LA HISTORIA DE DARÍO EL GRINGO
Cuando entre a la católica tenía claro que era
homosexual y no quería seguir ocultándolo.
Mientras
estuve en el colegio tuve que soportar todas humillaciones de los compañeros,
era un colegio particular mixto, por más que lo ocultaba se notaba que era maricon, los chicos eran crueles, cuarto y quinto
fueron un suplicio, me metían la mano, me buscaban la bronca hasta los más
chicos, yo callado no respondía, a pesar
de ser más alto que ellos.
Los
profesores preferían ignorar el tema y
no se metían, sé que mi padre que era militar debió notarlo, y debo haber sido una decepción, pero
lo llevaba en silencio, a lo más me pasaba la mano por la cabeza y me compraba
todos los libros que quería, le paso el encargo a mamá, era su forma de querer así
lo habían criado y formado.
Con mi
hermano mayor mi viejo si salía a jugar futbol, alguna vez los acompañe al
estadio eran de Universitario, me gusto
pero no era lo mío aunque, los jugadores si me gustaron con sus pantalones cortos todos recios, si
hubiera sido hincha de algún equipo, ese tendría que haber sido el Sport Boys.
No tenía enamorada, y era más bien delicado,
ordenado, demasiado limpio para ser
palomilla, no jugaba ni me gustaba el fútbol, y no tenia amigos, si amigas solo
Carlos eran mi pata , mi madre siempre lo supo, como todas las
madres me sobre protegió.
Mi hermano mayor ya había salido del colegio pero mientras
estuvimos en el colegio, él estaba en quinto y yo en segundo nunca camino
conmigo, aunque después me contaron que una vez, regreso al colegio cuando , ya estaba en la escuela militar y yo en
cuarto y le saco la mierda en la calle a los dos de mi salón que más me jodian , mi hermana menor me acompañaba
tenía una actitud solidaria me cuidaba yo estaba en quinto y ella en segundo ,Patricia lo
intuyo y siempre estuvo a mi lado para protegerme con su sola presencia.
Más
tarde cuando los dos estábamos en la universidad me conto que siempre supo que
era mariquita, pero que igual me quería,
y tenía que defenderme, linda la Paty.
De quinto, recuerdo a un pata, que alguna vez
sacó cara por mí y me defendió y lo jodian
que era mi pareja, pero él tenía su enamorada, Santiago, además era guapo, la
verdad si me gustaba pero nunca le dije nada, fuimos y somos patas, nos encontraríamos
después en la universidad.
En el 78
hice mis estudios generales, entre a Derecho el 81 ,
pero desde un principio percibí
en la Cato era un ambiente más abierto y los homosexuales tenían un espacio ganado y una
organización, todavía no existía el termino gay
me adapte y la gente si bien me vacilaba, no era la agresión del
colegio, de otro lado estaba la política.
En
la universidad en los 80 casi todos eran de izquierda, era el gobierno del dictador Morales Bermúdez,
había participado en el paro nacional del 79 que dio paso a la Constituyente
presidida por Víctor Raúl Haya dela Torre y luego al gobierno de Belaunde.
En el Centro Federado de Derecho , las
izquierdas limeñas campeaban, al igual que en la Federación Universitaria Fepuc
, andaba metido con la gente de VR vanguardia
revolucionaria , y nos juntábamos y las peñas y el vacilon del trago y la marimba, además
del rock la trova , Quilapayun, Tiempos Nuevos
, Barranco.
Pero
había algo que no entendía, la revolución era un tema pero no un plan para ahora,
y yo si quería que las cosas cambiaran de verdad y me parecía que estábamos
jugando .
Había
un grupito minoritario los del partido comunista bandera roja , los
banderines, era su chapa , siempre serios leyendo no eran de juerga ni peñas. Allí
conocí a David, era mayor y estaba por terminar Sociología. Nos hicimos patas y
comencé a militar con ellos , íbamos a San Marcos, La Cantuta, era mucho mas
serio que lo que pasaba en la Cato.
Íbamos
a los pueblos jóvenes a dar charlas
formas células, muchos de los compañeros habían abandonado la
universidad y estaban dedicados solo al partido, había una mística especial.
El
líder Gonzalo era profesor en la
Universidad de Huamanga y por ese tiempo
toda la Dirección Nacional paso a la clandestinidad, comenzaría la
Revolución, era Mayo del ochenta. En las elecciones después del
gobierno de los militares se dio inicio a la lucha armada, había comenzado la revolución,
ya nada de tonterías universitarias, llego la hora de tomar las armas y hacer
la revolución.
