UN ACTO BUROCRÁTICO
¿Qué eres? ¿Quién eres? Se
pregunta mientras camina rumbo al trabajo. Un vacío resuena sin respuestas.
Todos los días de lunes a viernes de ocho de la mañana a tres de la tarde,
veinticinco años, cuatro meses, diez días la misma ruta, el invierno se acaba, la misma chompa, el saco de invierno, en la
esquina encuentra el puesto de Jaime,
¿Cuántos años le compraba el desayuno, quinua en bolsa o maca, pan con
tortilla, huevo o atún?
–buen día Jaime, mi quinua, pensó unos
segundos para decir , pan con queso- Jaime lo miro sin asombro, mientras atendía
a cuatro personas a la vez, y le cobraba a otra. Paga, camina la cuadra que
falta, cinco para las ocho, estaba bien, siempre estaba bien.
La ruma de expedientes de compras
sobre el escritorio, junto a otros escritorios, con rumas similares, así hasta
el infinito, hasta el fin de los días. Saludó, las bromas de siempre, alguien prendió
la radio con los comentarios políticos, otra radio sonaba con música,
mentalmente reviso la agenda del día, armar los expedientes más antiguos, los tres
folders que tenía que hacer firmar para proceder a la compra, buscar a los
médicos que habían evaluado las suturas, los tornillos de traumatología, el
medicamento urgente que no firmaban dos semanas, guardo
desayuno en el primer cajón. Miro por la ventana, el cielo gris, los
edificios grises, de su empleo gris, de
su vida gris.
Andrés vive con su madre viuda, el sigue
soltero, su dos hermanas viven en el extranjero. No le falta nada, tampoco
sobra, la misma casita en la quinta que dejo su padre. Va a cumplir cincuenta
años sigue soltero.
-¿Cuándo te vas a casar Andresito?- le pregunta a cada rato la anciana
de ochenta y dos años. Cada cierto tiempo, algunos viernes demora en llegar, la
mamá sabe que llegara a las ocho más o menos oliendo a licor ligeramente ebrio,
nunca borracho. Así es el, no es que haga cosas malas, es que no hace las
buenas.
El sábado lava su ropa, limpia la casa, el domingo ira con la mamá al mercado, almorzaran a la una. Por la tarde vera el fútbol a las seis la llevara a misa. Ver los
programas políticos que comentaran en el trabajo durante la semana.
Ese domingo se desveló, las preguntas y las
respuestas le daban vuelta hace varias
semanas, soy uno de los miles de empleados públicos, soy un código de planilla,
tengo un DNI, un número de seguro, me descuentan la afp, me descuentan el
impuesto a la renta, pertenezco a un sindicato, tengo una huella digital con la
que registro mi existencia en el trabajo en la vida, sino pusiera mi índice al
entrar y al salir, no existiría, desaparecería.
La última enamorada que tuvo fue
hace mucho, duraron mucho tiempo, pero no recordaba haber estado enamorado,
no guardaba memoria de un sentimiento exaltado ,
ella lo dejo y se casó muy pronto con su
primer enamorado que estaba gordo y separado
y tenía un próspero negocio de plásticos en el mercado central. No le dolió,
sintió una especie de alivio, la verdad
es que no necesitaba una mujer a su lado. Alguna vez le gusto una compañera de
trabajo salió un par de veces a comer, pero tenía que regresar a a casa, mamá
estaba sola.
Cuando después de cenar , mamá se
iba a dormir, escuchaba música en la
sala , ese era su placer secreto, tenía un equipo de sonido de altísima
calidad, discos de vinilo, que compraba
por internet , música clásica, rock jazz eran parte de su colección .Liszt ,Holiday Armstrog Vivaldi ,Beatles,Thelonious, Mozart, Stones,
Ellington, the Who Joplin escuchaba se paraba dirigía la orquesta hacia como que
tocaba la primera o la batería imaginaria pero tan real que terminaba
cansado nunca había intentado tocar algún instrumento. Dormía hasta las
seis de la mañana, compraba el pan se
duchaba con agua fría, tomaba un nescafe con mucha azúcar escuchando las
noticias, salía a las siete y veinte,
todos los días, a ser un empleado mas, una
jornada más, esperar a la noche a
convertirse en director de orquesta a tocar con
Eric Clapton, con Santana, AC/DC, dirigir orquestas
sinfónicas tocar piano como un jazzista consumado compensaba la realidad gris, la monotonía desértica
de esperar la hora de salida.
