miércoles, 16 de enero de 2019

LA CIUDAD OSCURA-





                     CUENTOS DE LA CIUDAD OSCURA


No hace mucho.




Humo.

Amanece y las luces de la ciudad se ven lejos, me muero de frío y tengo nauseas, no sé dónde estoy, despierto  veo unas sombras al lado de una pequeña hoguera que calienta una olla abollada y negra  con un líquido que parece oler a café, los tipos ríen y siguen fumando pasta, ¿Que hago aquí? me levanto me acerco, mi saco está sucio huele a tabaco, a sudor  me ofrecen un cigarro y aspiro la droga, me tranquilizo-

-Hola gringo- me saluda una voz rasposa, se te acabo la plata brother-

No lo reconozco, busco instintivamente mi billetera no está.

-si buscas tu billetera- la vendimos y tus tarjetas ya no servían porque ni las claves te acordabas- ríen todos.

Me invitan  café aguado con alcohol, lo tomo y me da nauseas, mi camisa esta hecho un asco no tengo corbata, era finita supongo la vendieron, está amaneciendo, no sé qué día es, les pregunto, es Domingo me contesta un viejo desdentado, o que  parece viejo.

Pucha no recuerdo nada, salí del trabajo el viernes y fuimos a tomar unos tragos, al centro  , tomamos mucho y consumí un poco de coca que alguien me invito, luego con alguien de otro mesa salimos a comprar más, saque plata del cajero nos vendieron por un jirón oscuro lleno de putas viejas  feas y travestis, nos metimos a un barcito lleno de cachaquitos del ejército que bailaban con travestis, y yo con el nuevo pata tomando  y comprando droga en el baño del bar  en algún momento salimos  y seguimos drogándonos no recuerdo más, hasta hoy al amanecer, tengo que regresar a casa no tengo plata, ni como pagar un taxi estoy en un terreno vacío lleno de fumones, como llego a Jesús María.

 Salgo caminando de debajo del puente por la avenida Tacna estoy sin zapatos, los fumones me los han robado, camino por la avenida, veo los periódicos, perdí el Sábado es  Domingo.

El estómago me duele tengo sed, hambre, paso  por un mercado pero no tengo plata, me robo un plátano y me botan a escobazos. Al pasar por una tienda veo mi reflejo en el vidrio , estoy hecho un asco. ¡Qué vergüenza como voy a llegar así a mi casa, tengo que lavarme.
Que va a decirme mi vieja, realmente la embarre, creo que llego la hora de parar el vicio, o me internaran  no es la primera vez.

(Crónica de un pastrulo)


APAGON.

 (Otra vez)

No debes salir, otra vez han volado una torre  y hay apagón le dice doña Ana a su hijo, no le hace  caso igual sale.

El barrio, con sus calles sin luz, los edificios negros con velas cuya luz amarillenta se ve por las ventanas los hacen más oscuros, hay silencio, a lo lejos se  escucha una sirena, es  seguido  las noches, el miedo ha ocupado la ciudad. Se da la vuelta en la cuadra siguiente  la calle está cerrada, los tombos han puesto piedras y unas latas con trapos con petróleo los prenden al comienzo de la cuadra    parapetándose ante un posible ataque a su comisaria , también tienen miedo.

Hace frío, y comienza la llovizna, esa lluviecita cojuda, minúscula que moja todo, llega al teléfono público saca un rin pero el aparato está roto, normal sigue caminando con las manos en los bolsillos llega a la tiendecita con su vela  también pero con la reja bajada.

Despacio sale un chino sin edad sin prisa, con cara de sueño. Me da el cigarro y recibe las monedas, Me alcanza el encendedor amarrado con pita a la puerta, no dice nada.

-chau chino – me despido inhalando fuerte la primera bocanada.

Paso por la puerta del cine, ya meses que no abre, a veces los fines de semana, recuerdo cuando chibolo me escapaba de la casa para ver las películas argentinas del gordo Porcel, poca gente, olor ha guardado ,la luz del proyector hacía cobrar vida a las partículas de polvo.

