miércoles, 27 de junio de 2018

ICA EL CABALLERO REGRESA.


                                                        VALVERDE

                                    LA VILLA DE LAS VIDES Y EL DESIERTO


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Regresar, siempre se vuelve al lugar donde alguna vez se fue feliz. Había vivido en la ciudad hace muchos años, cuando todavía la gente se reunía en Las plazas a conversar,  iba a las verbenas ,  a las novenas en Octubre y ver los fuegos de artificio en honor al Señor de Luren en las noches todavía frías.

Cuando la fiesta de la uva, la vendimia, se celebraba en la avenida  por donde se ingresaba o salía del pueblo y la gente bebía los primeros jugos de Marzo, la cachina  de la uva fermentada, refrescaba  los calores estivales. Cuando los mangos eran mangos, chicos sabrosos   y con pepa.
Uvas del recuerdo, de los calores tuyos y los míos,  recordaba unos versos  extraviados de  algún juego floral de esos años. Uvas del cariño del romance de la tierra  con el sol.

Se sentó en una banca de  la  plazuela Bolognesi  antes tranquila  hoy bulliciosa , dejo la mochila  tenía el polo mojado de sudor , tomo  un sorbo de agua descansando , ¿dónde  alojarse en esa ciudad inmensa caótica ?en la que se había convertida la apacible ciudad de antes, los hotelitos de adobe y luces amarillas   habían desaparecido, no había más pensiones en casas antiguas, el terremoto de hace diez años  había terminado con las ultimas casas y construcciones de siglos anteriores .

  Se ubicó, como siempre cerca del mercado y en el centro de la ciudad,  tenía como vecinos a un lugar de venta de leñas y más allá otro de carbón, las costumbres permanecían, luchando contra la modernidad. La comida regional cocinada con leña seguía  siendo  incomparable, y fuente de reconocimiento de turistas,  los tamales dominicales, la carapulca los chicharrones.

El manjar blanco cocido a fuego lento en leña para las tejas esos dulces de frutos rellenos con el dulce y recubierto de una costra de azúcar. Ese prensado de chicharrón  con los pellejos  gelatinas de las cabezas de chancho  con granos de pimienta. Ese mercado antiguo  generoso en pan llevar y frutos del mar, donde hacia el recado con su esposa jóvenes aun,  pescados de toda laya corvinas lenguados bonitos cojinobas, camarones, machas hoy casi extinguidas, el chancho marino y en ese entonces tortuga.

 Ventas de uvas negras verdes Italia moscatel uvas pasas negras, rubias, pallares secos verdes, frejoles de 10 variedades el cancate ese frijolito silvestre que le da sabor al arroz o preparas un guiso simple con papa.
Esos quesos frescos y ahumados que venían de la sierra,  envueltos en paja, que había que comer con el madrugador calentito  pan de leña, ah,  eso era bueno.
 A ese mercado había que darle una vuelta, no había cambiado,  la gente había envejecido y trabajaba con sus hijos o sus nietos.

Esa ciudad ventosa en Agosto de vientos  Parakas que soplaban desde la pampa que cubrían la ciudad de arena la oscurecía, la convertían en una imagen borrosa,  vientos que dieron formas a dunas y retorcían los viejos huarangos,   lo había albergado de joven, le costó trabajo quererla pero al fin terminaba regresando aunque sea pocos días a comer pallares con lonja y tomar un pisco.

Decidió salir de la ciudad tan poblada, tomo un colectivo a un pueblo a la salida a sur a Santiago.

  Sintió que regresaba  al pasado , respiro el aire caliente del desierto de Ocuje, ese inmenso paraje seco que alguna vez fue océano, con sus misterios escondidos ,fósiles de ballenas y piedras de otros tiempos,   recordó la boda de un amigo ,donde  tuvo que ir a buscar al alcalde  de las faenas de su chacra  para abrir el consejo municipal,  y oficiar  la ceremonia civil con apuranza así le hizo saber, con zapatos y sin calcetines una  camisa blanca de cuello muy raído sobre una piel curtida por el sol para luego muy rápido cerrar el concejo con el candado y retornar a las faenas, en el inclemente medio día de Diciembre , después ir a la casa  en el campo de la amiga de la infancia y almorzar de la cocina a leña, caldos de gallina , guisos  vinos y piscos de amistad añosa.

