TAXI DRIVER
a la fuerza.
No siempre salen las cosas como
uno quiere. Hay cosas que pasan, decisiones que se toman mal y se termina taxiando.
Había salido de la universidad
con el título reluciente, sin currículo sin experiencia pero el optimismo al
tope ,llena el panorama y la suerte y
los dioses me sonreían amablemente, los vientos
son propicios todo era felicidad.
Un aviso en el Comercio,
prestigioso laboratorio extranjero
requiere profesional farmacéutico para jefe de almacén enviar currículo a
recepción del diario, yo mismo soy, había sido
el primero en sacar el título en mi universidad dos hijas habían
apresurado mi vida apresurada , así que no había muchos en competencia, la
facultad de San Marcos tenían retrasos administrativos , y las jefaturas de almacén
no eran puestos muy atractivos para químicos farmacéuticos, corría casi solo en
la lucha por el puesto, así es la vida , la alineación de los
planetas , el biorritmo, el horóscopo.
Mi única experiencia anterior
eran 10 meses como propagandista médico a medio tiempo en el Laboratorio Bayer,
era mientras preparaba mi tesis, pero fue el debut en las grandes ligas, me entrevistaron, recuerdo con una sonrisa ,cuanta
inexperiencia . Trabajo que conseguí
viendo el Comercio.
¿Qué medicamento de Bayer conoce? Un vacío en el estómago, buscando en la
memoria alguno y no aparecían de pronto un bombillo se enciende.
Tímidamente apunto -¿Baygón?
Bueno si es Bayer es bueno, suena
en mi cerebro, mientras el entrevistador no sabe si reír o botarme.
¿Nada más? Pregunta serio el señor Wehlls, un
un hombre bajito, gordo, pelado y muy simpático el jefe de los propagandistas.
- No, pero puedo aprender-
respondo y guardo silencio pensándome
derrotado que tendrá que ver Baygon insecticida con medicamentos, la fregué y
me acorde de la propaganda dela
televisión el hombre que se hace chiquito, sonreí.me contrataron con otros 5
bachilleres de farmacia todos ellos de San Marcos yo nomas de San Luis Gonzaga
de Ica.
Durante ese año supe lo difícil que es esa chamba de visitar
médicos con tantas personalidades, clientelas, especialidades algunos difíciles que simplemente no recibían
o lo hacían en la puerta otros te daban un minuto para soltar tu
rollo otros que te pedían tal o cual
medicamento no olviden que si es Bayer
es Bueno, fue parte del aprendizaje y muy útil. Algún día les contare.
Un domingo nuevamente leo un aviso en el Comercio. Mande
mi escuálido currículo en un sobre de manila había que dejarlo en el mismo diario el
Comercio.
Me llamaron a la entrevista en el
laboratorio y me entrevisto el gerente de planta un químico farmacéutico gordo canoso colorado italiano el Doctor Gianni Rossi. Recuerdo una larga
conversación amical donde me conto sus recuerdos de la segunda guerra mundial ya
al terminar me pregunta
-¿De qué signo eres?-
-Sagitario- respondí rápidamente.
– el lunes comienzas la entrada es a las siete
de la mañana. Así eran las cosas de impredecibles nacer en Noviembre, era una
cualidad impensable pero útil.
Yo vivía en Chosica, había que
levantarse a las cinco, en invierno con unas neblinas que no se veía media
cuadra, fue un año lindo comenzar de jefe
del Almacén de materia prima, empaque ,propaganda, medicamento a granel, medicamento terminado ,
muestras médicas, y recepción de los víveres para el comedor. Yo mismo era.
Todo iba bien, la vida me sonreía,
profesional joven en el mejor laboratorio, bien pagado, bien considerado.
Pero la ambicia como dice Juanito
“no me amargas” Vargas, -también conocido como “carretita” en jerga criolla
antigua, , significa amigo- te gana, la falta de experiencia, paciencia y
no falta el demonio que mete la cola y te tienta.
