GUARDIAS NOCTURNAS
Ha pasado muchos meses que no voy a trabajar al hospital,
primero fue por descansos médicos por un problema oncológico, cuando tenía
planeado regresar en junio, ya estaba la pandemia, y a los mayores de 65 y
enfermedades consideraron protegerlos y que no vayan a trabajar.
Para septiembre dijeron, podrán regresar, ya tenía más de un
año en casa, después nos han dicho diciembre. Y el gobierno tenía dispuesto,
por ser grupo de riesgo, no salgamos. Se habla de una segunda ola de contagios,
¿podremos regresar?
En estos días me abrumo la melancolia , en especial por las
guardias nocturnas, entrar a las 20.00 horas y salir al día siguiente a las
8.00 ,me gustaba trabajar de noche, llegar firmar asistencia llegar a MI
farmacia , con el técnico o técnica revisar los stock , preparar los
medicamentos de mayor salida en en el mostrador o cerca para no caminar tanto ,
en la farmacia de adultos los espacios son amplios, paracetamol ibuprofeno diclofenaco, los sueros , y otros, verificar
narcóticos, de pronto se acercaba las 10 de la noche, dependiendo el técnico o
la técnica ponían la radio o no movían
el
, cuando regresaba el técnico, había estado atendiendo solo
días con suerte poca gente otros con aglomeraciones, pero allí al pie del
mostrador. dial.
Comenzaba el horario de ir cenar, primero iba el técnico,
luego yo, en los últimos tiempos como el
comedor estaba lejos, comencé a llevar algo de casa, mi café, galletitas cream cracker,
coca cola, existe un espacio en la farmacia para tomar el refrigerio.Comía lo que traía
de casa y mi café, solo en el ambiente de refrigerios, hoy cierro los ojos y me veo allí con la puerta junta, uniformado, comiendo
despacio no recuerdo en qué pensaría, salía y con el técnico o técnica ya nos
daba las 12 de la noche, ordenábamos las recetas atendidas, se digitaban atendíamos
un rato juntos conversábamos dependiendo el técnico o técnica, los hay
conversadores y los callados, a esa hora solía bajar la afluencia y nos permitía
alternar un descanso prefería descansar yo primero, mientras mi compañero o
compañera daba una pestañada, que se interrumpía a veces por la atención de
narcóticos o llamadas de los pisos por alguna consulta por algún fármaco u otro
problema. A las 3, 3 y 15 me hacía cargo hasta las 6 que la técnica dejaba su descanso,
aunque siempre se le podía llamar por alguna emergencia como llevar algún
medicamento a piso u otro inconveniente que apareciera.
A las seis de la mañana comenzábamos a devolver los
medicamentos a sus sitios ordenar y contar recetas, ingresaba temprano la
digitadora a terminarla y sacar los consumos y stock para verificar estén bien.
Varios de los técnicos con los que hacia guardia ya cesaron,
un colega ceso en plena pandemia, otros por límite de edad se retiraron, otros
prefirieron dejar de hacer guardias.
Me gustaba estar solo a partir las tres de la mañana sino había
pacientes leía algo, sentado en el mostrador, algunas veces se escuchaban
ruidos como que movían medicamentos o pasos, nunca supe que fueron, pero algo
de miedo daban. Entraba el personal de limpieza en la madrugada, la gran sala
de espera por lo general casi vacía, había un personaje pintoresco, paciente
que llegaba todas las noches cerca de las 12 y con su frazada se ponía a dormir
en las sillas.
Atendíamos a los pacientes ambulatorios por un sector y a
los técnicos y enfermeras por otro lado, el sector de atención interna se
congestionaba un poco antes de las doce para la medicación nocturna y luego disminuya.
Igual los atendíamos con algunos trabajamos muchos años, nos tocó feriados,
domingos sábados, y conversábamos un poco.
Cuando hacia las guardias en pediatría, la afluencia era
menor que en la otra farmacia pero la rutina era igual, lo que me gustaba de
esa farmacia es que el mostrador de atención daba al aire libre y de frente al
este , y me encantaba ver como comenzaba a clarear, cerca había unos árboles
sembrados , pero en un patio del sótano
de rehabilitación , de forma tal que
la arboleda alta estaba relativamente más
cerca de la farmacia y los pajaritos que cantan a las primeras luces apenas
perceptible, comenzaba el día, en esa farmacia veía cada amanecer, cuando
estaba claro decenas o cientos de
gaviotas que venían de las playas iban hacia el nor oeste, huaycoloro, regresaban por las tardes cuando comenzaba a
oscurecer, a veces las veía cuando me tocaba turno tarde o desde mi
departamento.
Me encantaba las noches de luna, por que abría la puerta salía
al patio y veía el transito lunar nocturno que me provocaba ciertas emociones
extrañas, solo en un patio en un hospital en la madrugada viendo la luna.
Hoy alejados meses de hospital y las guardias, siento
nostalgia, nunca pensé que era viejo, o no podía hacer cosas como cargar cajas
de suero, a los 63 me retiré de los campeonatos de fulbito entendiendo que era
dar mucha ventaja un jugador veterano en un sitio tan importante, no porque me sintiera
mal o tapara menos, igual seguí jugando, pero ya no campeonatos, hay una edad
que uno debe saber que puede comenzar a ser una carga, más que un apoyo.
Hoy con la pandemia tanto tiempo fuera de las guardias de emergencia, con ganas de volver a trabajar, la nostalgia me invade, sé que han contratado gente joven –ley de la vida- otros colegas se han retirado, y cuando vuelva si vuelvo, me pregunto ¿será distinto seguiré haciendo guardias?
¿ Que pasara? Cada noche desde mi dormitorio veo iluminado el hospital a unas 15 cuadras, y recuerdo las noches caminando solo por sus pasillos oscuros, o cambiándome de ropa en el vestuario ¿es que ya seré un fantasma?