miércoles, 9 de mayo de 2018

TAXI DRIVER


                                                         






                                                                TAXI DRIVER
a la fuerza.



No siempre salen las cosas como uno quiere. Hay cosas que pasan, decisiones que se toman mal  y se termina taxiando.
Había salido de la universidad con el título reluciente, sin currículo sin experiencia pero el optimismo al tope  ,llena el panorama y la suerte y los dioses me sonreían amablemente, los vientos  son propicios todo era felicidad.
Un aviso en el Comercio, prestigioso laboratorio extranjero  requiere profesional farmacéutico para jefe de almacén enviar currículo a recepción del diario, yo mismo  soy,  había sido  el primero en sacar el título en mi universidad dos hijas habían apresurado mi vida apresurada , así que no había muchos en competencia, la facultad de San Marcos tenían retrasos administrativos , y las jefaturas de almacén no eran puestos muy atractivos para químicos farmacéuticos, corría casi solo en la lucha  por el  puesto, así es la vida , la alineación de los planetas , el biorritmo, el horóscopo.
Mi única experiencia anterior eran 10 meses como propagandista médico a medio tiempo en el Laboratorio Bayer, era mientras preparaba mi tesis, pero fue el debut en las grandes ligas,  me entrevistaron, recuerdo con una sonrisa ,cuanta inexperiencia  . Trabajo que conseguí viendo el Comercio.
 ¿Qué medicamento de Bayer conoce?  Un vacío en el estómago, buscando en la memoria alguno y no aparecían de pronto un bombillo se enciende.
 Tímidamente apunto  -¿Baygón?
Bueno si es Bayer es bueno, suena en mi cerebro, mientras el entrevistador no sabe si reír o botarme.
 ¿Nada más? Pregunta serio el señor Wehlls, un un hombre bajito, gordo, pelado y muy simpático  el jefe de los propagandistas.
- No, pero puedo aprender- respondo y guardo silencio  pensándome derrotado que tendrá que ver Baygon insecticida con medicamentos, la fregué y me acorde    de la propaganda dela televisión el hombre que se hace chiquito, sonreí.me contrataron con otros 5 bachilleres de farmacia todos ellos de San Marcos yo nomas de San Luis Gonzaga de Ica.
Durante ese año supe  lo difícil que es esa chamba de visitar médicos con tantas personalidades, clientelas, especialidades  algunos difíciles que simplemente no recibían  o lo hacían en la puerta  otros te daban un minuto para soltar tu rollo  otros que te pedían tal o cual medicamento no olviden que si es Bayer  es Bueno, fue parte del aprendizaje y muy útil. Algún día les contare.
 Un domingo  nuevamente leo un aviso en el Comercio. Mande mi escuálido currículo en un sobre de manila  había que dejarlo en el mismo diario el Comercio.
Me llamaron a la entrevista en el laboratorio y me entrevisto el gerente de planta un químico  farmacéutico  gordo canoso colorado italiano  el Doctor Gianni Rossi. Recuerdo una larga conversación amical donde me conto sus recuerdos de la segunda guerra mundial ya al terminar  me pregunta
 -¿De qué signo eres?-
 -Sagitario- respondí rápidamente.
 – el lunes comienzas la entrada es a las siete de la mañana. Así eran las cosas de impredecibles nacer en Noviembre, era una cualidad impensable pero útil.
Yo vivía en Chosica, había que levantarse a las cinco, en invierno con unas neblinas que no se veía media cuadra, fue un año lindo comenzar de jefe  del Almacén de materia prima, empaque ,propaganda,  medicamento a granel, medicamento terminado , muestras médicas, y recepción de los víveres para el comedor. Yo mismo era.
Todo iba bien, la vida me sonreía, profesional joven en el mejor laboratorio, bien pagado, bien considerado.
Pero la ambicia como dice Juanito “no me amargas” Vargas, -también conocido como “carretita” en jerga criolla antigua,  , significa amigo-  te gana, la falta de experiencia, paciencia y no falta el demonio que mete la cola y te tienta.
Un colega viejo que vivía en Chaclacayo  socio del club que compartíamos después de un partido de frontón tomando  desayuno, me dice un día...
¿Cómo te va en Roche?
 –Bien muy bien – le contesto.
-Oye y si te vienes a trabajar conmigo, soy jefe de producción del laboratorio X, sin conocer a nadie te va bien. Conmigo entras a planta, ya de químico farmaceutico te vas arriba–
Me quedo pensando me sentí  halagado, mala cosa  la vanidad  viendo el futuro, además estaba  en la carretera  central, más cerca a casa. La vara pesa,  en el Perú  las recomendaciones  valen.
-Le contesto el próximo domingo – digo pero ya me dejo instalada la duda.     

