miércoles, 30 de enero de 2019

LOS PASOS PERDIDOS.


                                                     

                                                           LOS     PASOS PERDIDOS.




En recuerdo a los amigos de aventuras
en la infancia ,
En especial a los que se fueron



La puerta de madera reseca cerrada tantos años rechino, apenas abrió unos centímetros,  las bisagras oxidadas de esas que son de un perno largo apenas se movieron, comenzamos a empujar y poco a poco con el chirrido propio del desuso fue cediendo.

Una semi penumbra  al interior y el aire fresco que ingresaba movió el polvo acumulado por años y las partículas suspendidas lo llenaron todo , en Chosica cuando llueve en los meses de enero a marzo  ,igual que el barro que se seca después de los huaycos, provocan un polvillo que dura meses en asentarse. El piso estaba cubierto de una capa de polvo  así como los otros enseres que fuimos comenzando a ver una vez que nuestros ojos se iban acostumbrando a la iluminación de la cocina.

Comencé a estornudar, soy muy alérgico y Oscar también, nos sacamos las camisas y nos las pusimos en  la cara  cubriéndonos la nariz, lo habíamos visto en una película. Entramos en un sitio donde el silencio predominaba, el piso era losetas, la habitación amplia,  a la derecha había un lavatorio de metal forjado justo debajo de una ventana alta y pequeña de la   que no nos habíamos percatado desde afuera. 

Al centro  una mesa de madera cubierta por un mantel de hule descolorido de esos de cuadrados rojos,  las sillas apolilladas y en el suelo cerritos de las bolitas que dejan las polillas, con los años me enteraría que se trata de  los excrementos de la polilla. Al apoyarme en una de las silla una de las patas se quebró la carcoma había hecho su trabajo pacienzudamente  en la tranquilidad y la soledad. Sin embargo la mesa estaba intacta era otro tipo de madera.

En una de las paredes una cocina de hierro renegrido se mantenía se mantenía inalterable, ¿Cómo habría funcionado? ¿A gas de kerosene como eran nuestra cocina o carbón?   ,en el pueblo de niños había hasta tres casas donde se vendía carbón una de ellas en el jirón 28 de Julio en la bajada de la avenida Tacna en un pasaje cerca al canal de las empresas eléctricas, que daba al rio de vez en cuando  íbamos por ahí, porque estaba camino al colegio, era una gran habitación con cerros de carbón y llenaban los sacos con una lampa, creí que solo era para los anticuchos, pero era un rezago de las cocinas de carbón, y de las planchas ,recuerdo a un sastre que a la entrada al mercado dejaba su inmensa plancha paradita y señor Saavedra ya los otros dos el señor Villon y el señor Palomino y después  los veíamos planchando los ternos y vestidos que confeccionaba, eran  tiendas importantes antes de la masificación e industrialización de la ropa .Muebles cerrados con candados debían de guardar el menaje. No nos intereso



   


Lo que vimos fue una botella de vidrio de bidu cola una gaseosa que dejó de circular en los años 60, estaba en una de las repisas cerca a otra puerta que daba a un pasadizo, éste comunicaba a distintas habitaciones  cerradas, a la mitad del pasadizo entraba la luz a través de  un ventanal en el techo,  entramos sigilosamente algunos cuadros muy antiguos, colgaban de las paredes una naturaleza muerta, una virgen   reproducciones sin ningún valor.




 Entramos   al comedor una gran ventana cerrada que debía dar el jardín lateral, una larga mesa con las sillas puestas encima y cubierta por un par de sabanas, ya amarillentas, colgando del techo una lámpara tipo araña con varios pequeños como candelabros unos aparadores con puertas guardaban tazas y platos, se veía finos con bordes celestes y dibujos de cisnes., copas y vasos.

La otra pared un aparador   de madera y un mármol gris jaspeado- tenía unas puertas cerradas con llave. Tenía una puerta interior que comunicaba con la sala, por ahí   nos metimos, todos los muebles sillones y el sofá cubierto de sabanas, fotos  de  familia, de niños fotos muy antiguas en blanco y negro.

Una gran puerta cerrada daba al pasadizo, otro elemento llamo nuestra atención en la mesita de centro de la sala un viejo y crujiente Comercio del año 53 anunciando un triunfo de la selección de futbol sobre la selección brasilera. Alguien estuvo allí la última vez  como 12 años atrás  leyó su periódico, tomo una gaseosa y se fue, no había más rastros de alguna otra incursión humana, eso era un año antes yo naciera.

Regresamos al comedor y de ahí al pasadizo, tres puertas laterales al frente que calculamos debían ser dormitorios. Y al fondo una inmensa puerta de dos alas que era el ingreso a la casa.

Los cuartos estaban cerrados. La curiosidad nos ganaba, pero  ya avanzaba el tiempo y todo el ambiente nos atemorizaba,  sentíamos además de estar cometiendo algo malo, como que alguien nos observaba, y cada cierto tiempo volteábamos  porque sentíamos ruidos, de afuera se sentía de vez en cuando los bocinazos atenuados de los camiones.

Escuchábamos  como pasos sobre el piso de madera del pasadizo  como que alguien corría, nos dio mucho miedo  decidimos regresar y acabar la aventura.

