LOS PASOS PERDIDOS.
En recuerdo a los amigos de aventuras
en la infancia ,
En especial a los que se fueron
La puerta de madera reseca
cerrada tantos años rechino, apenas abrió unos centímetros, las bisagras oxidadas de esas que son de un perno
largo apenas se movieron, comenzamos a empujar y poco a poco con el chirrido
propio del desuso fue cediendo.
Una semi penumbra al interior y el aire fresco que ingresaba movió
el polvo acumulado por años y las partículas suspendidas lo llenaron todo , en
Chosica cuando llueve en los meses de enero a marzo ,igual que el barro que se seca después de
los huaycos, provocan un polvillo que dura meses en asentarse. El piso estaba
cubierto de una capa de polvo así como
los otros enseres que fuimos comenzando a ver una vez que nuestros ojos se iban
acostumbrando a la iluminación de la cocina.
Comencé a estornudar, soy muy
alérgico y Oscar también, nos sacamos las camisas y nos las pusimos en la cara
cubriéndonos la nariz, lo habíamos visto en una película. Entramos en un
sitio donde el silencio predominaba, el piso era losetas, la habitación
amplia, a la derecha había un lavatorio
de metal forjado justo debajo de una ventana alta y pequeña de la que no
nos habíamos percatado desde afuera.
Al centro
una mesa de madera cubierta por un mantel de hule descolorido de esos de
cuadrados rojos, las sillas apolilladas
y en el suelo cerritos de las bolitas que dejan las polillas, con los años me
enteraría que se trata de los
excrementos de la polilla. Al apoyarme en una de las silla una de las patas se
quebró la carcoma había hecho su trabajo pacienzudamente en la tranquilidad y la soledad. Sin embargo
la mesa estaba intacta era otro tipo de madera.
En una de las paredes una cocina
de hierro renegrido se mantenía se mantenía inalterable, ¿Cómo habría
funcionado? ¿A gas de kerosene como eran nuestra cocina o carbón? ,en el
pueblo de niños había hasta tres casas donde se vendía carbón una de ellas en
el jirón 28 de Julio en la bajada de la avenida Tacna en un pasaje cerca al
canal de las empresas eléctricas, que daba al rio de vez en cuando íbamos por ahí, porque estaba camino al
colegio, era una gran habitación con cerros de carbón y llenaban los sacos con
una lampa, creí que solo era para los anticuchos, pero era un rezago de las
cocinas de carbón, y de las planchas ,recuerdo a un sastre que a la entrada al
mercado dejaba su inmensa plancha paradita y señor Saavedra ya los otros dos el
señor Villon y el señor Palomino y después
los veíamos planchando los ternos y vestidos que confeccionaba,
eran tiendas importantes antes de la
masificación e industrialización de la ropa .Muebles cerrados con candados
debían de guardar el menaje. No nos intereso
Lo que vimos fue una botella de
vidrio de bidu cola una gaseosa que dejó de circular en los años 60, estaba en
una de las repisas cerca a otra puerta que daba a un pasadizo, éste comunicaba
a distintas habitaciones cerradas, a la
mitad del pasadizo entraba la luz a través de
un ventanal en el techo, entramos
sigilosamente algunos cuadros muy antiguos, colgaban de las paredes una
naturaleza muerta, una virgen reproducciones sin ningún valor.
Entramos
al comedor una gran ventana cerrada que debía dar el jardín lateral, una
larga mesa con las sillas puestas encima y cubierta por un par de sabanas, ya
amarillentas, colgando del techo una lámpara tipo araña con varios pequeños
como candelabros unos aparadores con puertas guardaban tazas y platos, se veía
finos con bordes celestes y dibujos de cisnes., copas y vasos.
La otra pared un aparador de madera y un mármol gris jaspeado- tenía
unas puertas cerradas con llave. Tenía una puerta interior que comunicaba con
la sala, por ahí nos metimos, todos los
muebles sillones y el sofá cubierto de sabanas, fotos de
familia, de niños fotos muy antiguas en blanco y negro.
Una gran puerta cerrada daba al pasadizo,
otro elemento llamo nuestra atención en la mesita de centro de la sala un viejo
y crujiente Comercio del año 53 anunciando un triunfo de la selección de futbol
sobre la selección brasilera. Alguien estuvo allí la última vez como 12 años atrás leyó su periódico, tomo una gaseosa y se fue,
no había más rastros de alguna otra incursión humana, eso era un año antes yo
naciera.