 Acepte, salí del paraíso sin llegar a mis vacaciones, me la jugué, porque ni siquiera me iba por un mejor sueldo sino por las perspectivas, para comenzar no me pusieron  en planta de producción, sino, pucha, en el  almacén.
Era otro régimen, donde había perdido el estatus que tenía, menos personal, menos atribuciones, de un principio no me gusto, trabajaba allí un amigo de la universidad Jaime un pata correcto, tranquilo, el si se había acoplado, por su carácter  creo, además estaba en planta que es más entretenido.
 No me hallaba en esa  chamba rutinaria, me caía pesada, no lograba empatar con la gente, salvo con dos sordomudos que jugaban pelota como los dioses de memoria, tenían una intuición, nos comprendíamos, lógico, sin hablar que es la mejor comunicación. Además tenía que llegar de saco y corbata, por las puras porque después me ponía la ropa de faena.
Pasaron tres meses y un viernes no recuerdo el mes, Septiembre probablemente, viernes  Era quincena y pasábamos por caja, cerré el almacén deje las llaves y cambiado salí, a veces desde el gerente hasta el más humilde empleado pasábamos por un cuartito y nos revisaban a mí me parecía humillante  un policía contratado no metían una cacheada   manos arriba contra la pared.
Me llamo el gerente administrativo y me dice
-por encargo de Carlos- el tipo que me llevo, te informo que hasta el día de hoy nomas trabajas.
Esas noticias, que te dejan mudo, como que se te abre el suelo, la negación  primero, no, no puede ser .me sobrevino una ligera nausea.
 –ha llegado una carta de la central de Suiza, y anulan la contratación, hay un acuerdo de los laboratorios de no  llevarse profesionales entre ellos. Me dijo serio,
 -pasa por caja está tu liquidación.- siento mucho tener que darte yo esta noticia.
Se paró y se fue. Salí como un sonámbulo, me pare en la carretera a esperar un carro, no tome
El ómnibus de la empresa, ¿Qué hago que vamos a comer? Antes de los tres meses no tienes estabilidad laboral, ni como reclamar, y el tipo ni siquiera te da la cara o te dice, no es mi culpa, aunque la era, algo esperaba  una explicación un te voy a recomendar a otro laboratorio, simplemente nada no dio la cara me jodio la vida.
 Muchos años después lo encontré, caminando por Chaclacayo, acompañado por una empleada que lo ayudaba a caminar, tenía un mal cardiaco  su familia lo había abandonado me pidió que lo ayudara con unos remedios que no había recogido, no recuerdo que le dije.
Llegue a mi casa , sin trabajo, sin saber qué hacer, algo tenía que buscar , el domingo a ver el comercio ,nada , llame a los amigos del trabajo anterior ,pedí  una cita para  ver si me tomaban de nuevo, ya  no era posible.
Esa semana la pase en casa, con mi esposa, no me queda otra, que pedirle el Volkswagen a mi padre y salir a buscarla, mientras me presentaba a otra chamba, mi viejo me había dicho varias veces en el hospital se están jubilando las farmacéuticas, anda preséntate, pero no estaban en mis planes chambear para el estado ni en un hospital, pero la vida es así te lleva por los caminos que te tiene deparados.
Hice taxi varios meses hasta que  conseguí nuevamente trabajo de farmacéutico. Fue una temporada, difícil los empleos comienzan a salir a principio de año normalmente, así que con el  Volkswagen emprendí la tarea de llevar el pan de cada día, frustrado por las malas decisiones  tanto título, profesional para estar en la caña. En  fin ya estaba embarcado y gracias a mi viejo tenía una herramienta de trabajo.
Me levantaba temprano y hacia colectivo para Lima,  estaba más o menos asegurada el comienzo tres, cuatro pasajeros ,salía para la gasolina de 84 y el desayuno   y allí dale que dale , no debía regresar con menos de 80 soles diarios era la consigna.
 Regresaba a casa plan de seis haciendo colectivo, siempre había cola y aseguraba, la comida. Me olvidaba contarles que me compre en un ambulante mi letrerito de hule de TAXI blanco con letras negras, le pones  poco de vaho o le pasas la lengua y se pega en el parabrisas y te transformas en taxi driver. Película con Robert de Niro y Jody Foster.