 –En las casas viejas siempre penan – me contó Oscar-recordé los cuentos de apariciones que contaba la empleada de la casa o había escuchado de las conversaciones de adultos.

 Que en una casa abandonada por el jirón Cuzco , las luces se prendían los viernes por la madrugada y se apagaban solas, en la casa de Don Humberto Montti, un solariega mansión rodeada de jardines y el del interior  muy florido , tenía unos cuartos muy viejos detrás ,  donde las puertas se abrían y cerraban solas sin haber viento, o la casa de unos primos donde en la azotea se sentían niños y risas  jugando bolitas y su rodar por los pisos , los tíos subían a la habitación de mis primos para que dejen de jugar y se acuesten y los encontraban profundamente dormidos, en esa misma casa todos vieron a una niña de vestido blanco correr por las noches o las risas de niños jugando o la radio que se prendía sola en onda corta en idiomas extraños.

Y así muchas historias de hechos inexplicables, de otro mundo , y otras muy humanas como el del cura  sin cabeza que con su sotana y capucha atravesaba el parque después de media noche, hasta que un grupo de jóvenes se armó de valor y con palos ,agua bendita y crucifijos lo aguardaron por noches ,aunque solía ser domingo  muy tarde o ya las primeras horas del lunes, hasta que un Domingo lo vieron corriendo entre los arboles rumbo a la parroquia, corrieron tras el alma en pena , la que terrenalmente tropezó , y fue a dar con sus huesos al jardín frente al casa parroquial, lo apalearon y rezaron una plegarias para ahuyentar animas en pena, hasta que grito

 – chicos paren  paren, soy el padre Andrés –

 Asustados  dieron un paso atrás y su profesor de trigonometría se paró y les pidió por favor guardar el secreto. Después se sabría que salía de la casa de una viuda que guardo su nombre en reserva.

Igual sea cierto o no comenzamos la retirada, volviendo sobre  nuestras huellas en el polvo del piso del amplio pasadizo, lo que vimos nos escarapelo el cuerpo y salimos corriendo. Al costado de nuestras pisadas había las huellas de  pies de un niño, que no habíamos   visto antes, no podían estar porque eran recientes, un pie era más grande que el otro.

Huimos  muertos de miedo, ya afuera nos dimos cuenta que habíamos dejado La mochila en la cocina.

 -entra y sácala – me grito Oscar

 – Entra tu que eres el  mayor- le respondí asustado.

Al final decidimos   entrar los dos, cuando pisamos el primer peldaño  súbitamente la puerta se cerró de  un portazo. Corrimos  no recuerdo como subimos y pasamos la reja, pero ya estábamos en la calle pálidos. Fuimos al parque a comernos un helado  cada uno yo un chocolate y el uno de fresa, para que se nos pase el susto callados en una banca del parque. el heladero un gordo achinado nos fiaba , tambien vendia pan con palta en una caja de cartón.

Años después nos encontramos , no nos pusimos  de acuerdo  en detalles, cual era el pie más grande ,el izquierdo o el derecho, si fue un portazo o solo un suave viento que la junto amablemente y nos  expulsó de la casa , o si la mochila la dejamos en la cocina o en el comedor.

Les contamos varias veces   la historia a los amigos sentados en nuestra banca del parque y nunca nos creyeron que hubiéramos entrado. Sobre lo otro que si era posible pero lo habíamos escuchado de alguien.




Chosica 27 de Enero.
   
 
 la idea del niño con un pie mas grande que otro me la presto mi nieta Gala Amarte, de una historieta que esta haciendo.





miércoles, 23 de enero de 2019

LA CASA ABANDONADA.

                                                 
                                                  LA CASA DE LOS CISNES.


La infancia nunca se fue
Esta allí , no regresa, solo reaparece en los sueños.
en las fotos en blanco y negro.







La casa de las Cisnes,actualmente, antes no tenia la proteciones verdes y
se podía ver el interior, fotos Juan Alzamora Oneto.





Desde niño me fascinaron las casas antiguas cerradas y vacías. Donde vivía, Chosica de niño en la década de los sesenta, el pueblo era todavía un sitio bucólico, un valle angosto  en la subida a los andes, pueblo pequeño, lugar para que los limeños huyendo de las lloviznas disfruten  del  sol que sale todos los días del año, la Villa del Sol.

Un lugar donde a fines del siglo XIX  y comienzos del XX  la gente de dinero de Lima, lo estableció como  su balneario de invierno, construyendo hermosas casas, mansiones, alrededor del parque central de la iglesia y la municipalidad, casonas a las que venían  de Junio hasta fines de Agosto, que luego cerraban, para regresar a Lima y en Enero partir a Ancón.

Las casonas, por la década del 50 comenzaron a dejar de ser frecuentadas en los meses invernales   para venir solo algunos fines de semana. Seguro debido a las mejoras en la carretera central o la facilidad y la modernidad de tener automóviles.

