,  cerca a unos metros los pasos sobre la hojarasca, tres o cuatro  terrucos  dan la vuelta y encuentran al chofer, les ruega en quechua que no lo maten que es colectivero, parece que uno de ellos   lo reconoce y dice - no lo mates, hay que llevarlo al jefe –
 Le preguntan por los demás y dice que no sabe, que , estaban juntos pero salieron corriendo .
Estamos quietos muy juntos, le digo que se acerque porque estoy más cubierto, se mueve y hace un pequeño ruido que  escuchan los terrucos, nos quedamos casi sin respirar y pasan casi por encima nuestro, estamos en una zanja natural, cubierta de hojas   de las que se forman cuando llueve y se forman pequeñas acequias .
Felizmente, han pasado de largo, estamos cara a cara con mi brazo izquierdo la abrazo por el hombro en mi mano derecha mi pistola  ella también me abraza por la cintura  siento su aliento  esta transpirada y caliente, , recién me percato que yo también estoy con el polo  mojado huele mal, huele a miedo a adrenalina , seguimos callados, tensos, respirando bajito.
Siento sus pechos y su respiración que se tranquiliza,  no  hay excitación solo miedo nuestra agitada respiración se coordina y se hace una sola, me viene a la mente en algún sitio leí  que los péndulos en algún momento de su oscilar   sincronizan sus movimientos automáticamente.
Se reinicia la balacera cerca y mas explosiones, gritos de dolor y maldiciones en castellano y quechua nuestros corazones se aceleran y retumban los latidos, la abrazo fuertemente y ella mete la cabeza en mi pecho, esta temblando  una bala me roza   , siento un intenso dolor en el hombro pero no grito, nos delataría y matarían, me ha mordido de miedo  para no gritar.
Levanta la cabeza, nos miramos  vemos  la muerte en nuestros rostros, el instinto de supervivencia, pensamos que nos llegó la hora , que nos mataran en cualquier momento  los últimos minutos como el instante previo al orgasmo, nos besamos con furia.
Desesperados frente a lo inevitable,  sin más respuesta que la naturaleza humana nos enlazamos en una lucha cuerpo a cuerpo , comienzo  a  levantarle el polo ,y levantar su sostén    ella me desabotona el pantalón yo me lo bajo , ella como que es lo más importante que puede hacer en la vida , se saca una zapatilla se saca un una manga del pantalón y queda al descubierto , de pronto estamos haciendo el amor con furia con miedo, rabia con violencia en silencio . No sabemos cuánto dura, pero me vuelve a  morder   ,  nos besamos para no gritar. Puede venir la muerte, ahora pueden matarnos, ya no importa . Olores  de la dinamita,            a bosque pinos eucaliptos, olor a hembra a mar, olor a muerte a la pequeña muerte, a ropa sudada.
Nos quedamos dormidos sin importar lo que ha pasado ni lo que nos puedan hacer.
Despierto , ella sigue dormida todavía esta oscuro pero todo está en silencio  hace mucho frio. El viento sopla entre los arboles  como silbando. Permanecemos quietos no la despierto, me vuelvo a dormir y sueño, con mis amigos de la infancia, somos niños  en mi  barrio pegado al cerro  veo la cruz de San José, estamos riendo  en una calle oscura.
Me despierto sobresaltado, unas cuculí han comenzado a cantar, pronto amanecerá el frio es intenso y nosotros estamos en polo, la despierto despacito, está aclarando recién se me ocurre ver el reloj  son las cinco y cuarto. Ella   se incorpora y pudorosamente se aleja, yo me arrodillo  y orino  placenteramente sobre la hojarasca.
 Regresa, comenzamos a ver  y no hay nadie, subimos a la carretera con cautela y logramos ver el jepp humeando destruido  al lado del camino, ya termina el toque de queda, esperamos un rato en silencio para que aclare.
Ya es de día y comenzamos a caminar por la carretera rumbo a Ayacucho, caminamos en silencio, hemos sobrevivido, es lo que importa.
Una patrulla  fuertemente armada viene de Ayacucho, han recogido heridos y dos soldados muertos, los terrucos se han llevado sus bajas, nos suben en distintos carros, no nos despedimos, solo  nos miramos sin comprender que fue lo que paso. Me  doy cuenta que no se su nombre, y nunca lo sabré.

https://www.youtube.com/watch?v=aafB_jPfQvU FLOR DE RETAMA  MAESTRO DOLORIER.

Agosto  2015

Basado en un sueño, soñé que escribía un cuento. este cuento.
chejo
 



mis guardias nocturnas.

 GUARDIAS NOCTURNAS Ha pasado muchos meses que no voy a trabajar al hospital, primero fue por descansos médicos por un problema oncológico, ...