 Se fue caminando al  pueblo vecino donde viva la madre de otra amiga de cuando estudio en la vieja casona de la universidad, donde vivió intensamente una juventud lejana, Pueblo Nuevo,  poblado pequeño con muchas chacras productoras de vinos y piscos. La señora con muchos años encima con un  sombrero de paja maltratada por el sol, lo recibió con la amabilidad de los pueblos chicos de antes, y le dio posada.

La noche estrellada siempre fresca por la brisa del desierto, lejos de las luces de la ciudad permite ver un cielo diáfano con estrellas y la  orientadora cruz del sur. Sentado alrededor de la fogata cerca al alambique donde se prepara el pisco converso con los viejos peones,  y volvió a escuchar las historias con el dejo apenas diferente de la gente del campo.  Rieron mientras  despachaban con paciencia una botella de pisco.

En la mañana dio una vuelta por la campiña y vio  arboles de pecanas, mas allá comenzaba el desierto  ese desierto de líneas y dibujos misteriosos que descubrio y cuido Doña Maria, de piedras grabadas, eso petroglifos que el Doctor Cabrera estudio y  descubrió que los antiguos nos dejaron sus historia grabadas en piedras, en telares ,en quipus ,en líneas en los desierto, conocimientos ancestrales que nos hablan de una civilización con grandes conocimientos en comunicación, medicina y muchas cosas que no comprendemos aun.

Descanso  en el oasis luego de comer unos dátiles unas pecanas y agua, el extraño caballero del pelo largo era frugal, soñó, que  caminaba por  la vieja ciudad, la noche con calles mal iluminadas, el olor al hígado a la parrilla, los anticuchos. Despertó con el fresco de la tarde, decidió que era hora de partir nuevamente.

Volvería, no pasaría mucho tiempo    antes que sintiera una nostalgia  y tomara el bus del retorno.


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Ica 22 de Junio.



miércoles, 20 de junio de 2018

mi viejo


                                           LA HERENCIA PATERNA.
                                                                         
Nuestro, padre Don Sergio Vicente Alzamora Bernuy,  fue médico pediatra. Somos seis hermanos, y el recuerdo de la primera casa fue en Chosica jirón Callao  numero 336 frente a un parque inmenso lleno de ficus,  los juegos infantiles estaban cruzando la pista.

La casa de los cisnes, así se le conocía, en realidad un conjunto de tres casas con tres estatuas de yeso  de cisnes cada uno en la entrada de cada casa.

Mi padre llegaba de su trabajo en el Hospital del Niño desde Lima , en un Mercury de los cincuentas ,blanco y plomo,  en las tardes trabajaba en su consultorio, la casa tenia entrada con gradas  de mármol, y unas rejas de madera pintadas de verde, una pergolita central con una banca de mármol . por la izquierda  iba de frente a la sala de espera y al consultorio. Colindaba con la casa de los Velásquez, a la derecha era la entrada a casa pegado  había un pasadizo cubierto por enredaderas de caiguas,  a manera e entrada del personal que daba  la cocina.


 Rodeando la pérgola dos jardines el de la derecha en una planta de romero.  Se subía por unas gradas a un hall  sala y de allí al  comedor, era una casa muy antigua.

La entrada  estaba protegido por un techo de esteras para evitar el sol, una vez hubo un corto  circuito y  se prendió  techo. Era la hora de almuerzo y felizmente pasaba un policía que ayudo a apagar el conato de incendio, la comisaria estaba en la cuadra siguiente.

Los cuartos eran amplios y de techos altos, en el dormitorio dormíamos los cuatro hermanos y aun así era grande.

Tenía muebles antiguos una  había  uno de cedro y  de mármol gris donde se ponía el nacimiento en Diciembre,  había un closet tan grande que entrabamos los cuatro hermanos.

