MIRIAM
Cuando el partido, me llevo solo tenía quince
años. Entraron de noche al pueblo y nos reunieron en la comisaria que habían volado
nos hicieron gritar viva presidente Gonzalo, viva guerra popular. El que
era mando, me miro y me jalo, mi mama se
puso a llorar, tres chicuchas más se llevaron,
caminamos toda la noche y dos días por el monte.
Vivimos
en el monte muchos meses, sembrábamos coca y yuca y nos cuidaba la camarada Norka,
era una mujer mala nos pegaba duro nos enseñaron a disparar el fusil la
pistola, a tirar dinamita sin miedo. Por las tardes leíamos pensamiento Gonzalo y guerra popular, nos hacían marchar
y cantar .Así pasaba nuestra vida, más de un año ha pasado. Y el mando,
camarada Kike viene solo de vez en cuando, de noche. Solo nos mira y nos da discurso de guerra popular. A los
chicos ya los han llevado a combatir a los cachacos .yo me quedo con la camarada
Norka cocinando y viendo la chacrita. Extraño
mucho a mi mamá y a mis hermanitos a mi papá no tanto porque era borracho a
veces quiero escapar pero del monte no se puede salir.
Un Domingo me llevaron a un pueblito cerca de
Vinchos allí está mi casa, entramos con ejército popular y gente
asustada salió pidiendo no los mataran pero mando ordeno que gobernador y su
mujer sean matados, ese día me dio pistola y me dijo mata este perro, yo
temblaba y lloraba.
.- dispara carajo- me grito
y me tiro cachetada.
-no disparas, te mato- me dijo despacito sus ojos estaban rojos.
Lo habían arrodillado y metido culatazo y salía
sangre de su cara, lloraba,
-suplicaba- no me mates mamita.
Dispare nomas y se cayó el señor, en la nuca y
no mires su cara me había enseñado la camarada Edith, yo la admiraba era joven
bonita su pelo largo tenia, venía a veces y se reía con nosotros pero me dijo -
tu eres comando de aniquilamiento muchacha,
el camarada Gonzalo te ha escogido-, nos contaba que había ido a la universidad
en Huamanga yo quería ser como ella mando, hablaba bonito y los hombres la
respetaban decían era famosa.
Después varias veces mate cachaquitos pena me
daba pero después me daban trago y me olvidaba pero tenía pesadillas .diosito
me castigaba.
El campamento era feo. Llovía mucho, y hacía
calor, la comida era solo yuca y café a
veces traían pájaros que cazaban o
cuyes. Escuchábamos radio, y
cantos y repetir gritos y escuchar
discurso de guerra popular camarada Kike
vino borracho una noche con otros compañeros me hicieron tomar con ellos y después
me llevo a su choza y me violo iba a cumplir diez y seis años. ,
toda la semana llore asustada, de allí
nomas me convertí en su mujer, cuando iba a llegar, un día antes me
avisaban y tenía que , bañarme ,cortarme las uñas, peinarme ,ponerme bonita
pues, y esa noche iba a su choza,
después me acostumbre y me gusto ,me trataban mejor.
Un día
me llevaron a Huamanga, a un cuarto , allí llegaba camarada Kike algunas noches
, me dieron la orden que fuera a la universidad a la facultad de farmacia y
escuchara clases, me mezclara con los estudiantes y copiara lo que hacían, dos
camaradas me enseñaron a arreglarme ,vestirme a caminar usar zapatillas tacos
ponerme bluyín, nos hicimos amigas y
vivía con ellas así pasaba el tiempo, pero no iba a marchas ni a reuniones, ni
nada de política.
Una
noche camarada Kike me ordeno ir a los sitios donde almorzaban comían los
cachacos, y que marcara a un capitán. Capitán Pepe. Para esto tanto estar con
el Kike, me había desarrollado cuerpo, ya no tenía cuerpo de chiquilla sino de
mujer, caderona tetona. Los cachacos me miraban me decían cosas cochinadas.
Pasaron
los meses , más de un año creo ,ya había
cumplido diez y siete , una mañana una
camarada me presento a un periodista –vas a ser su colega y compañera- me dijo.
Lo acompañaba, tomaba fotos, mandaba
cartas hablaba por radio, yo lo ayudaba
me trataba bien era callado el Andrés,
buena gente era, me trataba bien, nunca se aventó conmigo, caballerito era
pues, aunque camaradas decían –chimbombo limeño – y se reían.
Hasta
que nos llegó la orden un día al
almuerzo, siempre nos daban órdenes una o dos horas antes. Camarada Kike
llego con mando político militar así
decían ,yo no sabía bien que era ,pero todos obedecían callados, hablaba como
limeño, era guapo alto delgado, medio rubio
pelucón ,hipy le decían .barba y
ojos bonitos con pestañotas ,lindo era , jota le decían así nomás lo conocían .
-a
las cuatro sale convoy de ejercito – nos dijo a Andrés y a mi , en la mesa sitio del menú, Uds.,
solo van detrás en colectivo que dice
“quita que te tumbo” , Chevrolet blanco se suben a las tres , tu tomas fotos de lo que pase ,le dijo a
Andrés y la cuidas, me llevo a la puerta del baño , y me dijo – tu chamba es solamente
asegurar a capitán Pepe, y se fue.
Eso
quería decir que debía meterle balazo, rematarlo. Me asuste y me dio nauseas,
iba a haber emboscada y enfrentamiento, siempre hay muertos.
Las
del comando llegábamos después de
civil y rematábamos heridos y bala a
muerto por si acaso, no llevábamos nunca arma, no sé cómo siempre alguien se acercaba y me ponía
automática en la mano . Después alguien se acercaba y nos quitaba el arma, era
todo .alguien nos regresaba al pueblo, nunca sabíamos quién era ni mirábamos su
cara ni hablábamos, mientras menos supiéramos mejor. Nos dejaban en un cuarto
varios días otras desaparecían.
Íbamos
en carro viejo detrás de jeep de
cachacos asustados, unos chicos de la universidad también estaban teníamos que llegar a Ayacucho de día , como
a las cinco comenzó ataque, chofer paro
carro en seco y quiso voltear para regresar y se metió a zanja, los
chicos salieron corriendo , mucha bala y dinamita, todos gritaban ,con Andrés y
chofer nos tiramos al costado de carretera, justo con capitán Pepe y dos
cachaquitos, nos mirábamos , yo asustada ,acá me matan pensé, todo pasaba muy
rápido, dinamitazos ,gritos de heridos, metralleta.
Por
ratos silencio y otra vez, y el cielo se estaba oscureciendo, venia la noche, y
yo con el capitán que tenía que matar, en un momento rodamos juntos x zanjón de
lluvias, y nos quedamos solos.
Estábamos
muy juntos, pegaditos, sudados de miedo, me decía no hagas bulla o nos matan,
no sabía que yo era su enemiga. No era feo,
pelo rapado, musculoso, no muy alto. Respiraba rápido con pistola en mano la otra,
con el otro brazo me abrazaba.
Los
camaradas estaban cerca buscándolo. Los escuchaba, -perro maldito,
conchatumadre, te vamos a matar. , otra balacera y bala lo roza a capitán y por
poco me da, sentí silbido cerca de mi cabeza, yo lo
mordí para no gritar, me tenía bien abrazada, mis pechos contra el suyo.
No sé
bien que paso allí, me moví como para indicar donde estábamos las hojas secas sonaron y compañeros estaban a unos metros.
El capitán rastrillo y mi corazón se aceleró. , nos disparan a los dos
pensé, mejor me quedo quieta o ¿quería
proteger al capitán?, me cayó bien, su dentadura perfecta, nada de chacchadores
de coca, me quede quietecita y mis
pechos subían y bajaban y a pesar que estábamos a a un paso de morir, me calentó,
y él se dio cuenta y sentí como entre sus piernas un bulto crecía,
puse una pierna por encima de las suyas abriéndome sin mover una hojita
seca, hasta hoy no sé por qué.
Nos
pasaron casi por encima. Cerré los ojos
esperando nos balearan, no nos vieron, ya estaba oscuro.
Sentí su mano con la pistola en mi cadera .nos
besamos desesperadamente, con furia, olía a sudor, a macho, a miedo me gusto,
yo también estaba sudada y mojada. No sé cómo pero estábamos haciendo el amor
en silencio a lo bruto, como animales como me quede sin pantalón
no lo sé, fue intensísimo, lo mordí para no gritar y sentí sabor de la
sangre de su herida.
Nos
dormimos hasta cerca del amanecer, nos despertó el frio. Nos vestimos callados
nomas y seguimos en silencio había tenido relaciones con un extraño, con el
enemigo , y me sentía tranquila me volví a dormir. La niebla y las gotas que caían
de los arboles nos dio más frio y seguimos abrazados hasta q se hizo el día.
Salimos
despacito, pero ya no había nadie, olía a pólvora a jebe quemado y el silencio
y las palomas cantando, llegamos a la carretera, la niebla apenas dejaba ver los carros incendiados más allá los soldados
reagrupados en un camión quemado nos acercamos . Llego un convoy desde Ayacucho,
nos dieron frazadas, y café.
Me
di cuenta que no había hablado nada con el capitán Carlos que estaba lejos
conversando con otros oficiales no
miramos y subió en un jeep y a mí me
subieron en un porta tropas rumbo a Ayacucho , nunca más lo vi.
Hoy
vivo en Ica, mi hijo Carlos tiene ocho
años se parece a su padre.