Un colega viejo que vivía en
Chaclacayo socio del club que compartíamos
después de un partido de frontón tomando
desayuno, me dice un día...
¿Cómo te va en Roche?
–Bien muy bien – le contesto.
-Oye y si te vienes a trabajar conmigo,
soy jefe de producción del laboratorio X, sin conocer a nadie te va bien.
Conmigo entras a planta, ya de químico farmaceutico te vas arriba–
Me quedo pensando me sentí halagado, mala cosa la vanidad viendo el futuro, además estaba en la carretera central, más cerca a casa. La vara pesa, en el Perú
las recomendaciones valen.
-Le contesto el próximo domingo –
digo pero ya me dejo instalada la duda.
Acepte, salí del paraíso sin llegar a mis
vacaciones, me la jugué, porque ni siquiera me iba por un mejor sueldo sino por
las perspectivas, para comenzar no me pusieron en planta de producción, sino, pucha, en el almacén.
Era otro régimen, donde había
perdido el estatus que tenía, menos personal, menos atribuciones, de un
principio no me gusto, trabajaba allí un amigo de la universidad Jaime un pata
correcto, tranquilo, el si se había acoplado, por su carácter creo, además estaba en planta que es más
entretenido.
No me hallaba en esa chamba rutinaria, me caía pesada, no lograba
empatar con la gente, salvo con dos sordomudos que jugaban pelota como los
dioses de memoria, tenían una intuición, nos comprendíamos, lógico, sin hablar que
es la mejor comunicación. Además tenía que llegar de saco y corbata, por las
puras porque después me ponía la ropa de faena.
Pasaron tres meses y un viernes
no recuerdo el mes, Septiembre probablemente, viernes Era quincena y pasábamos por caja, cerré el almacén
deje las llaves y cambiado salí, a veces desde el gerente hasta el más humilde
empleado pasábamos por un cuartito y nos revisaban a mí me parecía humillante un policía contratado no metían una
cacheada manos arriba contra la pared.
Me llamo el gerente
administrativo y me dice
-por encargo de Carlos- el tipo
que me llevo, te informo que hasta el día de hoy nomas trabajas.
Esas noticias, que te dejan mudo,
como que se te abre el suelo, la negación
primero, no, no puede ser .me sobrevino una ligera nausea.
–ha llegado una carta de la central de Suiza,
y anulan la contratación, hay un acuerdo de los laboratorios de no llevarse profesionales entre ellos. Me dijo serio,
-pasa por caja está tu liquidación.- siento
mucho tener que darte yo esta noticia.
Se paró y se fue. Salí como un
sonámbulo, me pare en la carretera a esperar un carro, no tome
El ómnibus de la empresa, ¿Qué
hago que vamos a comer? Antes de los tres meses no tienes estabilidad laboral,
ni como reclamar, y el tipo ni siquiera te da la cara o te dice, no es mi
culpa, aunque la era, algo esperaba una explicación
un te voy a recomendar a otro laboratorio, simplemente nada no dio la cara me jodio
la vida.
Muchos años después lo encontré, caminando por
Chaclacayo, acompañado por una empleada que lo ayudaba a caminar, tenía un mal
cardiaco su familia lo había abandonado
me pidió que lo ayudara con unos remedios que no había recogido, no recuerdo
que le dije.
Llegue a mi casa , sin trabajo,
sin saber qué hacer, algo tenía que buscar , el domingo a ver el comercio ,nada
, llame a los amigos del trabajo anterior ,pedí
una cita para ver si me tomaban
de nuevo, ya no era posible.
Esa semana la pase en casa, con
mi esposa, no me queda otra, que pedirle el Volkswagen a mi padre y salir a buscarla,
mientras me presentaba a otra chamba, mi viejo me había dicho varias veces en
el hospital se están jubilando las farmacéuticas, anda preséntate, pero no
estaban en mis planes chambear para el estado ni en un hospital, pero la vida
es así te lleva por los caminos que te tiene deparados.