Ese año nos mandaron a colgar banderas rojas
y matar unos perros colgarlos con un cartel que decía muerte a Den Xiaoping, sucesor de Mao que desvirtuó el pensamiento maoísta. una
frase marco la historia de la China .no importa de qué color sea el gato , lo
importante es que cace ratones. De allí viene la nueva interpretación y aporte
de Gonzalo la cuarta espada pensamiento Marxista Leninista Maoísta pensamiento
Gonzalo. Al menos eso nos enseñaron, en eso creíamos.
Deje
la universidad y mi casa, solo me despedí de mi hermana Patricia, no le dije a dónde
iba, pero ella sabía en que estaba metido.
Me
fui a Chaclacayo me habían mandado a la escuela
militar. No se salía estuve un año,
gringo era mi chapa, las clases teóricas eran de lo más aburridas pero sino aprendías la verdad el método era persuasivo a un cumpa
un poco relajado, después de muchas oportunidades, desapareció. Cuando termino
fue como un bautizo porque te cambiaban de nombre, pase a llamarme Javier,
aunque todos me conocían como el gringo o Jota.
Me
mandaron a Andahuaylas allí mate por primera vez, realmente no me afecto mucho,
le dispare de lejos y vi como caía, ese día en la emboscada matamos a
varios los rematamos y el mando nos felicitó.
Así
fui ascendiendo ,comencé a destacar porque siempre estaba adelante metía bala como si nada, a veces pensaba que era una venganza con los hombre que me trataron mal, otras por los compañeros y amigos que también eran
muertos en combate, era como un desahogo a muchas cosas.
Alguna vez me gusto un compañero pero, tenía
que contenerme, aunque cierta vez logre tener una pareja duramos como seis meses a escondidas, pero lo
enviaron a otro frente, recordaba mis lecturas de Alejandro Magno y sus años de
guerras y su pareja y compañero de mil combates.
En
la sierra de Andahuaylas por donde anduve, a los homosexuales, no los tratan
mal como en la ciudad, hay un extraño respeto por los individuos
diferentes, vi más de una vez chicos muy
jóvenes que a la vista eran y jugaban con las mujeres o tejían y el pueblo no lo molestaba. Hay fiestas donde los hombres se visten de
mujeres con polleras y todos los maquillajes. Me sentí más acogido que durante
mi vida escolar y por mi viejo.
Llegue
a ser mando, aprendí quechua la gente me
temía y me quería, salían leyendas sobre mí, que podía estar en varios sitios a
la vez, y que solo había derrotado a un comando de la marina .La prensa se encargaba del gringo mando
inubicable sangriento y buscaban la historia, en el colegio en la católica, nunca me habían detenido, no
tenían fotos mías.
había
pasado tres años caminando por los pueblos de Apurímac y las cosas se ponían
difíciles ,al declararnos en zona de emergencia la marina y el ejército tomaron
los pueblos, salían a buscarnos y mataban
comunidades enteras de donde
muchos chicos que estaban en el ejército popular eran vecinos, esto los enardecía y agudizaba el conflicto, regresábamos al pueblo y las mujeres contaban
de las violaciones y asesinatos y acusaban a sus vecinos de ser los delatores a
los que ejecutábamos en el acto, la
espiral de sangre fue en aumento.
Habían
pasado el tiempo era mayo del año 88 , llego a Huamanga un destacamento del ejército
que se quedó en el cuartel los cabitos,
con ellos llego un capitán , una vez en la noche lo reconocí, patrullaba
los exteriores de la universidad y nosotros estábamos dentro para una acción , era un chico del barrio donde vivía en Lima,
amigo de mi hermana Patricia , menor que nosotros pero nos juntábamos en el Ágora
, a jugar , Jorge , lo recuerdo por que andaba jugando fulbito hasta tarde y
todo sudoroso se tomaba su inca cola en la tiendita, era muy fuerte lo
recordaba, me gustaba , su chapa era Rambo, quería ser comando , por eso lo
recordé rápido.
La
orden era desaparecerlo, su comando había causado bajas en nuestras filas, se habían
infiltrado conocían nuestros campamentos
y casas, andaba siempre escoltado con
seis comandos.