 Me contó mi abuelo que una vez el presidente de la República el general  Sánchez Cerro, años treinta, también tenía una casa y pasaba  un fin de semana en el pueblo. En una reunión con mucho alcohol tuvo un accidente y una herida que suturar. Buscaron al médico que  no estaba, fueron a la farmacia de mi abuelo Sergio Manuel Alzamora Lavado que si estaba  pues allí vivía. Con la confianza de haberlo hecho antes con su amigo el medico  procedió a suturarlo. Pocos saben de esta anécdota.

Lo cierto es que en mi niñez chosicana muchas casas estaban   cerradas todo el año , a lo más vivía un guardián  a veces con su familia en la parte posterior , mantenía los bellos jardines y hacia la limpieza y las cuidaban . Cuando paseaba en bicicleta escuchaba las historias de las casas, una en especial en el jirón Trujillo y Tacna no tenia jardines y las paredes grises se levantaban desde las veredas en la pared que daba para Tacna, tenía dos ventanitas pegadas al suelo, decían los niños que iban a los colegios que habían vista fantasmas, que de noche se escuchaban gritos.


Casonas en calles amplias silenciosas  umbrosas, de ficus y pinos, calles poco frecuentadas, como el jirón Cusco  de cuadro cuadras largas y muy oscuras de noche, y las calles adyacentes también poco iluminadas, lugares de encuentros nocturnos de parejas en busca de intimidad, en los árboles o en las entradas de las casas oscuras y vacías cobijados por las sombras.

Casas con grandes jardines  protegidos por rejas de madera , con puertas y ventanas muy altas ,siempre cerradas, enigmáticas, con angostos pasadizos  laterales, abandonadas por sus dueños seguro ancianos ya, que se les hacía cada día más difícil salir de sus mansiones limeñas, y que los hijos y nietos preferían no visitar  para no aburrirse en un pueblo al que no llegaba bien ni la radio ni la naciente televisión , donde la entretención era ir al parque y ver los domingos los partidos de futbol, en una cancha rodeada de eucaliptos.

 Durante la semana ir al parque a sentarse  o a los juegos, y también al cine. En la temporada más bulliciosa estaba la Hostería un lugar de recreo con piscina, al lado de un cine y flaqueado por el rio Rímac por el otro lado.  O al casino de donde se solía organizar fiestas los fines de semana o las muy concurridas de disfraces por los carnavales o bingos, así de tranquilo era el pueblo con sus muchas casas vacías que iban envejeciendo.

La gente del  pueblo, los que  vivíamos en forma permanente nos acostumbramos a esas casonas oscuras,  la noche se instalaba la nueve con el  pito del tren que llegaba de la sierra, y la ciudad se silenciaba los negocios ya cerrados la gente en sus casas, el parque solitario poco alumbrado dos o tres negocios quedaban abiertos en la parte comercial en la avenida 28 de Julio el cine, y el billar.

Vivíamos frente al parque, le decían la casa de los cisnes en el jirón Callao. Casona igual antigua que mi padre alquilo, en realidad eran tres casas la del dueño el señor apellidado  Marroom  o algo parecido, allí  fue el primer velorio que vi y mi mamá no quería que me asome cuando el  padre del señor Marroon  falleció , no sé porque me parecía que era judío. La otra casa la del centro que tenía una entrada como una cochera con un techo de enredaderas de jazmín y unas flores naranjas en forma de tubito al que le sorbíamos el néctar   allí Vivían los Velásquez,  Manuel, Antuca, Elisa la bella, Carlos y la menor de mi edad  Isolina,  la madre era directora del colegio fiscal de mujeres y las fiestas y desfiles la recuerdo muy elegante y con unos sombreros de plumas.   

Nosotros cuatro hermanos en ese entonces, papá médico, y mamá en la casa más bonita con una pérgola chiquita al con cuatro fierros que sostenían un a enramada de enredaderas y flores y un banco de mármol de dos metros para sentarse a ver pasar las tranquilas tardes. Casa de techos muy altos  los dormitorios con pisos de listones muy gastados y puertas con manillas redondas blancas, el dormitorio de los hermanos era tan amplio que entrabamos los cuatros y quedaba espacio, en el techo había un tragaluz, la parte de atrás tenía un gallinero una piedra antigua que servia de batan y dos cuartos,  uno de ellos de la empleada, había una inmensa puerta clausurada que daba a la casa de los Velásquez. Allí. Esa parte no había luz y me daba mucho miedo por las noches,  en general cuando oscurecía toda la casa me daba miedo.

Nuestra casa colindaba con una de esas casonas la parte lateral era la colindante y era un gran jardín, la entrada principal estaba dando vuelta la esquina con frente a la carretera central, la casa al centro rodeadas de amplios jardines; notros éramos los vecinos de la parte de atrás.

Nunca vimos gente viviendo, siempre cerrada era en la esquina de  la avenida Lima Sur –la carretera central – y el jirón Callao.

Solía subirme  a una pared colindante caminando por un dintel para observar la soledad y abandono, de la parte trasera de tierra muerta reseca, la pintura de las paredes descascarándose por el sol y la lluvia,  cuatros ventanales inmensos cerrados por puertas de madera. Una puerta igual de descolorida con dos peldaños, al costado de esa puerta al ras del suelo asomaba una pequeña ventana con barrotes cerrada era de un sótano.