Escuchaba por las mañanas en la radio al hermanón Belmont  Habla el pueblo RBC o sino ponía al Ronco Gámez en radio Mar. aprender a cobrar, calcular el costo de la carrera, regatear el precio, fue un aprendizaje duro y rápido además las rutas  por donde ir por donde cortar y evitar las congestiones, a donde no ir,  a quienes no recoger. Cuáles eran los mejores sitios, es en Lima todo un tratado que la experiencia te lo agranda día a día.
El tiempo pasaba con altibajos pero siempre sacaba para el rancho, mientras seguía buscando  trabajo. Casi agarro uno de visitador médico en un laboratorio grande di como cuatro, exámenes al final quedamos tres un ingeniero una economista y yo, quedo la chica.
Una mañana tomando desayuno en una carretilla, con un taxista viejo, mientras me daba algunos consejos de dónde ir, hoteles, mercados me dijo algo porque me vio desanimado
–No dejes de salir nunca, has siempre tu rutina- me dijo el señor, yo vivo de esto hace veinte años y no he dejado un solo día, hasta enfermo he salido. El día que no salgas le faltas el respeto a tu trabajo que te da de comer, sal a la calle como sea, además tu eres tu jefe y lo que se me quedo grabado, en tu casa ni huesos hay, has como el perrito que sale a la calle  y siempre encontrara aunque sea un huesito.
Las experiencias no son buenas ni malas si sabes sacarle el provecho, o las aprecias, cientos de pasajeros la mayoría sin rostro, olvidables, no recuerdo cual fue el último servicio, pero fue en enero.
Un día por la tarde  subió una mujer por la Plaza Dos de Mayo  demasiada maquillada, lentes oscuros y un perfume barato,  -llévame al trocadero - me ordeno. Un burdel en el Callao.
 – Son 20 soles- conteste.
–vamos, dijo mientras acomodaba una bolsa grande de ropa.
Iba callada, sabía que tenía que ir por la Colonial, y no sabía exactamente cuál era la entrada,  así que le pregunte ¿Por dónde entro?
  ¿No conoces? Dijo como si debiera conocerlo, entra a la derecha  dos cuadras, y el primer pasaje entras. Así fue, llegamos entonces  me dice
 –si quieres te pago con un servicio – mientras abría la puerta y llamaba gritos a un tal culebra.
Me entro miedo, y atine a decir  - no gracias-  prefiero la plata, saco de su busto un monedero y saco dos billetes doblados  húmedos y me los acerco con indiferencia –te lo pierdes. Me dijo mientras un sujeto con aspecto patibulario   le ayudaba con la bolsa.   
Salí disparado a pesar que un par de tipos  ebrios me llamaban.
En otra oportunidad en centro de Lima un hombre joven de saco y corbata me para cerca a palacio de gobierno, conde de Superunda la calle, allí estaban las oficinas de electro Perú, hora del almuerzo me pide llevarlo al cruce de Manco  Capac con México, en la Victoria, lo lleve  después de pactar el precio,  lo veo por el retrovisor y lo reconozco, es un ingeniero que vivía en Chosica, él no me conoce  o no me reconoce.
Llegamos, a una calle angosta con varios callejones y casitas viejas me pide que lo espere, la de regreso es otra carrera, regresa rápido sube y  me pide que lo deje en el lugar que lo recogí.
-no te molesta si fumo me pregunta- mientras enciende un cigarrillo –
El olor no es tabaco, es un olor dulzón, tampoco es marihuana, está fumando pasta. Me da miedo, me para la policía y nos mete a los dos en el problema, me quedo callado, mientras fuma con avidez,  llegamos me paga, se pone unos lentes negros se arregla la corbata e ingresa a las oficinas  la hora de refrigerio ha terminado, los empleados ingresan soñolientos.
Una  cada vea que la recuerdo me da risa, fue la que me paso por Surquillo,  avenida Angamos casi llegando al zanjón las siete de la noche ya estaba por terminar un mal día .
La luz roja me para en una esquina paradero, ya cansado buscando una carrera que me acerque al centro. La gente parada esperando su bus, de pronto veo una mujer alta hermosa  de formas exuberantes, pantalones ceñidos  casaca corta de cuero y tremendo escote, la gente la observa el semáforo todavía en rojo, por hacer algo que me saque del cansancio de la rutina, le toco el claxon y la piropeo
   ¿a dónde vas preciosa, te llevo? Mientras espero que cambie la luz del semáforo,  la mujer de unos treinta y tantos años se acerca,   el corazón se me acelera, el pie en el acelerador me empieza a temblar, ¿ahora qué hago  arranco y me voy? Y  la luz no cambia, -hola. Me dice,  mientras abre la puerta yse sienta.
-hola, contesto  ¿para dónde vas?
 –no sé tú dirás.
Cambia la luz y salgo el pie me sigue temblando, voy como para Lima.
Conversamos y le  digo ¿por dónde vives? – Por el Obelisco ¿conoces? Me responde coqueta, en el Callao, en  mi vida había ido al Obelisco,  me jodi pienso, como la bajo,  y me hablaba agarras por acá llegas a la avenida tal y ya, una hora para llegar y me hablaba y me contaba cosas,  me dio su teléfono, me vendió una colonia yambal y se bajó.
 –Chau gracias-.cerro la  sonrió me dio la espalda y se perdió.
Casi las nueve de la noche, me había gastado la gasolina tiempo y tenía una colonia que apestaba, y estaba al otro extremo de mi casa , tuve que hacer cuatro carreras más para recuperar  a las 11 en el paradero a Chosica , al menos a esa hora subía la tarifa, nunca más me puse de galán  al taxiar.

Uno de mis últimos servicios fue una tarde como a las tres estaba cansado resfriado y decidí regresar a Chosica pare el carro en el paradero de los colectivos,  al frente estaba el bar de japonés me tome una inca cola con un sanguche de almuerzo, no había gente de regreso. En la puerta estaba parado un hombre bajito de lentes, lo reconocí el alcalde de Lima Don  Alfonso Barrantes más conocido como frejolito.
Me acerque y lo salude compañero  Barrantes va para Chosica? Le pregunte.
–Si me dijo, voy al entierro del compañero Franco- con su parsimonia característica. ¿Me lleva?, estoy retrasado, le pago todo  los asientos. El Doctor Alejandro Franco viejo Chosicano farmacéutico tenía su farmacia en la calle comercial. Era un respetado miembro de la comunidad y militante comunista.
Y así me regrese   con el alcalde de Lima conversando, llegamos al velorio lo lleve al cementerio de Santa Eulalia allí lo deje con el alcalde de izquierda unida que lo acompaño.
 Diciembre fue un buen mes trabaje duro de tarde y noche hasta el 24 por la noche, las carreras aumentaron y las tarifas también. Logre juntar plata hasta para algún regalo para mis hijas y mi esposa.
Poco después conseguí trabajo y deje el taxi, para siempre. 
Mayo 2018

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