Hice taxi varios meses hasta
que conseguí nuevamente trabajo de
farmacéutico. Fue una temporada, difícil los empleos comienzan a salir a
principio de año normalmente, así que con el Volkswagen emprendí la tarea de llevar el pan
de cada día, frustrado por las malas decisiones tanto título, profesional para estar en la
caña. En fin ya estaba embarcado y
gracias a mi viejo tenía una herramienta de trabajo.
Me levantaba temprano y hacia
colectivo para Lima, estaba más o menos
asegurada el comienzo tres, cuatro pasajeros ,salía para la gasolina de 84 y el
desayuno y allí dale que dale , no
debía regresar con menos de 80 soles diarios era la consigna.
Regresaba a casa plan de seis haciendo colectivo,
siempre había cola y aseguraba, la comida. Me olvidaba contarles que me compre
en un ambulante mi letrerito de hule de TAXI blanco con letras negras, le pones
poco de vaho o le pasas la lengua y se
pega en el parabrisas y te transformas en taxi driver. Película con Robert de
Niro y Jody Foster.
Escuchaba por las mañanas en la
radio al hermanón Belmont Habla el
pueblo RBC o sino ponía al Ronco Gámez en radio Mar. aprender a cobrar,
calcular el costo de la carrera, regatear el precio, fue un aprendizaje duro y
rápido además las rutas por donde ir por
donde cortar y evitar las congestiones, a donde no ir, a quienes no recoger. Cuáles eran los mejores
sitios, es en Lima todo un tratado que la experiencia te lo agranda día a día.
El tiempo pasaba con altibajos
pero siempre sacaba para el rancho, mientras seguía buscando trabajo. Casi agarro uno de visitador médico
en un laboratorio grande di como cuatro, exámenes al final quedamos tres un
ingeniero una economista y yo, quedo la chica.
Una mañana tomando desayuno en
una carretilla, con un taxista viejo, mientras me daba algunos consejos de dónde
ir, hoteles, mercados me dijo algo porque me vio desanimado
–No dejes de salir nunca, has
siempre tu rutina- me dijo el señor, yo vivo de esto hace veinte años y no he dejado
un solo día, hasta enfermo he salido. El día que no salgas le faltas el respeto
a tu trabajo que te da de comer, sal a la calle como sea, además tu eres tu
jefe y lo que se me quedo grabado, en tu casa ni huesos hay, has como el
perrito que sale a la calle y siempre encontrara
aunque sea un huesito.
Las experiencias no son buenas ni
malas si sabes sacarle el provecho, o las aprecias, cientos de pasajeros la
mayoría sin rostro, olvidables, no recuerdo cual fue el último servicio, pero
fue en enero.
Un día por la tarde subió una mujer por la Plaza Dos de Mayo demasiada maquillada, lentes oscuros y un
perfume barato, -llévame al trocadero -
me ordeno. Un burdel en el Callao.
– Son 20 soles- conteste.
–vamos, dijo mientras acomodaba
una bolsa grande de ropa.
Iba callada, sabía que tenía que
ir por la Colonial, y no sabía exactamente cuál era la entrada, así que le pregunte ¿Por dónde entro?
¿No conoces? Dijo como si debiera conocerlo, entra a la derecha dos cuadras, y el primer pasaje entras. Así
fue, llegamos entonces me dice
–si quieres te pago con un servicio – mientras
abría la puerta y llamaba gritos a un tal culebra.
Me entro miedo, y atine a
decir - no gracias- prefiero la plata, saco de su busto un
monedero y saco dos billetes doblados
húmedos y me los acerco con indiferencia –te lo pierdes. Me dijo
mientras un sujeto con aspecto patibulario
le ayudaba con la bolsa.
Salí disparado a pesar que un par
de tipos ebrios me llamaban.
En otra oportunidad en centro de
Lima un hombre joven de saco y corbata me para cerca a palacio de gobierno, conde
de Superunda la calle, allí estaban las oficinas de electro Perú, hora del
almuerzo me pide llevarlo al cruce de Manco
Capac con México, en la Victoria, lo lleve después de pactar el precio, lo veo por el retrovisor y lo reconozco, es
un ingeniero que vivía en Chosica, él no me conoce o no me reconoce.