Tenía planeado entrar algún día subrepticiamente, el problema central era bajar por la pared y claro luego salir por el muro bastante alto, requería  una escalera muy alta, que no tenía. Requería de cómplices y mis hermanos eran muy chicos para la aventura, mis primos de mi edad no eran de ese tipo de ilícitas aventuras.

Pasaba el tiempo y no hallaba solución para la incursión en la casa vacía, un día de invierno invite a un amigo del barrio que vivía en la misma cuadra en una casa también inmensa pero de aires más modernos y de otro estilo, a jugar  y le conté   que quería entrar a esa casa, subimos a la azotea y estudiamos el terreno, sin escalera era imposible, al salir a la calle  vimos la pared de la casona que  daba a la calle como de metro cincuenta y las rejas de madera, total tres metros aproximadamente. – nos trepamos por acá dijo-  Oscar, mi amigo. Y subió de un brinco cogiéndose de los maderos.

Un sábado por la tarde lo hicimos, almorzamos y nos encontramos a las dos no había mucha gente, habíamos ensayado varias veces, era sencillo la pared era de cemento granulada, y los barrotes de madera tenían un transversal arriba y abajo y terminaban en punta en la mitad una especie de adorno permitía poner el pie y llegar arriba, el asunto requería un poco de habilidad para traspasar las puntas. Se nos ocurrió llevar una mochila y una frazada para colocar encima de las puntas, todo tenía que ser muy rápido para no ser observados.

En la mochila pusimos  un  cuchillo de cocina, un destornillador, y un martillo. Esa tarde tuve una de mis grandes aventuras.

Entramos rápidamente sin mayor problema dos o tres personasen el parque   que no nos prestaban atención y estuvimos adentro, la tierra seca levanto un poco de polvo, por la pared  restos secos de plantas y enredaderas, sorprendentemente en la pared que daba a mi casa había crecido una enorme buganvilia morada que se descolgaba para mi casa y cada cierto tiempo era  podada, algún vez en mis varias subidas vi una mantis religiosa verde, nunca más volvía a ver una viva era casi del tamaño de mi mano.

 Un silencio absoluto  nos envolvía, solo interrumpido por el canto de  las cuculíes del parque.

Avanzamos  lo primero que vimos nos asustó y casi nos regresamos fue ver un esqueleto de un gato con el pellejo pegado, algunos de los gallinazos  se había dado un pequeño banquete,  en una esquina de la casa que daba a la parte posterior habían seis bolas de acero pesadisimas medio oxidadas que cabían entre dos manos, - son proyectiles de cañón- me informo Oscar,  en la parte de su casa habían  encontrado algunas al remover el jardín. Quisimos poner una en la mochila pero era muy pesada. 

Eran de la guerra del pacífico , los ejércitos en combate había peleado por la posesión del valles sitio estratégico en el camino a la sierra donde Andrés  A. Cáceres mantenía la resistencia de la invasión chilena    además de ser un sitio soleado había fruta, agua fresca del río con peces y camarones.

Vimos la ventanita con barrotes del sótano e intentamos abrirla pero estaba muy segura. Teníamos que entrar por la puerta que suponíamos daba a la cocina, forzamos con el cuchillo y el destornillador y la golpeábamos con nuestros cuerpos o patadas por buen rato  hasta que con el destornillador  cedió rechinando logramos abrirla.....

SEGUNDA PARTE





,,,la puerta de madera reseca cerrada tantos años rechino, apenas abrió unos centímetros,  las bisagras oxidadas de esas que son de un perno largo apenas se movieron, comenzamos a empujar y poco a poco con el chirrido propio del desuso fue cediendo.

Una semi penumbra  al interior y el aire fresco que ingresaba movió el polvo acumulado por años y las partículas suspendidas lo llenaron todo , en Chosica cuando llueve en los meses de enero a marzo  ,igual que el barro que se seca después de los huaycos, provocan un polvillo que dura meses en asentarse. El piso estaba cubierto de una capa de polvo  así como los otros enseres que fuimos comenzando a ver una vez que nuestros ojos se iban acostumbrando a la iluminación de la cocina.

Comencé a estornudar, soy muy alérgico y Oscar también, nos sacamos las camisas y nos las pusimos en  la cara  cubriéndonos la nariz, lo habíamos visto en una película. Entramos en un sitio donde el silencio predominaba, el piso era losetas, la habitación amplia,  a la derecha había un lavatorio de metal forjado justo debajo de una ventana alta y pequeña de la   que no nos habíamos percatado desde afuera. 

Al centro  una mesa de madera cubierta por un mantel de hule descolorido de esos de cuadrados rojos,  las sillas apolilladas y en el suelo cerritos de las bolitas que dejan las polillas, con los años me enteraría que se trata de  los excrementos de la polilla. Al apoyarme en una de las silla una de las patas se quebró la carcoma había hecho su trabajo pacienzudamente  en la tranquilidad y la soledad. Sin embargo la mesa estaba intacta era otro tipo de madera.