Le
hicimos el seguimiento y ya en Julio teníamos marcadas sus rutinas, donde almorzaba,
a qué hora jugaban fulbito, sus marchas de entrenamiento, sus patrullas por la
carretera a Ayacucho, el número de sus
efectivos todo estaba listo para darle vuelta, yo tenía que definir el día.
Y el
día llego, un jueves, la patrulla se iba a Ayacucho, y volvía el Domingo otro grupo los reemplazaba y tomaban un descanso.
Lo
teníamos tarifado, la gente se preparó y
a medio día ya estaban en la curva más alta del camino antes de descender rumbo
a la ciudad, éramos 60, ellos eran 40 tres porta tropas y dos jeep.
Mi
adjunto le aviso a una camarada para que viajara detrás del convoy en un
colectivo que colaboraba, “quita que te
tumbo” un Chevrolet viejo que tenía esa inscripción en el parachoques de
adelante, ella se encargaría de repasar a
los enemigos heridos y ayudar a recoger a los nuestros o si estaban graves,
rematarlos. Ese comando de aniquilamiento que formo Edith, era de los más eficientes,
no las conocíamos, las reconocíamos después de la acción, por códigos secretos que nos daban a última
hora, a veces solo las veíamos una vez, no las conocíamos y desaparecían.
El
convoy apareció como a las cinco, ya la gente con su aguardiente y su coca
estaban con la adrenalina encima, los dinamiteros tenían que ser precisos para tirar el cartucho
y que explote en momento correcto. Paso el primer jepp y un camión volaron el segundo porta tropas.
Comenzó
el combate todo estaba dispuesto quienes atacaban al primer grupo, quienes al
segundo y tercero, mi grupo tenía la misión
de encontrar al capitán Carlos y darle
vuelta.
Comenzaba
a oscurecer, y el olor de la pólvora los
gritos el estruendo de las explosiones y el ruido de las ráfagas, llenaba todo,
salimos con los 6 encargados el jepp donde
iba el capitán Carlos estaba atascado en la cuneta al lado de la carretera, el
colectivo estaba detrás vacío, no estaba
ni el Capitán, ni la compañera cuyo nombre se me olvido, siempre me quedara que
no supe su nombre y solo la vi dos veces.
Comenzamos
a buscar y escuchamos unas voces
corrimos encontramos al chofer del colectivo, que nos hacía las
coberturas más a la fuerza que por otra
cosa, o lo matábamos. Nos rogó que no
lo matáramos casi llorando, le preguntamos por el capitán y solo nos dijo
– Rodaron
para abajo- lo dejamos ir.
Ya
estaba oscuro y no los encontrábamos, la bajada era liviana pero llena de hojas
secas así que cada paso que dábamos hacíamos ruido, nos escuchaban, ¿la habrá matado? Pensaba
por que no la escuchaba.
De
pronto uno de los del comando escucho un ruido y disparo, fuimos despacio y no
había nada, andábamos separados a dos
metros cada uno para poder cubrir más terreno pero nada, habían desaparecido.
La
misión no se cumplió, el objetivo, se nos había escapado, yo era el
responsable. Molesto me paro para
descansar y a mis pies en una zanja los veo encubiertos por la hojarasca de una
zanja.
Los
demás ya están subiendo, los olí el
miedo se huele, es como los animales heridos, o los perros mojados huelen
feo. Allí estaban a tiro, los vi abrazados apenas se movían su respiración era rápida
, en esos momentos los sentidos se agudizan, el oído, el olfato la vista,
estaban con los ojos cerrados.
Estaba
con la metralla lista, busque con la vista al otros y están lejos, no podía llamarlos,
tenía que ejecutarlo yo mismo, de otro
lado estaban tan juntos que de todas maneras les iba a dar a los dos, él tenía
una pistola en la mano y parecía que con la otra le tapaba la boca.
No
dispare y me regrese, ¿porque no lo mate? hasta hoy me pregunto, que parte de mi,
regreso a la juventud y no vi un capitán
enemigo, sino al chico con que jugábamos en el Ágora, los deje ir.
Me
llevaron a una comisión de disciplina, me mandaron a Lima, nunca más supe
de su vida ni quien era ella.
Al poco
tiempo me exilie en Noruega donde
escribo estas líneas. No sé qué fue de ellos, la vida tiene cosas raras, algo
cambio en mi ese día, que decidí salir del partido de la lucha, de todo.
Oslo.
todos los personajes y hechos son ficticios, basados en hechos históricos en lugares reales documentados en la información de la época.
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