miércoles, 30 de enero de 2019

LOS PASOS PERDIDOS.


                                                     

                                                           LOS     PASOS PERDIDOS.




En recuerdo a los amigos de aventuras
en la infancia ,
En especial a los que se fueron



La puerta de madera reseca cerrada tantos años rechino, apenas abrió unos centímetros,  las bisagras oxidadas de esas que son de un perno largo apenas se movieron, comenzamos a empujar y poco a poco con el chirrido propio del desuso fue cediendo.

Una semi penumbra  al interior y el aire fresco que ingresaba movió el polvo acumulado por años y las partículas suspendidas lo llenaron todo , en Chosica cuando llueve en los meses de enero a marzo  ,igual que el barro que se seca después de los huaycos, provocan un polvillo que dura meses en asentarse. El piso estaba cubierto de una capa de polvo  así como los otros enseres que fuimos comenzando a ver una vez que nuestros ojos se iban acostumbrando a la iluminación de la cocina.

Comencé a estornudar, soy muy alérgico y Oscar también, nos sacamos las camisas y nos las pusimos en  la cara  cubriéndonos la nariz, lo habíamos visto en una película. Entramos en un sitio donde el silencio predominaba, el piso era losetas, la habitación amplia,  a la derecha había un lavatorio de metal forjado justo debajo de una ventana alta y pequeña de la   que no nos habíamos percatado desde afuera. 

Al centro  una mesa de madera cubierta por un mantel de hule descolorido de esos de cuadrados rojos,  las sillas apolilladas y en el suelo cerritos de las bolitas que dejan las polillas, con los años me enteraría que se trata de  los excrementos de la polilla. Al apoyarme en una de las silla una de las patas se quebró la carcoma había hecho su trabajo pacienzudamente  en la tranquilidad y la soledad. Sin embargo la mesa estaba intacta era otro tipo de madera.

En una de las paredes una cocina de hierro renegrido se mantenía se mantenía inalterable, ¿Cómo habría funcionado? ¿A gas de kerosene como eran nuestra cocina o carbón?   ,en el pueblo de niños había hasta tres casas donde se vendía carbón una de ellas en el jirón 28 de Julio en la bajada de la avenida Tacna en un pasaje cerca al canal de las empresas eléctricas, que daba al rio de vez en cuando  íbamos por ahí, porque estaba camino al colegio, era una gran habitación con cerros de carbón y llenaban los sacos con una lampa, creí que solo era para los anticuchos, pero era un rezago de las cocinas de carbón, y de las planchas ,recuerdo a un sastre que a la entrada al mercado dejaba su inmensa plancha paradita y señor Saavedra ya los otros dos el señor Villon y el señor Palomino y después  los veíamos planchando los ternos y vestidos que confeccionaba, eran  tiendas importantes antes de la masificación e industrialización de la ropa .Muebles cerrados con candados debían de guardar el menaje. No nos intereso



   


Lo que vimos fue una botella de vidrio de bidu cola una gaseosa que dejó de circular en los años 60, estaba en una de las repisas cerca a otra puerta que daba a un pasadizo, éste comunicaba a distintas habitaciones  cerradas, a la mitad del pasadizo entraba la luz a través de  un ventanal en el techo,  entramos sigilosamente algunos cuadros muy antiguos, colgaban de las paredes una naturaleza muerta, una virgen   reproducciones sin ningún valor.




 Entramos   al comedor una gran ventana cerrada que debía dar el jardín lateral, una larga mesa con las sillas puestas encima y cubierta por un par de sabanas, ya amarillentas, colgando del techo una lámpara tipo araña con varios pequeños como candelabros unos aparadores con puertas guardaban tazas y platos, se veía finos con bordes celestes y dibujos de cisnes., copas y vasos.

La otra pared un aparador   de madera y un mármol gris jaspeado- tenía unas puertas cerradas con llave. Tenía una puerta interior que comunicaba con la sala, por ahí   nos metimos, todos los muebles sillones y el sofá cubierto de sabanas, fotos  de  familia, de niños fotos muy antiguas en blanco y negro.

Una gran puerta cerrada daba al pasadizo, otro elemento llamo nuestra atención en la mesita de centro de la sala un viejo y crujiente Comercio del año 53 anunciando un triunfo de la selección de futbol sobre la selección brasilera. Alguien estuvo allí la última vez  como 12 años atrás  leyó su periódico, tomo una gaseosa y se fue, no había más rastros de alguna otra incursión humana, eso era un año antes yo naciera.