En una de las paredes una cocina de hierro renegrido se mantenía se mantenía inalterable, ¿Cómo habría funcionado? ¿A gas de kerosene como eran nuestra cocina o carbón?   ,en el pueblo de niños había hasta tres casas donde se vendía carbón una de ellas en el jirón 28 de Julio en la bajada de la avenida Tacna en un pasaje cerca al canal de las empresas eléctricas, que daba al rio de vez en cuando  íbamos por ahí, porque estaba camino al colegio, era una gran habitación con cerros de carbón y llenaban los sacos con una lampa, creí que solo era para los anticuchos, pero era un rezago de las cocinas de carbón, y de las planchas ,recuerdo a un sastre que a la entrada al mercado dejaba su inmensa plancha paradita y señor Saavedra ya los otros dos el señor Villon y el señor Palomino y después  los veíamos planchando los ternos y vestidos que confeccionaba, eran  tiendas importantes antes de la masificación e industrialización de la ropa .Muebles cerrados con candados debían de guardar el menaje. No nos intereso



   

Lo que vimos fue una botella de vidrio de bidu cola una gaseosa que dejó de circular en los años 60, estaba en una de las repisas cerca a otra puerta que daba a un pasadizo, éste comunicaba a distintas habitaciones  cerradas, a la mitad del pasadizo entraba la luz a través de  un ventanal en el techo,  entramos sigilosamente algunos cuadros muy antiguos, colgaban de las paredes una naturaleza muerta, una virgen   reproducciones sin ningún valor.




 Entramos   al comedor una gran ventana cerrada que debía dar el jardín lateral, una larga mesa con las sillas puestas encima y cubierta por un par de sabanas, ya amarillentas, colgando del techo una lámpara tipo araña con varios pequeños como candelabros unos aparadores con puertas guardaban tazas y platos, se veía finos con bordes celestes y dibujos de cisnes., copas y vasos.

La otra pared un aparador   de madera y un mármol gris jaspeado- tenía unas puertas cerradas con llave. Tenía una puerta interior que comunicaba con la sala, por ahí   nos metimos, todos los muebles sillones y el sofá cubierto de sabanas, fotos  de  familia, de niños fotos muy antiguas en blanco y negro.

Una gran puerta cerrada daba al pasadizo, otro elemento llamo nuestra atención en la mesita de centro de la sala un viejo y crujiente Comercio del año 53 anunciando un triunfo de la selección de futbol sobre la selección brasilera. Alguien estuvo allí la última vez  como 12 años atrás  leyó su periódico, tomo una gaseosa y se fue, no había más rastros de alguna otra incursión humana, eso era un año antes yo naciera.

Regresamos al comedor y de ahí al pasadizo, tres puertas laterales al frente que calculamos debían ser dormitorios. Y al fondo una inmensa puerta de dos alas que era el ingreso a la casa.

Los cuartos estaban cerrados. La curiosidad nos ganaba, pero  ya avanzaba el tiempo y todo el ambiente nos atemorizaba,  sentíamos además de estar cometiendo algo malo, como que alguien nos observaba, y cada cierto tiempo volteábamos  porque sentíamos ruidos, de afuera se sentía de vez en cuando los bocinazos atenuados de los camiones.

Escuchábamos  como pasos sobre el piso de madera del pasadizo  como que alguien corría, nos dio mucho miedo  decidimos regresar y acabar la aventura.

 –En las casas viejas siempre penan – me contó Oscar-recordé los cuentos de apariciones que contaba la empleada de la casa o había escuchado de las conversaciones de adultos.

 Que en una casa abandonada por el jirón Cuzco , las luces se prendían los viernes por la madrugada y se apagaban solas, en la casa de Don Humberto Montti, un solariega mansión rodeada de jardines y el del interior  muy florido , tenía unos cuartos muy viejos detrás ,  donde las puertas se abrían y cerraban solas sin haber viento, o la casa de unos primos donde en la azotea se sentían niños y risas  jugando bolitas y su rodar por los pisos , los tíos subían a la habitación de mis primos para que dejen de jugar y se acuesten y los encontraban profundamente dormidos, en esa misma casa todos vieron a una niña de vestido blanco correr por las noches o las risas de niños jugando o la radio que se prendía sola en onda corta en idiomas extraños.

Y así muchas historias de hechos inexplicables, de otro mundo , y otras muy humanas como el del cura  sin cabeza que con su sotana y capucha atravesaba el parque después de media noche, hasta que un grupo de jóvenes se armó de valor y con palos ,agua bendita y crucifijos lo aguardaron por noches ,aunque solía ser domingo  muy tarde o ya las primeras horas del lunes, hasta que un Domingo lo vieron corriendo entre los arboles rumbo a la parroquia, corrieron tras el alma en pena , la que terrenalmente tropezó , y fue a dar con sus huesos al jardín frente al casa parroquial, lo apalearon y rezaron una plegarias para ahuyentar animas en pena, hasta que grito

 – chicos paren  paren, soy el padre Andrés –

 Asustados  dieron un paso atrás y su profesor de trigonometría se paró y les pidió por favor guardar el secreto. Después se sabría que salía de la casa de una viuda que guardo su nombre en reserva.

Igual sea cierto o no comenzamos la retirada, volviendo sobre  nuestras huellas en el polvo del piso del amplio pasadizo, lo que vimos nos escarapelo el cuerpo y salimos corriendo. Al costado de nuestras pisadas había las huellas de  pies de un niño, que no habíamos   visto antes, no podían estar porque eran recientes, un pie era más grande que el otro.