Detrás de la cocina había un patio como un gallinero donde no faltaban aves y pavos los fines de año, más atrás tres cuartos que me daban miedo. Vivíamos allí con mi tío Jorge Oneto, hermano de mi madre conversador nato. Alto pelado con un porte de conde  extraditado, pobre de bolsillos y millonario de cariño.

Los techos altos protegidos con calamina, en los veranos las lluvias los   hacían retumbar además vivíamos a dos cuadras de río que escuchábamos rugir con temor, y el olor a tierra mojada se mezclaba con el barro de los huaycos q bajaba con el rio. Más atrás el ferrocarril y los pitos de las nueve de la noche del tren que llegaba de la sierra, y en las mañanas el que subían de Lima.

Sentarse en las gradas por las tardes  a cambiar revistas con los otros niños del barrio, o salir en bicicleta,  cruzar la pista a los juegos hasta el atardecer.

Apenas se veía la televisión que no tenía muchos años el canal cuatro y casi nada el trece. La radio que nos despertaban era radio Victoria con una trompeta como de cuartel militar. Y el grito LEVANTARSE MUCHACHOS y  lustrarse los zapatos con Nuget el betún.

 Vivimos allí desde que tenía cuatro llegado del sur años hasta los 9 aproximadamente, cuando nos mudamos a dos cuadras al jirón Chiclayo 352, al costado de la municipalidad, y frente a la Iglesia.

Una casa inmensa de paredes rojas, estilo californiano     de estreno el dueño el señor. Zegarra Ballón se la vendió a mis padres que quedo endeudado por el 67 hasta el 86 que se jubiló y gracias al gobierno de Alan García la deuda pendiente quedo reducida a menos de un sol.

El jirón Chiclayo cuadra tres  tenía solo dos casas la nuestra y la de los Bresani, el padre  fue alcalde y eran unos gringos simpáticos. Al frente estaba la iglesia y la parte lateral del colegio de los padres agustinos Santa Rosa  y colindante con muestra casa la casa municipal  edificio original de 1880 .la casa tiene todavía  al fondo  una parte muy antigua de adobe del siglo XIX como una ranchería,  5 habitaciones lavandería y un baño. Separada por un muro bajo.

Los vecinos de ese entonces descendientes de Don Víctor Andrés Belaunde se iban a quejar   de los ruidos y risas que provenían de esa parte de la casa por las noches, pero allí no había nadie, en esa casa siempre ocurrieron cosas raras pero eso se los contare otro día.

Chosica era un pueblo chico, bucólico, donde la ciudad se resguardaba temprano a las nueve la ciudad descansaba.

De esa época tengo   recuerdos de mi padre,  en la casa antigua, los domingos  cuando tendría unos 7  años al terminar el desayuno me sentaba a escuchar música clásica, y a leer las biografías de los músicos y compositores, Una de las pasiones del viejo era la música clásica tenía muchos discos, y la música criolla, por allí tangos  jamás de los jamases la cumbia, lo tropical, ni el rock, la música instrumental de las grandes orquestas era  otro de sus gustos. Esa es la  primera gran herencia que tengo de él.

Otra de sus pasiones era la comida que no la herede, básicamente era un carnívoro que no concebia la comida sin carne, los huevos fritos  los chicharrones  el jamón del país la salchicha de Huacho a donde íbamos expresamente a comprarla donde tenía su caserita y los aun presentes tamales domingueros donde su casera  que hoy le  compro a la hija.

Era su pasión nos llevo a todos sus huariques en Lima al chinito en el jirón Chancay a una cuadra de la Colmena por la universidad Villarreal, el Cordano detrás  de palacio , uno cerca al teatro Municipal en una esquina el Carbone.