Regresamos al comedor y de ahí al pasadizo, tres puertas laterales al frente que calculamos debían ser dormitorios. Y al fondo una inmensa puerta de dos alas que era el ingreso a la casa.

Los cuartos estaban cerrados. La curiosidad nos ganaba, pero  ya avanzaba el tiempo y todo el ambiente nos atemorizaba,  sentíamos además de estar cometiendo algo malo, como que alguien nos observaba, y cada cierto tiempo volteábamos  porque sentíamos ruidos, de afuera se sentía de vez en cuando los bocinazos atenuados de los camiones.

Escuchábamos  como pasos sobre el piso de madera del pasadizo  como que alguien corría, nos dio mucho miedo  decidimos regresar y acabar la aventura.

 –En las casas viejas siempre penan – me contó Oscar-recordé los cuentos de apariciones que contaba la empleada de la casa o había escuchado de las conversaciones de adultos.

 Que en una casa abandonada por el jirón Cuzco , las luces se prendían los viernes por la madrugada y se apagaban solas, en la casa de Don Humberto Montti, un solariega mansión rodeada de jardines y el del interior  muy florido , tenía unos cuartos muy viejos detrás ,  donde las puertas se abrían y cerraban solas sin haber viento, o la casa de unos primos donde en la azotea se sentían niños y risas  jugando bolitas y su rodar por los pisos , los tíos subían a la habitación de mis primos para que dejen de jugar y se acuesten y los encontraban profundamente dormidos, en esa misma casa todos vieron a una niña de vestido blanco correr por las noches o las risas de niños jugando o la radio que se prendía sola en onda corta en idiomas extraños.

Y así muchas historias de hechos inexplicables, de otro mundo , y otras muy humanas como el del cura  sin cabeza que con su sotana y capucha atravesaba el parque después de media noche, hasta que un grupo de jóvenes se armó de valor y con palos ,agua bendita y crucifijos lo aguardaron por noches ,aunque solía ser domingo  muy tarde o ya las primeras horas del lunes, hasta que un Domingo lo vieron corriendo entre los arboles rumbo a la parroquia, corrieron tras el alma en pena , la que terrenalmente tropezó , y fue a dar con sus huesos al jardín frente al casa parroquial, lo apalearon y rezaron una plegarias para ahuyentar animas en pena, hasta que grito

 – chicos paren  paren, soy el padre Andrés –

 Asustados  dieron un paso atrás y su profesor de trigonometría se paró y les pidió por favor guardar el secreto. Después se sabría que salía de la casa de una viuda que guardo su nombre en reserva.

Igual sea cierto o no comenzamos la retirada, volviendo sobre  nuestras huellas en el polvo del piso del amplio pasadizo, lo que vimos nos escarapelo el cuerpo y salimos corriendo. Al costado de nuestras pisadas había las huellas de  pies de un niño, que no habíamos   visto antes, no podían estar porque eran recientes, un pie era más grande que el otro.

Huimos  muertos de miedo, ya afuera nos dimos cuenta que habíamos dejado La mochila en la cocina.

 -entra y sácala – me grito Oscar

 – Entra tu que eres el  mayor- le respondí asustado.

Al final decidimos   entrar los dos, cuando pisamos el primer peldaño  súbitamente la puerta se cerró de  un portazo. Corrimos  no recuerdo como subimos y pasamos la reja, pero ya estábamos en la calle pálidos. Fuimos al parque a comernos un helado  cada uno yo un chocolate y el uno de fresa, para que se nos pase el susto callados en una banca del parque. el heladero un gordo achinado nos fiaba , tambien vendia pan con palta en una caja de cartón.

Años después nos encontramos , no nos pusimos  de acuerdo  en detalles, cual era el pie más grande ,el izquierdo o el derecho, si fue un portazo o solo un suave viento que la junto amablemente y nos  expulsó de la casa , o si la mochila la dejamos en la cocina o en el comedor.

Les contamos varias veces   la historia a los amigos sentados en nuestra banca del parque y nunca nos creyeron que hubiéramos entrado. Sobre lo otro que si era posible pero lo habíamos escuchado de alguien.




Chosica 27 de Enero.
   
 
 la idea del niño con un pie mas grande que otro me la presto mi nieta Gala Amarte, de una historieta que esta haciendo.





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