Huimos  muertos de miedo, ya afuera nos dimos cuenta que habíamos dejado La mochila en la cocina.

 -entra y sácala – me grito Oscar

 – Entra tu que eres el  mayor- le respondí asustado.

Al final decidimos   entrar los dos, cuando pisamos el primer peldaño  súbitamente la puerta se cerró de  un portazo. Corrimos  no recuerdo como subimos y pasamos la reja, pero ya estábamos en la calle pálidos. Fuimos al parque a comernos un helado  cada uno yo un chocolate y el uno de fresa, para que se nos pase el susto callados en una banca del parque. el heladero un gordo achinado nos fiaba , tambien vendia pan con palta en una caja de cartón.

Años después nos encontramos , no nos pusimos  de acuerdo  en detalles, cual era el pie más grande ,el izquierdo o el derecho, si fue un portazo o solo un suave viento que la junto amablemente y nos  expulsó de la casa , o si la mochila la dejamos en la cocina o en el comedor.

Les contamos varias veces   la historia a los amigos sentados en nuestra banca del parque y nunca nos creyeron que hubiéramos entrado. Sobre lo otro que si era posible pero lo habíamos escuchado de alguien.




Chosica 27 de Enero.
   
 la idea del niño con un pie mas grande que otro me la presto mi nieta Gala Amarte, de una historieta que esta haciendo.












miércoles, 16 de enero de 2019

LA CIUDAD OSCURA-





                     CUENTOS DE LA CIUDAD OSCURA


No hace mucho.




Humo.

Amanece y las luces de la ciudad se ven lejos, me muero de frío y tengo nauseas, no sé dónde estoy, despierto  veo unas sombras al lado de una pequeña hoguera que calienta una olla abollada y negra  con un líquido que parece oler a café, los tipos ríen y siguen fumando pasta, ¿Que hago aquí? me levanto me acerco, mi saco está sucio huele a tabaco, a sudor  me ofrecen un cigarro y aspiro la droga, me tranquilizo-

-Hola gringo- me saluda una voz rasposa, se te acabo la plata brother-

No lo reconozco, busco instintivamente mi billetera no está.

-si buscas tu billetera- la vendimos y tus tarjetas ya no servían porque ni las claves te acordabas- ríen todos.

Me invitan  café aguado con alcohol, lo tomo y me da nauseas, mi camisa esta hecho un asco no tengo corbata, era finita supongo la vendieron, está amaneciendo, no sé qué día es, les pregunto, es Domingo me contesta un viejo desdentado, o que  parece viejo.

Pucha no recuerdo nada, salí del trabajo el viernes y fuimos a tomar unos tragos, al centro  , tomamos mucho y consumí un poco de coca que alguien me invito, luego con alguien de otro mesa salimos a comprar más, saque plata del cajero nos vendieron por un jirón oscuro lleno de putas viejas  feas y travestis, nos metimos a un barcito lleno de cachaquitos del ejército que bailaban con travestis, y yo con el nuevo pata tomando  y comprando droga en el baño del bar  en algún momento salimos  y seguimos drogándonos no recuerdo más, hasta hoy al amanecer, tengo que regresar a casa no tengo plata, ni como pagar un taxi estoy en un terreno vacío lleno de fumones, como llego a Jesús María.

 Salgo caminando de debajo del puente por la avenida Tacna estoy sin zapatos, los fumones me los han robado, camino por la avenida, veo los periódicos, perdí el Sábado es  Domingo.

El estómago me duele tengo sed, hambre, paso  por un mercado pero no tengo plata, me robo un plátano y me botan a escobazos. Al pasar por una tienda veo mi reflejo en el vidrio , estoy hecho un asco. ¡Qué vergüenza como voy a llegar así a mi casa, tengo que lavarme.
Que va a decirme mi vieja, realmente la embarre, creo que llego la hora de parar el vicio, o me internaran  no es la primera vez.

(Crónica de un pastrulo)


APAGON.

 (Otra vez)

No debes salir, otra vez han volado una torre  y hay apagón le dice doña Ana a su hijo, no le hace  caso igual sale.

El barrio, con sus calles sin luz, los edificios negros con velas cuya luz amarillenta se ve por las ventanas los hacen más oscuros, hay silencio, a lo lejos se  escucha una sirena, es  seguido  las noches, el miedo ha ocupado la ciudad. Se da la vuelta en la cuadra siguiente  la calle está cerrada, los tombos han puesto piedras y unas latas con trapos con petróleo los prenden al comienzo de la cuadra    parapetándose ante un posible ataque a su comisaria , también tienen miedo.

Hace frío, y comienza la llovizna, esa lluviecita cojuda, minúscula que moja todo, llega al teléfono público saca un rin pero el aparato está roto, normal sigue caminando con las manos en los bolsillos llega a la tiendecita con su vela  también pero con la reja bajada.

Despacio sale un chino sin edad sin prisa, con cara de sueño. Me da el cigarro y recibe las monedas, Me alcanza el encendedor amarrado con pita a la puerta, no dice nada.