La tetera suena el agua está hirviendo,
apaga la cocina guarda el agua en el termo, pero algo inusual sucede, el corazón
se le acelera, y le molesta respirar, se sienta solo en la cocina comedor, toma
aire, un ligero dolor en el pecho lo asusta, va a pasar piensa,
se levanta a servirse un vaso de agua,
mientras lo toma se da cuenta que la mano le tiembla. La mamá está
tejiendo en la sala con el televisor prendido en una novela que escucha. Está asustado,
el corazón se va calmando. Tengo que ir al médico piensa, el incidente se
repite en la semana, mientras trabaja en la oficina. Cincuenta años, no soy
viejo piensa de regreso a casa, claro pero no hago ningún deporte, desde el
colegio creo, va a comenzar Octubre todavía están frescas las noches, el Señor
de los Milagros, Lima morada, la procesión
el turrón de doña pepa, su mamá va a querer ir.
El jueves mientras trabajaba le dolió
la cabeza todo el día, tomo un paracetamol, el malestar seguía, cuando comenzó a sangrar por la nariz fue a
la emergencia, será la presión, pensó, lo acompaño un amigo, si tenía la
presión muy alta le dieron un captopril y le pusieron una ampolla de lasix mejoro,
el médico le dio descanso medico y sugirió que vaya al cardiólogo. El lunes
saco cita en su policlínico, le dieron cita para diciembre.
Llego diciembre y casi olvida lo
de la cita, el médico le dijo que lo refería al hospital, allí comenzó el
periplo, sacar la referencia, conseguir una cita adicional ya no era para Diciembre el año se terminaba,
bueno enero es buena fecha el calorcito
ayudaba, no había molestado el corazón quizá un par de veces, tomaba su
medicación para la presión. El doctor Díaz lo examino ordeno unas pruebas, le detectaron el problema coronario, le dieron
un tratamiento pero igual tendrían que hacerle una intervención cardiaca se programo
un cateterismo.
No le contó nada a la mamá , ¿Con quien la dejaría? Busco
contratar una chica, pero solo era de di,
hablo con las hermanas que no aportaron nada, una vecina le ofrecio
cuidarla de día y su hija universitaria pasaría la noche con ella. Todo estaba
listo febrero 2019, le tuvo que contar a la viejita que sorprendentemente lo
alentó y le dijo que ella lo cuidaría, le explico que la intervención era
sencilla cosa de tres o cuatro días, y
las vecinas la cuidarían.
Se internó el martes por la
tarde, la intervención era al día siguiente. Consistía en introducir una sonda por
la pierna, la arteria femoral llegar a las coronarias y colocarle un
dispositivo en arteria coronaria, sonaba sencillo, pero se complicó la
arteria coronaria estaba más obstruida de lo previsto, no se pudo realizar,
debían operarlo abriéndole el pecho, y colocarle un pedazo de la arteria que le sacarían de la pierna que reemplazaría
la arteria inútil que en cualquier momento podría parar el corazón. No quedaba
alternativa, firmo el consentimiento, lo llevaron temprano a operar.
La operación salió bien, pero en la noche algo malo paso en
la sala de recuperación, una súbita bajada de presión lo llevo de nuevo a sala,
una hemorragia se lo llevaba de esta vida, los cirujanos
intervinieron, las suturas que Andrés había comprado de tan mala calidad no habían
resistido la presión sanguínea vuelta a
circular. Los cirujanos sabían y llevaban suturas de calidad finalmente era más
económico y menos problemático dar explicaciones de muertes en sala, Andrés se salvó, no mucho después
se enteró que casi muere por la compra que hizo, meses antes.
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