Llegamos, a una calle angosta con
varios callejones y casitas viejas me pide que lo espere, la de regreso es otra
carrera, regresa rápido sube y me pide
que lo deje en el lugar que lo recogí.
-no te molesta si fumo me
pregunta- mientras enciende un cigarrillo –
El olor no es tabaco, es un olor dulzón,
tampoco es marihuana, está fumando pasta. Me da miedo, me para la policía y nos
mete a los dos en el problema, me quedo callado, mientras fuma con avidez, llegamos me paga, se pone unos lentes negros
se arregla la corbata e ingresa a las oficinas
la hora de refrigerio ha terminado, los empleados ingresan soñolientos.
Una cada vea que la recuerdo me da risa, fue la
que me paso por Surquillo, avenida
Angamos casi llegando al zanjón las siete de la noche ya estaba por terminar un
mal día .
La luz roja me para en una
esquina paradero, ya cansado buscando una carrera que me acerque al centro. La
gente parada esperando su bus, de pronto veo una mujer alta hermosa de formas exuberantes, pantalones
ceñidos casaca corta de cuero y tremendo
escote, la gente la observa el semáforo todavía en rojo, por hacer algo que me
saque del cansancio de la rutina, le toco el claxon y la piropeo
– ¿a dónde
vas preciosa, te llevo? Mientras espero que cambie la luz del semáforo, la mujer de unos treinta y tantos años se acerca, el
corazón se me acelera, el pie en el acelerador me empieza a temblar, ¿ahora qué
hago arranco y me voy? Y la luz no cambia, -hola. Me dice, mientras abre la puerta yse sienta.
-hola, contesto ¿para dónde vas?
–no sé tú dirás.
Cambia la luz y salgo el pie me
sigue temblando, voy como para Lima.
Conversamos y le digo ¿por dónde vives? – Por el Obelisco ¿conoces?
Me responde coqueta, en el Callao, en mi
vida había ido al Obelisco, me jodi pienso,
como la bajo, y me hablaba agarras por acá
llegas a la avenida tal y ya, una hora para llegar y me hablaba y me contaba
cosas, me dio su teléfono, me vendió una
colonia yambal y se bajó.
–Chau gracias-.cerro la sonrió me dio la espalda y se perdió.
Casi las nueve de la noche, me
había gastado la gasolina tiempo y tenía una colonia que apestaba, y estaba al
otro extremo de mi casa , tuve que hacer cuatro carreras más para
recuperar a las 11 en el paradero a
Chosica , al menos a esa hora subía la tarifa, nunca más me puse de galán al taxiar.
Uno de mis últimos servicios fue
una tarde como a las tres estaba cansado resfriado y decidí regresar a Chosica
pare el carro en el paradero de los colectivos, al frente estaba el bar de japonés me tome una
inca cola con un sanguche de almuerzo, no había gente de regreso. En la puerta
estaba parado un hombre bajito de lentes, lo reconocí el alcalde de Lima
Don Alfonso Barrantes más conocido como
frejolito.
Me acerque y lo salude compañero Barrantes va para Chosica? Le pregunte.
–Si me dijo, voy al entierro del
compañero Franco- con su parsimonia característica. ¿Me lleva?, estoy retrasado,
le pago todo los asientos. El Doctor
Alejandro Franco viejo Chosicano farmacéutico tenía su farmacia en la calle comercial.
Era un respetado miembro de la comunidad y militante comunista.
Y así me regrese con el
alcalde de Lima conversando, llegamos al velorio lo lleve al cementerio de
Santa Eulalia allí lo deje con el alcalde de izquierda unida que lo acompaño.
Diciembre fue un buen mes trabaje duro de
tarde y noche hasta el 24 por la noche, las carreras aumentaron y las tarifas
también. Logre juntar plata hasta para algún regalo para mis hijas y mi esposa.
Poco después conseguí trabajo y
deje el taxi, para siempre.
Mayo 2018