-chau chino – me despido inhalando fuerte la primera bocanada.

Paso por la puerta del cine, ya meses que no abre, a veces los fines de semana, recuerdo cuando chibolo me escapaba de la casa para ver las películas argentinas del gordo Porcel, poca gente, olor ha guardado ,la luz del proyector hacía cobrar vida a las partículas de polvo.

Me doy la vuelta  regresó, la ciudad oscura, es peligrosa, te pueden confundir y meter bala. Aunque aburrida la casa es más segura, solo la radio a pilas …Rpp el atentado dinamitero ha sido en los cerros de Chosica ,nos informa nuestro reportero ,adelante ……..

tombo  policia ,  rin especie ce moneda ranurada exclusiva de los telefonos publicos , chibolo , jovencito.


Pelao

Corre pelao, intenta con un trapo limpiar las luna de un carro , la mujer lo mira asustada y cierra la ventana, cambia el semáforo los carros parten, es un chico de 10  años bajito ,no se le puede saber la edad tiene cara de viejo  de sufrimiento de hambre, cuerpo desnutrido  , la cara sucia , con cicatrices al igual que en la cabeza rapada,  por eso le dicen pelao, nadie sabe su nombre , el no lo quiere decir ,se llama Jesús,  escapó del orfanato nunca conoció a sus padres.

¡ Corre pelao ,ahora si ¡ lo anima otro chico ,  de los pirañas , así se les llama a los niños mendigos del centro de Lima, andan en grupos. Pelao, llega a un carro y mira con los ojos de la desesperanza , la indiferencia del conductor que lo ignora, intenta limpiar la luna , y el tipo lo bota ! fuera mierda¡ se queda parado  y los ojos se le humedecen de cólera, las tripas le suenan ,  el amigo lo jala para que los carros no lo atropellen.

Ponte mosca pelao , sino no vas a limpiar ni uno , metele el trapo de frente sin mirarlo. Le aconseja, esos conchesumare  no te van a dar nada sino lo haces, y la acaricia la cabeza en la  cicatriz  , se sientan al borde de la pista le alcanza la bolsa de plástico con terokal aspira varias veces, la vida se hace menos dura.




METEORITO

El encuentro era ineludible, lo sabia y tenia que salir a buscar el choque , el bólido venia del cielo , rapidísimo, solo eso estaba en su mente , el encuentro con el bólido seria doloroso pero tenia que hacerlo para eso estaba allí,  salió corriendo a buscar la colisión  salto ,  otros también  saltaron disputando el choque, salto mas alto y  golpeo fuerte  con la frente dirigiéndola hacia la esquina , el arquero no llego , la cabeza le dolió el grito lo ensordeció  gollllllllllll.



DESCUIDO

Subió al bus viejo  lleno de gente, regresar a casa, todos los días a la misma hora el mismo paradero, cansada, la cartera y la lonchera.

Lleva la moneda en la mano con que va a pagar, la cartera bien sujeta pegada al cuerpo, sigue entrando más gente – avancen, al fondo hay sitio – grita el cobrador abriéndose paso, da unos pasos y se  va ubicando cerca de la puerta de atrás, el tráfico es lento, la ciudad comienza a oscurecer, se acerca el invierno, es hora de traer un chompa piensa, la música inunda el carro a un volumen muy alto el arbolito del grupo Néctar , le molesta, nadie dice nada.

La gente apretujada, los otros buses igual, salir del centro de la ciudad antes que oscurezca, puede haber un apagón y el miedo envolverá a la gente, la última vez, los terrucos anunciaron un paro armado y la gente salió despavorida, no había carros ni taxis, ni bien oscureció se escucharon las explosiones cerca nomas por el por los cerros  del Rímac, y unas antorchas con la hoz y el martillo se iluminaron en el cerro.  

Va llegando a su barrio, se ubica  cerca de la puerta. Siempre la cartera bien sujeta, -bajan, bajan- gritan justo cuando el semáforo da verde. Empujando el muchacho se abre paso, al llegar a la  puerta, el empujón la desequilibra y la mano buscando donde agarrarse queda expuesta sin protección, siente las uñas en la muñeca y el jalón que le arranca el reloj, el tipo salta, vuela, desaparece en la multitud.

Solo grito y apretó más la cartera, nadie dijo nada, todo fue muy rápido, la cólera, la impotencia, la hacen llorar, se seca las lágrimas, ve en su piel tres rayas rojas con un hilito de sangre, no más reloj, es de todos los días en todos sitios.

De pronto sonríe, era un piojito de 15 soles , ojala la próxima vez que robes te pise un micro y mueras chancao piensa.
Paradero bajan. Grita.





miércoles, 9 de enero de 2019

EAU DE ABUELO-


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                                   “EAU DEL ABUELO” 

TELEPATIA  3 metil indol


Susana y los viejos
Tintoretto.



Once de la mañana, cerca al mercado de Lince. camino distraído hacia la piscina, el terapista me ha recomendado nadar tres veces  por semana para mejorar el dolor de columna que me aqueja hace meses.

Van recién dos semanas que voy , acabo de cumplir sesenta años  , siempre jugué fulbito pero el dolor no me permite ir con los amigos, la natación es menos traumática, he hecho deporte toda la vida y extrañaba el cansancio y el sudor del ejercicio.