Me doy la vuelta  regresó, la ciudad oscura, es peligrosa, te pueden confundir y meter bala. Aunque aburrida la casa es más segura, solo la radio a pilas …Rpp el atentado dinamitero ha sido en los cerros de Chosica ,nos informa nuestro reportero ,adelante ……..

tombo  policia ,  rin especie ce moneda ranurada exclusiva de los telefonos publicos , chibolo , jovencito.


Pelao

Corre pelao, intenta con un trapo limpiar las luna de un carro , la mujer lo mira asustada y cierra la ventana, cambia el semáforo los carros parten, es un chico de 10  años bajito ,no se le puede saber la edad tiene cara de viejo  de sufrimiento de hambre, cuerpo desnutrido  , la cara sucia , con cicatrices al igual que en la cabeza rapada,  por eso le dicen pelao, nadie sabe su nombre , el no lo quiere decir ,se llama Jesús,  escapó del orfanato nunca conoció a sus padres.

¡ Corre pelao ,ahora si ¡ lo anima otro chico ,  de los pirañas , así se les llama a los niños mendigos del centro de Lima, andan en grupos. Pelao, llega a un carro y mira con los ojos de la desesperanza , la indiferencia del conductor que lo ignora, intenta limpiar la luna , y el tipo lo bota ! fuera mierda¡ se queda parado  y los ojos se le humedecen de cólera, las tripas le suenan ,  el amigo lo jala para que los carros no lo atropellen.

Ponte mosca pelao , sino no vas a limpiar ni uno , metele el trapo de frente sin mirarlo. Le aconseja, esos conchesumare  no te van a dar nada sino lo haces, y la acaricia la cabeza en la  cicatriz  , se sientan al borde de la pista le alcanza la bolsa de plástico con terokal aspira varias veces, la vida se hace menos dura.




METEORITO

El encuentro era ineludible, lo sabia y tenia que salir a buscar el choque , el bólido venia del cielo , rapidísimo, solo eso estaba en su mente , el encuentro con el bólido seria doloroso pero tenia que hacerlo para eso estaba allí,  salió corriendo a buscar la colisión  salto ,  otros también  saltaron disputando el choque, salto mas alto y  golpeo fuerte  con la frente dirigiéndola hacia la esquina , el arquero no llego , la cabeza le dolió el grito lo ensordeció  gollllllllllll.



DESCUIDO

Subió al bus viejo  lleno de gente, regresar a casa, todos los días a la misma hora el mismo paradero, cansada, la cartera y la lonchera.

Lleva la moneda en la mano con que va a pagar, la cartera bien sujeta pegada al cuerpo, sigue entrando más gente – avancen, al fondo hay sitio – grita el cobrador abriéndose paso, da unos pasos y se  va ubicando cerca de la puerta de atrás, el tráfico es lento, la ciudad comienza a oscurecer, se acerca el invierno, es hora de traer un chompa piensa, la música inunda el carro a un volumen muy alto el arbolito del grupo Néctar , le molesta, nadie dice nada.

La gente apretujada, los otros buses igual, salir del centro de la ciudad antes que oscurezca, puede haber un apagón y el miedo envolverá a la gente, la última vez, los terrucos anunciaron un paro armado y la gente salió despavorida, no había carros ni taxis, ni bien oscureció se escucharon las explosiones cerca nomas por el por los cerros  del Rímac, y unas antorchas con la hoz y el martillo se iluminaron en el cerro.  

Va llegando a su barrio, se ubica  cerca de la puerta. Siempre la cartera bien sujeta, -bajan, bajan- gritan justo cuando el semáforo da verde. Empujando el muchacho se abre paso, al llegar a la  puerta, el empujón la desequilibra y la mano buscando donde agarrarse queda expuesta sin protección, siente las uñas en la muñeca y el jalón que le arranca el reloj, el tipo salta, vuela, desaparece en la multitud.

Solo grito y apretó más la cartera, nadie dijo nada, todo fue muy rápido, la cólera, la impotencia, la hacen llorar, se seca las lágrimas, ve en su piel tres rayas rojas con un hilito de sangre, no más reloj, es de todos los días en todos sitios.

De pronto sonríe, era un piojito de 15 soles , ojala la próxima vez que robes te pise un micro y mueras chancao piensa.
Paradero bajan. Grita.





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