Mi padre nunca fue a comprar al mercado de Chosica , era muy chosicano pero era más médico, y su concepto era que los médicos no podían mezclarse con los otros, ni emborracharse, el viejo era abstemio consuetudinario bueno eso tampoco lo herede  ,el prestigio de su profesión consistía además de sus conocimientos que incrementa permanentemente, en un comportamiento intachable , nunca mal vestido ni informal, nunca sin afeitarse, un comportamiento serio,   muy pocas veces se salía de libreto, un mal habito que compartió con su hermano y su padre fue el tabaco  al final fumaba en pipa y el recuerdo del aromático olor me queda , poco tiempo lo acompañe de fumador , creo que dejar de fumar es uno de mis logros.

Una pasión que tenía eran los pastores alemanes, el primero que tuvimos fue Rinti, por rintintin el de la serie de la tele,  después  vendría Pelusa que tuvo muchas crías y se moría de miedo con las coheterías de las fiestas de las cruces y los años nuevos ,una vez se cayó de la azotea y tuvo un accidente. El ultimo que recuerdo era un pastor precioso que se llamaba Boris de Luna Fuenzalida y algo más en alemán Von algo así.  Tenía peligre y le había costado una fortuna. Varias veces tuvimos crías de pastorcitos. A mí eso de criar perros como que no me gustaba mucho, a mi hermano Jorge y hermanas creo que sí.

En otra oportunidad le dio por criar conejos creo que llegamos a tener más de cien y mi hermano los cuidaba él es médico veterinario y también se los comía.

Una costumbre  que tenía era hacer compras solo, en los supermercados en Lima donde era anónimo, los sábados en especial llegaba con el Chevrolet celeste y después con el Ford amarillo de ocho cilindros, con la maletera repleta de comida, repleta, no cabía nada más, carnes y quesos eran gran parte de lo que compraba  lo recibíamos y todos lo ayudábamos abajar las muchas bolsas. Incluso compraba cosas para una de sus hermanas .dar y ver comer a su familia fue unos de sus placeres, llevarnos a chifas y parrilladas los domingos constituí una tradición, salir de Chosica  los domingos por la tarde rumbo a Lima a comer, a Paruro, Capón, o al centro a alguna parrilla argentina. Regresar a las 11 durmiendo es uno de los recuerdos que me humedecen los ojos. Ese viaje culinario terminaba con  la visita a a la librería Época en Belén al costado de la plaza  San Martin.

La compra de revistas libros terminaba nuestro domingo, yo intentaba leer en la oscuridad del regreso y ni bien llegaba a casa me ponía a leer los libros o revistas compradas.

Esa fue la gran pasión y entretenimiento la lectura  compraba libros  que se se iban haciendo una gran biblioteca, conservaba además sus libros de juventud  de universidad, se definía como bibliómano y bibliófilo. Nunca le falto un libro de pediatría o literatura en su maletón.

Los domingos antes de salir a jugar fulbito teníamos que haber trabajado con él en su taller de carpintería y electricidad era el desgaste físico que requería y le quitaba el stress.

Conoció en el hospital a un vendedor de libros de segunda, Padilla, se aparecía de vez en cuando  por la casa de Chosica con una caja de libros  esperaba que mi papá terminara la consulta o hubiera un paréntesis y le mostraba y se entretenían conversando y negociando, al fin  casi le compraba toda la caja se tomaba un café con un pan y se iba.

 Más de una vez encontramos libros bellísimos  recuerdo uno de animales del futuro, años después seguí encontrándolo por el ministerio de trabajo con su triciclo lleno de libros. Era un tipo marginal el Fernando Padilla, no tenia casa vivía encima de sus libros y la ropa no la lavaba la eliminaba y cambiaba por otra de segunda, aficionado al trago pasaba los días leyendo, en realidad era un gran conocedor de literatura, alguna vez salió un largo artículo sobre el en el Comercio.