Regresamos al comedor y de ahí al
pasadizo, tres puertas laterales al frente que calculamos debían ser
dormitorios. Y al fondo una inmensa puerta de dos alas que era el ingreso a la
casa.
Los cuartos estaban cerrados. La
curiosidad nos ganaba, pero ya avanzaba
el tiempo y todo el ambiente nos atemorizaba,
sentíamos además de estar cometiendo algo malo, como que alguien nos
observaba, y cada cierto tiempo volteábamos
porque sentíamos ruidos, de afuera se sentía de vez en cuando los
bocinazos atenuados de los camiones.
Escuchábamos como pasos sobre el piso de madera del
pasadizo como que alguien corría, nos
dio mucho miedo decidimos regresar y
acabar la aventura.
–En las casas viejas siempre penan – me contó
Oscar-recordé los cuentos de apariciones que contaba la empleada de la casa o
había escuchado de las conversaciones de adultos.
Que en una casa abandonada por el jirón Cuzco
, las luces se prendían los viernes por la madrugada y se apagaban solas, en la
casa de Don Humberto Montti, un solariega mansión rodeada de jardines y el del
interior muy florido , tenía unos
cuartos muy viejos detrás , donde las
puertas se abrían y cerraban solas sin haber viento, o la casa de unos primos
donde en la azotea se sentían niños y risas
jugando bolitas y su rodar por los pisos , los tíos subían a la
habitación de mis primos para que dejen de jugar y se acuesten y los
encontraban profundamente dormidos, en esa misma casa todos vieron a una niña
de vestido blanco correr por las noches o las risas de niños jugando o la radio
que se prendía sola en onda corta en idiomas extraños.
Y así muchas historias de hechos
inexplicables, de otro mundo , y otras muy humanas como el del cura sin cabeza que con su sotana y capucha
atravesaba el parque después de media noche, hasta que un grupo de jóvenes se armó
de valor y con palos ,agua bendita y crucifijos lo aguardaron por noches
,aunque solía ser domingo muy tarde o ya
las primeras horas del lunes, hasta que un Domingo lo vieron corriendo entre
los arboles rumbo a la parroquia, corrieron tras el alma en pena , la que
terrenalmente tropezó , y fue a dar con sus huesos al jardín frente al casa
parroquial, lo apalearon y rezaron una plegarias para ahuyentar animas en pena,
hasta que grito
– chicos paren
paren, soy el padre Andrés –
Asustados
dieron un paso atrás y su profesor de trigonometría se paró y les pidió
por favor guardar el secreto. Después se sabría que salía de la casa de una
viuda que guardo su nombre en reserva.
Igual sea cierto o no comenzamos la
retirada, volviendo sobre nuestras
huellas en el polvo del piso del amplio pasadizo, lo que vimos nos escarapelo
el cuerpo y salimos corriendo. Al costado de nuestras pisadas había las huellas
de pies de un niño, que no habíamos visto antes, no podían estar porque eran
recientes, un pie era más grande que el otro.
Huimos muertos de miedo, ya afuera nos dimos cuenta
que habíamos dejado La mochila en la cocina.
-entra y sácala – me grito Oscar
– Entra tu que eres el mayor- le respondí asustado.
Al final decidimos entrar los dos, cuando pisamos el primer
peldaño súbitamente la puerta se cerró
de un portazo. Corrimos no recuerdo como subimos y pasamos la reja,
pero ya estábamos en la calle pálidos. Fuimos al parque a comernos un
helado cada uno yo un chocolate y el uno
de fresa, para que se nos pase el susto callados en una banca del parque. el heladero un gordo achinado nos fiaba , tambien vendia pan con palta en una caja de cartón.
Años después nos encontramos , no
nos pusimos de acuerdo en detalles, cual era el pie más grande ,el
izquierdo o el derecho, si fue un portazo o solo un suave viento que la junto
amablemente y nos expulsó de la casa , o
si la mochila la dejamos en la cocina o en el comedor.
Les contamos varias veces la
historia a los amigos sentados en nuestra banca del parque y nunca nos creyeron
que hubiéramos entrado. Sobre lo otro que si era posible pero lo habíamos
escuchado de alguien.
Chosica 27 de Enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario