No es que fuera mujeriego ni nada
por el estilo, Julio ya iba por su
cuarto o quinto compromiso y a todas las había amado intensamente en su
momento.
Andaba cerca de los setenta y ya
era abuelo por tercera vez, y a la vez padre por quinta, y es que desde que nos
conocimos en la adolescencia, era un tipo querendón, enamoradizo, de los
que no se andaban en términos medio o
amaba intensamente o no amaba nada, algunos le duraban semanas sin ser
correspondido sufriendo intensamente la incomprensión de que la mujer amada era
indiferente a sus suplicas de amor. De
un momento a otro con la filosofía de los optimistas olvidaba por completo a la
que fuera la razón de su vivir varios
cursos jalados además de hojas de hojas en sus cuadernos del colegio con
corazones con el nombre de ella.
Además de una clara posición
territorialista, ancestral según él le venía de familia, nadie podía ver a sus hermanas sin su consentimiento, ni a
las primas ni siquiera a las amigas y vecinas del barrio, si se aparecía un galán
que no era de sus pagos, salía a correrlo. Con el tiempo las mismas chicas le
hicieron entender que no era su tarea, ni nadie le había encomendado tal función, aceptó de mala gana pero siempre mirando feo
al foráneo.
Lo recuerdo la vez que en quinto
de media a la hora de salida íbamos en grupo, estudiábamos en un colegio mixto,
rumbo a nuestras casas cuando a las pocas cuadras habían dos muchachos de otro
colegio, esperando a dos amigas, no le gusto a Julio, pasó a su lado y de repente sin mediar palabras lo agarró a
golpes, se agarraron mejor dicho, los fuimos a separar porque además los conocíamos del pueblo, que
era chico.
-¿Por qué le has pegado? Le preguntamos
– me ha mirado feo- dijo lacónicamente, las
compañeras se fueron con los chicos con los que habían quedado en encontrarse,
era así de celoso, las quería a su manera,
media rara pero noble, era capaz de salir en defensa del débil sin conocerlo, varias palizas se había ganado
así, y cuando andábamos en grupo por el barrio, nos metía en problemas porque
según su particular forma de ver las cosas, cada uno en su barrio nada de intercambio
de amores interbarrios.
La primera esposa a la que amo con locura siendo novios, planificó una gran
boda -separó una de las iglesias más solicitadas con ocho meses de anticipación
- pensó invitar a todos sus amigos del colegio de la universidad del trabajo
del barrio, pero ella le metió un recorte de acuerdo a las economías vigentes.
Vivieron casados como quince años, tuvieron dos hijos hombres.
Pero su corazón lo traicionó , y
se enamoró otra vez perdidamente y para toda la vida. – te lo juro hermanito,
esta es la mujer de mis sueños, la adornaban todas las cualidades y no tiene ningún
defecto salvo los pies planos. Vivió un tórrido romance hasta que no pudiendo
vivir la dualidad, optó por separarse e irse a vivir con ella.
“la compañera” la pareja
perfecta, la mujer que todo hombre anhela, podía ir a jugar fulbito con los
amigos y ella lo recogía ya bien entrada la noche, con los amigos del trabajo
se quedaban de madrugada los viernes
siempre llevaba uno a tomar desayuno a casa, ella en silencio amorosa los atendía, y
cuando se dormía en el sofá lo arropaba hasta medio día que exultante
despertaba la llevaba a comer un
cebiche. Los fines de semana iban a ver a sus hijos y algunas veces los traía a
su nueva hogar.
Así era Julito,
ya por los noventa, en la época de los despidos era activo sindicalista, de ir a marchas, a
provincias llegando a ser dirigente nacional . Se ausentaba días
por los viajes y ella lo esperaba, hasta que vinieron los despidos y fue uno de
los que encabezó la lista de los que se quedaban sin trabajo, hizo la huelga de
hambre fue a todas las marchas, se
encadenó en la catedral, y pasaban las semanas venían la pensión del colegio y
alimentación a los hijos del primer compromiso, no le quedó otra que buscar trabajo
en un mercado deprimido sin derechos laborales además de los sueldos bajos.
Optimista incorregible decidió
hacer taxi, así vivió tres años
esforzados, en tranquilidad, lo veíamos poco, trabajaba casi todo el día
y las noches de viernes y sábado. Hasta que le salió un trabajo fijo, bastante
bien remunerado en ventas. El problema era que tenía que viajar a provincias de
forma seguida, por ese tiempo su segunda señora quedó en cinta y tuvo su tercer
hijo varón, entre viajes y cortos períodos en casa.