Mi padre conocía que le había heredado esa pasión por la lectura, y en su testamento  me dejaba la biblioteca, que quedo en la casa de Chosica y en realidad está a disposición de todos los hermanos. Mucho tiempo que no la visito, la carretera  está demasiado congestionada y se me hace un mundo ir.
Tenía una muy parca forma de expresar cariño corporalmente, a lo más te pasaba la mano por la cabeza, nos educamos sin abrazos ni efusiones, creo que era la educación de la época, pero su amor era total ,nunca nos faltó nada, el apoyo fue absoluto, siempre estuvo allí, cuando estando en Ica en la universidad  enferme por los desarreglos , me vino a recoger una madrugada que estaba con  afiebrado y un diagnóstico de enfermedad pulmonar, con su amigo  chofer confidente incondicional Don Sócrates Chirinos , que será motivo de una crónica especial,  lo queríamos tanto .

Una frase que siempre la tenía para los momentos de dificultad, pues lo operaron tres veces y mientras se recuperaba no había consultorio y hoy sé que era el mayor ingreso que tenía,  solo quedaba el sueldo  del hospital, que sin pasar penurias, siempre había un bajón en la economía de casa.  O a veces al consultorio no venían muchos pacientes y no siempre era parejo  y salía y decía con mucha filosofía:           
                                                     DIOS PROOVERA
Se me quedo grabado como un mantra para los momentos difíciles.

Hoy cuando cabalística mente pase la edad en la que él murió , revisando lo que queda de la tarde, tuve una herencia valiosísima un ejemplo de trabajo y dedicación a su familia, un dicho DIOS PROOVERA, una muy reservada ayuda al desvalido ,durante mucho tiempo ayudo al hogar San Pedro  de niños huérfanos de unos padres canadienses en Ricardo Palma, mi hermano Juan que siguió sus pasos y heredo ser medico también participo de Hogar ,  hay una anécdota familiar que nos mostró su desprendimiento que creo queda en las cuatro paredes de la casa ,  el valor y el placer de la lectura y la música clásica con eso me quede y he pasado la vida y fue la gran herencia que me dejo.

Ica. 20 de JUNIO.


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abur

chejo


miércoles, 13 de junio de 2018

un extraño de pelo largo

                          ANDANZAS DEL  CABALLERO DEL PELO LARGO.

                                                     
                                                                   BAJO EL VOLCÁN*



mi cariño y homenaje a dos queridos maestros arequipeños

Don Victor Sanchez Moreno  c y tío autor de un libro sobre Arequipa.
Oswaldo Reynoso Diaz  profe amigo y escritor mayor.Los inocentes.

Y a Charo Visa Apaza  que nos cuido de niños en la casa materna.


la vida no es la que uno vivió,
sino la que uno recuerda y
como la recuerda para contarla.
?








 Andaba con el pelo largo su jean viejo, su mochila de mil viajes, las botas gastadas y cansadas, la camarita y la bitácora de viaje.

Llego a la ciudad antigua bajo el volcán  nevado, saludo al Apu, le pidió humildemente lo acogiera, puso unas hojas de coca y un poco de pisco en el suelo y sintió que una ligera corriente eléctrica le recorría el cuerpo.

   El frío se instalaba y los lugareños con su hablar cantado iniciaban su día, se tuvo que poner los lentes oscuros, el sol salía temprano radiante llenando de claros oscuros las callecitas zigzagueantes, de subidas y bajadas, construida de blanco  y lava le daba fuerza y personalidad que sus habitantes la vivían  orgullosos, el valle feraz , el rio grande ,furioso en verano .le daban el verdor y las provisiones a sus habitantes.

El desgarbado caballero, llego al mercado, siempre que llegaba a un destino lo primero que hacía era ir al mercado, a comer e informarse, eran los mejores lugares para conocer el lugar, los precios eran accesibles. Desayuno café pan de tres puntas y queso mientras conversaba con la señora que atendía.

El bullicio de los mercados es igual en todos lados, si llegas temprano los bultos con verduras, y productos del campo llegan presurosos y los olores de las yerbas aromáticas del lugar, yerbabuena, mentas, cilantros, cebollas, ajos  se mezclan amorosamente con el siempre amable y hogareño aroma del  pan recién horneado con el de los guisos y caldos propios del lugar.

No había mejor lugar que los mercados para conocer el alma de la ciudad.