Lince en Lima, barrio de clase media de colleras como se decía antes de casas pequeñas de edificios que van a cumplir el siglo, uno al lado de otros, mucha gente joven, el mercado está cerca.

Pase  por el mercado,  camino   con mi maletín de deportes y ropa deportiva, me falta dos cuadras para llegar, una mujer joven me pasa. Es bella. Menos de treinta años,  talla media, delgada  simple en la belleza de la clase media. Va regresando de hacer compras, una pequeña bolsa en la mano izquierda, lleva el pelo recogido lo que me deja ver su cuello, su nuca.

 Su caminar no es sensual ,  va con sandalias de esas que llaman sazonaras, un top deja descubierto su vientre y sus caderas,  va con una falda pantalón  con una gran pretina, justo debajo del ombligo. No hay tatuajes, todo es simple.

No Pretende atraer miradas, es ropa de entrecasa. Sin embargo captura mi atención .

 Hay olores naturales imperceptibles que hacen girar la vida. Las feromonas, y sustancias químicas que emanamos los seres  vivos como métodos de supervivencia y reproducción, lo que al final interesa es la supervivencia de la especie.

Lo he visto pasar dos o tres  veces esta temporada pasa por la puerta de la quinta con una caminada pausada con su maletín,  sin apuros me hizo acordar una canción que le gustaba a papá, de Piero creo ,viejo mi querido viejo, …caminando lento como perdonando el tiempo.

Va distraído,  es un viejo que está parado,  me atrae su caminar, es atractivo pero muy viejo para mí, se nota que va al gimnasio, algo hace que aspire profundo, como un suspiro, me da sosiego.

Sé que ha notado mi presencia, me está mirando noto su mirada ­-mañoson el tío –sin ser vulgar es una mirada que sin verla, siento que me desnuda .como en una vieja canción que escucha mi mamá por las tardes , la hora del lonchecito,  está tratando de averiguar de qué tamaño es mi trusa ,de Al bano  y Romina.

¿Llevara ropa interior? Como es delgadita no se nota, será tanga , cola less o no lleva nada, me pregunto, tampoco es que sea espectacular pero es armónica y de una delicada sensualidad. Se pone el dedo índice por debajo del pantalón a la altura de la espalda, y discretamente se arregla y deja apenas ver  un encaje negro. Pucha-creo que me está leyendo la mente-

Allí esta viejo sapo, para que vez que si llevo algo puesto y es finito para que sepas.  Me acomodo la trusa como que no quiero la cosa, al descuido, como que nadie me está viendo pero sé que él me mira.

Los seres vivos animales vegetales, nos comunicamos sutilmente con olores, colores, la comunicación tiene un fin primordial, acercarse para reproducirse  asegurar que la especie se mantenga,  sobreviva. Así existen en las flores los olores  el polen y el azúcar y los colores atractivos para las abejas polinizadoras,   sustancias  químicas, las feromonas que exhalan los insectos y todo animal para atraer a la pareja sexual, son casi imperceptibles, pero atraviesan grandes espacios en algunas mariposas hasta veinte kilómetros, hasta localizar a la pareja indicada para la reproducción. 

En mamíferos esta como glándulas exocrinas que emiten  en cercanía  a los órganos sexuales  en la piel en la axilas, para atraerá la hembra o marcar territorios   incluso se usan las de animales almizcleros  para preparación de perfumes.

Como habrá adivinado lo que estoy pensando, es telepatía,  pero ni hablar, no puedo llamarla y decirle, hola amiguita  creo que tenemos un tipo de comunicación extrasensorial, me mandaría a volar.

Tampoco voy a voltear y sonreírle va a creer que me estoy regalando  tampoco es el cuerazo, solo es un tío bien parecido  va a creer que soy jugadoraza, tampoco pues hija.

En los hombres mayores la testosterona disminuye y la oxitócina  se percibe más, y la naturaleza lo hace para dejar que los machos jóvenes tengan más oportunidades de aparearse y los viejos con sus genes desgastados y caducos no se reproduzcan. Es parte de la estrategia de la naturaleza para mantener las especies en número y calidad. Por eso es que los viejos se ponen cariñosos con los nietos por el predominio de la oxitócina. El olor a viejo existe en el Japón se le llama kareishu.

Tan especializada es la bioquímica de los olores que existen o se crean receptores  específicos para el  olor emanado  y para evitar los problemas genéticos provocados por la endogamia  los efluvios son enviados en busca de individuos cuya genética sea lo más diferente del grupo .

Abro la reja de la quinta y el hombre pasa, no quiero voltear, seguro lo veré otro día ya  sé que pasa como a las once los lunes y viernes.  Me mira la nuca, me voy a soltar el cabello.

Bueno al menos se dónde vive, lástima que sea tan joven, ¿cómo será con el pelo suelto?

 Leer El perfume de Patrick Süskind
Ver la serie el perfume en Netflix.




mis guardias nocturnas.

 GUARDIAS NOCTURNAS Ha pasado muchos meses que no voy a trabajar al hospital, primero fue por descansos médicos por un problema oncológico, ...