La economía había mejorado ,pero igual había
una boca más, así que se esforzaba al máximo con las ventas, trataba de extender
el mercado lo que significaba quedarse uno o dos días más ,en especial Arequipa
, buena plaza, muchos comerciantes de Tacna, Puno. En la vida como en el fútbol pasan cosas
a veces raras, el hombre propone y el diablo mete la cola se y arma la pampa, justo
cuando el suelo iba parejo. Vende aquí, vende allá su mejor cliente era un
hermosa puneña de trenzas largas gruesas hasta la cintura, cuarentona ella,
experimentada, exuberante, próspera comerciante con las cosas claras en la
cabeza.
Desde que vio al señor Julito, sus hormonas, sus genes
supieron que ese hombre , canoso de
bigotes gruesos, un poco más alto que el resto era lo que estaba buscando para
reproducirse , no por gusto había esperado tanto, y había despreciado a tantos paisanos que
habían pasado por su vida , ofreciendo juntar fortunas y camiones.
Y qué quieres que diga hermano,
las ventas había que mantenerlas, fue lo que me dijo cuándo me contó de su
nueva conquista, aunque en realidad era
él el conquistado, o esclavizado, todo depende de cómo se quiera ver. No
solo le vendía bien, sino que ella obligaba a medio mundo en el mercado a comprarle.
Lo único que pedía era que no durmiera en el hotel y pasará las noches en su
casa de cuatro pisos, fogosa la mujer y el que no sabía decir no , se
convirtieron más que amantes en pareja mientras estaba en Arequipa, lo convenció de renunciar y convertirse en vendedor libre, ganando mucho, y quedarse más días en el
negocio, claro mas dias lejos de Lima también, la próspera comerciante , sabia de la familia que tenía en Lima pero no objetaba
nada, hasta en una de esas quedo encinta
, el cuarto ,por lo menos viene con su
pan bajo el brazo pensó Julio, el único problemita era desdoblarse un tiempo en
Arequipa otro en Lima, sucedió que no iban a ser cuatro sino cinco , tuvieron
mellizos lo que los amigos paisanos clientes celebraron a lo grande.
Pasaron los años, los chicos
crecieron los dos primeros terminando la
universidad, el tercero en secundaria por acabar cuatro y cinco adolescentes. Manejaba bien las
dos casas, plata había el trajín, el stress los viajes afectaron su salud la presión alta y algunos pequeñas fallas en
ese corazón inmensamente amoroso. Le hicieron tomar una decisión no podía
seguir con las dos casas, obvio lo de Arequipa
era prioridad por lo económico, los niños adolescentes requerían una
figura paterna más tiempo, sugirió la mujer que seguía trabajando duro.
Me lo contó ,me había quedado
conociendo al tercero y ahora me contaba que tenía dos más y que lo perdonara
por no contármelo a su amigo del alma, pero la necesidad de mantener el secreto
lo había hecho necesario, me llamo de Arequipa donde ya se había instalado
definitivamente a vivir , me llamaba para contármelo e invitarme a su boda civil nomas ,si es
que podía ir, y para preguntarme si el sildenafilo podría afectar su amoroso
corazón que cansado , le metia sustos de vez en cuando.
Ya andábamos por los sesenta y
pico cuando nos encontramos en Lima me presento a una muy linda mujer a la que doblaba en edad y
embarazada – qué quieres que diga así es la vida, era empleada en una de la tiendas,
la poderosa empresaria los había botado a los dos con una mano adelante y la
otra buscando chamba. Lo había tenido claro desde el principio a don Julito lo
había conseguido con fines reproductivos y sus hijo eran dos hermosos jóvenes,
estudiando el bachillerato en Los Ángeles para eso se había deslomado trabajando
desde chica.
Cuando nació, la última de sus vástagos
tenía nietos de 5 años, nos encontramos mientras yo llevaba a mi último nieto al
colegio conversamos brevemente y se despidió
diciéndome.
–Que vamos hacer cholito tirar
para adelante - con el optimismo que lo caracterizaba, iba al hospital para las
vacunas de la criatura y le chequearan ese amoroso corazón amoroso.
abril .
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