Se ubicó en un hotel barato en el  centro de la ciudad ,la plaza principal  virreinal señera, lo transporto a viejas andanzas con capa  sombrero con la calles mal alumbradas, paso por el atrio de la catedral , parecidas a otras del continente pero cada una con su imponente personalidad, se sentó en las gradas a escribir su bitácora y  pensamientos antes que se fuguen y ver pasar a la gente ,algunos en ternos con cartapacios   presurosos, no les alcanzaba el tiempo, a él le sobraba, soy un millonario en tiempo pensó  , ellos son pobres de tiempo.

Camino hacia el rio y encontró un parque tranquilo, umbroso  se sentó en una banca, saco de la mochila una bolsa de papel  con algas secas, las humedeció con un poco de agua y las comió despacio, muy despacio no requería mucho para saciar el hambre.

Acomodo su mochila como almohada, se recostó en la banca, dormito y entre sueños sintió la telúrica energía del volcán, soñó con lechuzas y era bueno reconoció a su animal totémico pero no recordó bien lo soñado despertó con el  aire helado sobre el rostro.

Regresaba al hotel  al día siguiente iría al valle de los cóndores, se encontró con una bella mujer con un gran trenza y ojos orientales se vieron y supieron que habían caminado juntos alguna vez, pasaron la noche juntos se juraron amor eterno antes de despedirse , sabiendo que el tiempo no existe y algún días se volverían a encontrar  .


Camino sus calles,  los antiguos portones, y las pequeñas puertas de panaderías antiguas, los adoquines ingastables de sus pistas habían resistido el tiempo y los terremotos y los malos gobiernos, tenían miles de pasos  de historias de gente antigua, las ventanas protegidas por rejas de hierro centenario, imagino a la damiselas del siglo antes de la luz detrás de ellas y a los enamorados poetas en la angosta vereda.

Se tenía que ir, algún día volvería, era una ciudad hermosa, orgullosa, bajo el volcán.






* Malcolm Lowry

Junio 2018


















































miércoles, 6 de junio de 2018

infamias de miercoles





                                  PEQUEÑAS  INFAMIAS HISTÓRICAS



                                     EL INCA Y EL EVANGELISTA



                                                     

Después que fueron emboscados por los hombres blancos  con la cara llena de pelos, palos que escupían fuego y metal que se metían en la carne ,iban montados en animales más grandes que las llamas. El Inca fue apresado rápidamente y puesto en prisión.

Lo  dejaron con un pequeño grupo de sus más cercanos, para acompañar y asistir al soberano hijo del Sol allí estaba yo un chicucha muy jovencito en ese tiempo.

 Atabalipa nunca pudo recuperarse de la traición de los blancos, eran pocos y amables pero unos zorros, y lengua de mentira  les creyó a pesar que sus sacerdotes le dijeron que escrito estaba de la aparición de seres que vendrían de los mares a destruir el imperio, pero eran tan pocos frente al formidable invencible ejercito del Inca que no creyó fueran a atacarlo menos vencerlo.

Un indio traidor sirvió de intérprete de la legua del invasor. Nos encerraron, nos dieron alimentos, y al tercer día el jefe de ellos un blanco viejo y menudo lo busco para decirle que quería el oro  y la plata. Atabalipa los ignoro, pasaron días y venían a conversar  por las tardes por las noches.

Una noche apareció con otro blanco con vestido negro  y un cuadro de madera, y estatuillas blancas y negras.

–Es ajedrez – le dijo el de negro, con dos palitos de metal atravesados que llevaba colgando en el pecho.- es un juego de dos reyes que luchan. 

- Te  enseñare y pasaremos el tiempo menos aburridos-, le dijo  mientras  acomodaba las figuras en el cuadrado con cuadraditos.

El  inca aprendió pronto de paso que iba conociendo el idioma de sus captores, que seguían pidiendo oro. Pasaron los días y el inca bajo de peso pero aún seguía siendo un hombre alto y robusto.

Hasta que negocio con el jefe de los enemigos –me dejaras libre y yo te daré todo el oro que se necesario para llenar este cuarto, hasta donde mi mano llegue.

Así quedaron pues, el hijo del Sol  y Francisco  el invasor. Pero el  de negro que andaba con una extraña cosa en las manos quería que ya no fuera hijo del sol, sino de su dios, un extraño señor que vivía en los cielos.

 Mando a sus emisarios el Inca para que trajeran el oro del rescate, pero el de negro, tenía barba negra y cabeza pelada, lo buscaba para jugar ajedrez y que se convierta a su creencia.

Era de noche y el de negro llego con Biblia así se llamaba la cosa que tenía y que la abría y le hablaba.

Se sentaron y mientras hablaban, el hombre de negro. Le agarro la pierna y comenzó a subir la mano. Y quiso morder la boca del emperador. Atabalipa que tenía 100 ñustas por esposas, lo rechazo enérgicamente y lo empujo, cayendo la Biblia. Fue acusado de ser demonio, y el  Inca rompió acuerdo de traer oro sino mataban al de negro.


Pensando oro está en camino, los invasores mataron al Inca. Contando historia que fue por sacrílego y botar Biblia. La verdad es la que les cuento los mataron porque gordo de negro, cura le decían, era chinaku  y quería coyunda con el Inca.




                                                        EL LIBERTADOR
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Don Ramón, exitoso militar de carrera y político, llego a la presidencia dos veces , estaba  casado pero  no tuvo hijos en el matrimonio   , tuvo  una amante oficial con la que tuvo  un hijo, según cuenta la historia,  tuvo 5 hijos más, y muchas aventuras en su haber, sus mostachos, sonrisa el uniforme engalonado y condecorado además  de la galanura  lo hicieron famoso por las batallas ganadas en el campo de las armas y lides del amor.

Llego a la presidencia y se le recuerda por sus muchas obras en bien de la patria ser amigo de sus amigos y aplicar la ley a sus enemigos, triunfador  de Tarapacá una de las pocas batallas ganadas en la guerra del Pacífico.

Corría su segundo gobierno y Don Ramón, no pasaba todas las noches en casa, las múltiples ocupaciones reuniones sociales, partidarias lo alejaban del lecho conyugal, además de su amante a la  que le había puesto una casa, salía de parranda  los fines de semana.

 Los campos azucareros  con esclavos negros, comenzaba a sufrir por falta de estos, por allí con sus compadres se les ocurrió traer chinos para reemplazar a los negros, además la explotación del guano de las islas iba viento en popa pero esa es otra historia.

Amanecía un Domingo en Lima, en Febrero siempre caluroso húmedo, la ciudad silenciosa, el inmenso dormitorio en penumbra, con los altos techos protegía a los amantes. El barrio del Rímac los alojaba, Ramón se estiro y boto las sabanas el calor y un ligero sudor en el cuello lo despertó.

A su lado Josefa le daba la espalda húmeda, ronroneo y se dio la vuelta enroscándose desnuda sobre su hombre. Negra rotunda, de pelo apretado grandes pechos, y gran nalgamenta, Ramón la abrazo con el brazo izquierdo mientras la mano derecha viajaba por la geografía del negro continente.


La luz matutina  atravesó la ventana protegida por la cortina de leve tul, un gallo canto cerca y fue seguido por muchos más. Despertaba la ciudad y también  los deseos de la pareja Ramón, sintió el deseo de Josefa, acaricio su pelo crespo y apretado, y la piel caliente lo encabritó, hicieron el amor nuevamente con la fuerza del nuevo día, briosamente sin apuros sin demoras.

 En el primer piso, los ayudantes escuchaban los gritos desaforados de Josefa, mientras preparaban  parsimoniosos  el desayuno, con tamales y huevos del corral, el café humeante perfumaba la cocina.

La negra se levantó, camino desnuda en busca de su ropa desperdigada, el hombre, fatigado cerro los ojos comenzó a dormirse, soñó algo que no logro recordar, pero sintió tranquilidad, paz.

 - Josefa acércate-  le ordeno. Ella obedeció, y se sentó a su lado.
 –Tengo que decirte algo – murmuro con los ojos cerrados. –
Puso  la mano sobre su muslo,  suspiro profundamente.

Tocaron la puerta. Y alguien dijo  -el desayuno está listo señor –
Ella sonrío en silencio, mientras le acariciaba amorosa  el pelo,  el todavía con los ojos cerrados la acerco, la abrazo Y le dijo con firmeza

 – El lunes firmo tu libertad-.




                                                                EL BEATO

                                                                 
                                                            farmacia -San Martín de Porres

El abuelo de Martín, fue un gran brujo Yoruba  allende los mares, antes de ser convertido en esclavo y traído a Cuba.  Tuvo una hija  con una mujer de la etnia Ewe que   era practicante de Vudú.

Años después de un peregrinaje por Panamá. Fue llevada al Virreinato del Perú y liberta convirtiéndose en una negra horra. Ana, trabajando en Lima  para un noble portugués de apellido Porras quedo encinta.

Ana Velásquez que así se bautizó en honor a su padrino, heredo de sus padres los poderes ancestrales,  abrazó la fe cristiana como la mayoría de esclavos, pero en secreto siguió adorando a los dioses de sus padres siendo una muy discreta curandera, limpiadora, pasadora de huevo, yerbera. De otra forma hubiera ido a parar a la inquisición.

Sus dos hijos Martín y Juana, vivían con la madre en pobreza,  por el abandono del hidalgo portugués, quien mandaba tarde mal y nunca algunos pocos maravedíes.

Puso Ana a Martín, siendo muy tierno como ayudante de un barbero herbolario  y luego de un boticario, sabía que era necesario que se empapara del conocimiento de hierbas sanadoras  y artes del curar, tenía que seguir con los conocimientos de los ancestros, la propia Ana le iba enseñando a los hijos los conocimientos de los abuelos. A Julia le tenía reservado la transferencia del Vudú que solo va de mujer a mujer.

A Martín le tenía reservado lo espiritual así que a los 15 años lo metió al convento de los dominicos, de pasada que se recurseaba casa y comida. Entro, por ser ilegitimo como terciario y llego a fraile. Era un hombre carismático y muy humilde  .dedicándose al cuidado de los enfermos y dando de comer a los más pobres.

Martin descubrió muy joven los poderes que tenía, entraba en trance a la hora de oración y podía leer los pensamientos de los otros frailes,   pasaría tiempo para que su madre le contara los poderes que tenía los heredados él y su hermana de sus antiguos en África, al poco tiempo   le invito a un  rito Vudú de los negros libertos y algunos cimarrones en Santa Clara, una hacienda al oeste de Lima, allí danzando hasta el paroxismo  entendió su misión en la vida curar y aliviar a los enfermos con su conocimiento de herbolario y barbero.

En el convento trabajo en el  dispensario donde cuidaba a los enfermos del convento y algunos pobres entre los pobres.

Fue allí que gracias a su poder de fascinación pudo hacer comer de un mismo plato  a  perro pericote y gato. Con su poder heredado podía dejar su cuerpo o estar en dos sitios a la vez curando a pordioseros mientras seguía con sus oraciones en su celda.

 Alguna vez lo vieron levitar mientras oraba y entraba  en éxtasis, pensando sus hermanos frailes que sufría convulsiones, pero en esos momentos se desdoblaba y aparecía en sitios distantes. Tuvo el poder de la telekinesis heredado de su abuela, es famoso el milagro de evitar que un hombre se estrellara contra el piso, man teniéndolo suspendido a pocos centímetros del suelo, mientras humildemente solicitaba permiso al Prior  para hacer el milagro.
 Muchos años después fue beatificado y luego santificado por la iglesia católica, pero en realidad Martín fue y sigue siendo un  poderoso brujo yoruba.

5 de Junio.  2018

mis guardias nocturnas.

 GUARDIAS NOCTURNAS Ha pasado muchos meses que no voy a trabajar al hospital, primero fue por descansos médicos por un problema oncológico, ...